Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Zamiatin
SI la hucha de las pensiones revienta, no solo este, cualquier gobierno recibirá un enorme, un trágico castigo electoral. Así es de sencillo. El Fondo de Reserva de la Seguridad Social lo creó Felipe González cuando los partidos entonces reinantes, PSOE y PP, firmaron el Pacto de Toledo. Luego, Aznar dejó esa especie de "hucha de las pensiones", que es como se le suele denominar, con 20 000 millones de euros. Con Zapatero, fueron los socialistas quienes más dotaron el fondo, llegando a sumar 65 000 millones de euros. Y esa halagüeña dotación formó parte de la "herencia recibida" por Rajoy cuando llegó al poder. Ahora, el despilfarro, la utilización indebida e inadecuada de esos dineros y las múltiples, variadas y sistemáticas corrupciones del PP han agotado todas aquellas aportaciones y ya solo se sostiene con los réditos que en su día se obtuvieron al invertirlas en deuda del Estado. El fondo original ya no existe. Solo existen los intereses que entonces produjo. Y es de donde se están surtiendo las pensiones actuales. De tal manera que hacia finales de 2017 -no dentro de veinte o treinta años, como decían los economistas de derechas hace solo unos meses: dentro de apenas año y medio- ya no quedará dinero para las pensiones. Los pensionistas cobran una media de entre 600 y 700 euros mensuales, pero la inmensa mayoría de las pensiones son de muchísimo menos dinero que ese. Con ellas muchos mantienen el escuálido poder adquisitivo de sus familias, ayudando a los hijos en paro o en situación laboral precaria -lo que es muy frecuente con la reforma laboral que ha hecho Rajoy-, acogiéndolos en sus casas y financiando, incluso, estudios a los nietos. Un solo mes que falle el cobro de la pensión supone para la inmensa mayoría un descalabro. Si hay gobierno que sea capaz de arrostrar semejante desastre, que se atenga a las consecuencias. El sistema de pensiones, ese que en todos estos años del PP se ha venido tildando de insostenible, ahora nos vamos dando cuenta de que es uno de los pilares de la economía. Sencillamente, el tinglado se mantiene a costa de las pensiones y de los pensionistas. Un fallo en las pensiones es un torpedo en la línea de flotación del sistema. Si Rajoy sigue sacando el dinero de los pensionistas para parchear su ineptitud y el de sus ministros económicos pues habrá que echarlo. Es lo que hay. El que avisa no es traidor.
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