Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Apesar de sus nombres populares, el jurel no es el macho de la jurela. Es más, ni siquiera son primos a juzgar por sus nombres y apellidos científicos: “caranx rhonchus” el jurel blanco mediterráneo y “trachurus trachurus” la jurela. Aunque se parecen bastante, tienen suficientes diferencias como para distinguirlos. El jurel blanco tiene la piel plateada y la jurela presenta tonos verdosos en el lomo y una raya amarilla a todo lo largo de ambos costados. También hay otro jurel más oscuro, que aquí solíamos llamar jurel gitano, que procede de pesquerías de altura y abunda más en las costas atlánticas. La forma de los tres es similar pero la jurela es más grande, suele pasar del medio kilo y a veces llega al kilo. Algunos la llaman el besugo del pobre, porque es relativamente barata, pero me parece que su carne es de calidad superior a la del voraz.
Pero lo más importante es que tanto el jurel como la jurela, además de baratos, tienen carnes prietas y sabrosas, y son muy saludables por su contenido en omega 3 y similares, ya que son pescados azules. El jurel blanco lo solemos comer a la parrilla o, especialmente los más chicos, frito. También es (era) uno de los preferidos para hacer el típico pimentón de Almería. La jurela, por su tamaño y calidad es ideal para la no menos almeriense cuajadera. No hay todos los días, ni mucho menos, pero siempre que la veo en la plaza me llevo una o dos. Me la suelo hacer a la plancha, sacándole los dos lomos limpios para cocinarlos con la piel para abajo y tapados. No hay que dejar que se hagan mucho porque, como todos los pescados y en especial los azules, se quedan estropajosos. Así que, cuando se ve que la carne está blanqueando, se quita del fuego, se le da la vuelta y se deja dorar y templar en la misma sartén con un poco de sal gorda sobre la piel.
El jueves la probé casi cruda, marinada y aliñada con un ajoblanco líquido, y me quedé enganchado. Fue en el Taberna Añorga y pienso ir de vez en cuando a ver si la tienen porque, ya digo, no es pescado que abunde. La acompañé con una manzanilla de larga crianza. Creo que también iría bien con un cava o champagne muy secos. Y si van ustedes a C’a Joseba y no tienen jurela ese día, se toman el excelente lomo de salmonete, limpio, dorado y crujiente. O alguno de sus clásicos, como merluza y bacalao, que nunca defraudan.
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