Michelin 2026

01 de diciembre 2025 - 03:07

Todos los años dedico esta columna a la guía Michelín recién presentada, pero igual lo dejo el año que viene si Almería sigue así. Ya el año pasado dije que últimamente estas columnas anuales sobre la guía roja parecen fotocopias. Almería está estancada desde hace años. Y lo peor es que se ha estancado en la parte más baja de su historia reciente. Vuelvo a recordar que, entre 2005 y 2010 teníamos dos estrellas -La Costa y Alejandro- y aparecían otros 17 restaurantes, 6 de ellos con el muñequito “bib gourmand”. En la guía de 2026, igual que en las de los últimos años, nos queda 1 estrella, 2 “bib gourmand” y muy pocos más citados. Magra cosecha.

Lo peor son las comparaciones, y no me vengan con el tópico de que son odiosas. En el resto de España cada año hay más galardonados; ya en 2019 titulé esta columna “Lluvia de estrellas”: el total de locales con estrellas en España era de 241 y Andalucía pasó en cinco años de 9 a 18. En España ya hay 344 restaurantes con estrellas: 16 de 3, 37 de 2 y 254 de 1. En Cádiz, la primera fue para Aponiente en 2011 y ahora hay 12. Jaén, que obtuvo la primera de su historia en 2021, ya tiene cinco. Me devano los sesos pensando qué tendrá Jaén que no tenga Almería.

Tenemos más turismo, más habitantes, más dinamismo empresarial, una magnífica costa, una enorme variedad de grandes productos… El año pasado decía que la opinión de algunos amigos restauradores es que hay pocos proyectos empresariales de alta calidad. Y que cada vez hay más locales gestionados por inversores no profesionales de la hostelería.

Un ejemplo reciente: el dueño de uno de mis bares habituales se ha jubilado y lo ha vendido a un grupo que gestiona varios bares en Almería. Lo primero que hicieron fue cambiar el nombre y la decoración (en eso sí se gastan los cuartos los inversores). Lo segundo ha sido cambiar algo la carta, quitando cocina y añadiendo más fritura de pescado. Lo malo es que antes iba el dueño a diario a la plaza; me lo encontraba siempre en puestos de pescaderos de calidad. Ahora, me cuenta el cocinero, un profesional con muchos años en ese bar, que está aburrido porque “pido unas cosas y me traen otras completamente distintas”. Yo ya solo voy a veces por saludar al veterano cocinero, pero sigue estando lleno. Es lo único que les importa a los inversores, así que no es de esperar que intenten mejorar la calidad. Luego dirán que la Michelín nos tiene manía.

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