El que todo lo quiere

Hay un antiguo dicho: “el que todo lo quiere, todo lo pierde”, pues la avaricia ni conoce límites ni tiene freno. Los epigramas de Marcial se leen fácil. Son cortos y están escritos para extender sabiduría. En el número XCVIII, que es muy corto, le dice Marcial a Cástor: “Todo lo compras, Cástor. Así, día llegará en que lo vendas todo”. La explicación está en la nota 1436 a pié de página: “Cuando lo hayas comprado todo y nada te quede por comprar, si quieres seguir comprando, tendrás que comprar lo tuyo, convirtiéndote, por tanto, en vendedor. El ansia de poder es normal en los políticos, pero eso no quiere decir que el ansia desmedida sea buena. Una cuestión es detentar poder para poder desarrollar un proyecto y, otra muy distinta, para ser poderoso. Esto último provoca problemas porque ese apetito nunca se sacia, ya que al ser su fin tener por tener, nunca tendrá bastante y nunca saciará su apetito de tener. Es una consecuencia muy peligrosa para el Cástor de turno y para los de su alrededor.