La Leja
María Vallejo Miras
La voz que conmovió Oslo con un mensaje de esperanza
Los socialistas almerienses, especialmente adocenados, más atentos siempre a su propia carrera política que al desarrollo de ideas en provecho del pueblo, han dejado “enfriar” el caso de corrupción de la Diputación Provincial que empezó con comisiones en la compra de mascarillas y derivó pronto a contratos de obras públicas amañados para cobrar mordidas. Tenían que haberlo explotado y escudriñar sus raíces históricas, pues es imposible que eso surgiera de pronto, sin conexiones con etapas anteriores en la institución provincial almeriense. Si hubiese sido al revés… Siempre hay que ponerse en el lugar de qué estarían haciendo los otros si hubiese sido al revés: estarían todos los días en los dos periódicos locales, en Interalmería y en las emisoras dando la matraca con el tema. Pero los socialistas no se andan con esas bajezas. Lo cual está bien, pero, oiga, no sea usted tan blandengue. Dele duro, hombre, a ver si de una vez se resquebraja este bastión andaluz de la derechona que es Almería. Para vergüenza, por cierto, del PSOE, que lo fue todo en esta provincia. Pónganse las pilas, que viene un año densamente electoral.
Una de las actividades principales del político, aparte de hacer su cometido honradamente, es mostrar a la gente sus buenos resultados, sus realizaciones, sus logros. Pero, instalados como estamos en el insulto, el exabrupto, la hipérbole y el bulo, que tiene como consecuencia que la labor bien hecha no gana votos, la otra tarea del político es hacer pedagogía. Siempre me ha llamado la atención, en cuanto a los socialistas, su incapacidad para hacer pedagogía política. No es solo que no saben “vender” lo bueno que hacen, es que tampoco saben desarrollar ante los electores lo malo que hacen los otros. El caso Aureliano García, por ejemplo, que está parado políticamente, semi olvidado, da la impresión a la gente de que ya es pasado. Los políticos de derechas no van a hablar de él. Pero es que ni los socialistas lo hacen. Eso de “dejemos actuar a la justicia” lo cacarea la derecha cuando a ellos les afectan los casos, incontables ya, de corrupción. Pero no la aplican a los casos que afectan a la izquierda. Y esa es otra: “No existe la corrupción cero”, o “En todos los partidos hay corruptos”. Es como decir que la democracia no vale, y es dar valor a la extrema derecha. Sí que existe la corrupción cero: es el ideal al que hay que tender.
Digo yo.
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