Pirotecnia

18 de octubre 2025 - 03:08

El Gobierno, con el correspondiente apoyo de sus socios, ha promovido el blindaje constitucional del derecho al aborto. Aunque se han invocado principios universales, saben que tampoco gozan de un respaldo apabullante. Para empezar, van a tener enfrente a todas las confesiones religiosas que, desde la Noche de los tiempos, comparten la firme convicción de que la vida es un don divino, ajeno a los humanos. Por lo demás, no cuentan ni de lejos con los votos parlamentarios necesarios para ello. En conclusión, se trata de un brindis al sol, de un juego de pirotecnia política, otro más.

Casi al mismo tiempo, el líder de la oposición anunciaba pomposamente su propio programa para gestionar la inmigración, Tampoco es un tema cualquiera. La inmigración lleva situada en lo más alto de las preocupaciones de los españoles desde hace tiempo, a tenor de las noticias periódicas que llegan desde el Baremo del CIS. Durante la exposición de esa futurible acción de gobierno se enfatizó con insistencia su singularidad. Es una propuesta alejada tanto del actual gobierno como de las propuestas de la extrema derecha. Claro que, de inmediato, esa originalidad política quedó en entredicho, al destapar los medios que una parte de esas aparentes novedades ya figuraba n en la legislación vigente y que la otra parte había sido ya propuesta por otros grupos. En otras palabras, más pirotecnia política, ahora desde la acera de enfrente.

Nada de ello es nuevo. Muy al contrario, hace tiempo que padecemos esa constante de la política española, como si fuera una divisa ineluctable del bipartidismo patrio. A la ciudadanía nos produce, más que indiferencia, hastío. Pirotecnia y más pirotecnia, hermosos castillos, pero en el aire y sin sustancia, castillos para deslumbrarnos, que no nos protegen de nada. De manera que lo más previsible es que tanta pirotecnia desplace al electorado hacia los extremos del espectro político, singularmente hacia el derecho. Cuando eso suceda, más todavía de lo que ya está sucediendo, que nadie nos llame a la responsabilidad cívica, histórica y demás argumentos al uso. Todas esas altas responsabilidades están en la mano de sus señorías y empiezan haciendo política, real y tangible, no pirotecnia.

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