NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Un milagro por Navidad: salvemos al país
En un claro de la floresta pirenaica, el rey Louie baila como un poseso con una cáscara de plátano por corona. Gira en torno a sí, y vuelve a girar, una y otra vez, mientras canta que quiere ser como tú a ritmo de charlestón. Un detalle importante, canta siempre en catalán. Los músicos son antiguos miembros de la Cobla de La Bisbal. Un día se radicalizaron y se negaron a seguir tocando sardanas. Así que tiraron hacia las simas de la vegetación pirenaica, asilvestrados e indómitos. Por mero azar tropezaron con Louie. Los dejó cegados y sobrecogidos, tanto que pusieron de inmediato a su servicio.
Louie no es un orangután propiamente dicho, a pesar de lo que se ha contado, e incluso de como lo filmó Disney en El libro de la selva. Mucho menos es un descendiente del mítico Copito de Nieve, el excepcional simio albino que albergó el zoo de Barcelona. Esa es una invención más de los de Nova Historia, una colección de pseudointelectuales que suelen frecuentar a los aposentos pirenaicos. Louie es un mono común, incluso podríamos decir que es un simio tendencialmente hortera. Pero, no se sabe muy bien cómo, el caso es que ha logrado reunir una corte de fieles para los coros a sus cánticos.
Hace no mucho tiempo solían aparecer por allí ejemplares de Baloo, osos ibéricos de apariencia anodina, pero empoderados, transportando mensajes de un humano, Mowglie, el dueño del secreto del fuego, el ansiado sueño de Louie. Mejor no imaginar qué podría haber hecho ese rey tan loco, loco, loquísimo si, en un momento de debilidad, Mowglie se lo hubiera desvelado todo al completo. Por el contrario, fue suministrándole pistas sueltas, minúsculas concesiones, añagazas para mantenerlo contento. Hasta que un día, en uno de esos aquelarres del claro del bosque pirenaico, Louie decidió romper con Mowglie estrepitosamente.
No importó demasiado. Continuó bailando, girando sobre sí, con la cáscara del plátano sobre la cabeza, sintiéndose coronado. En Perpignan, la población más próxima a donde todo ello se desarrollaba, sopesan seriamente disponer un parque temático para que los turistas, con la pertinente distancia y la necesaria protección, disfruten del espectáculo único e intransferible de contemplar al rey Louie y a su séquito.
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