Reacciones improvisadas

08 de mayo 2025 - 03:08

Piove! Porco governo! Exclamó con indignación aquel italiano a la puerta de su casa abriendo el paraguas. ¿Me fastidia la lluvia? Sí. Las culpas, al gobierno. Una reacción la del italiano que no es infrecuente, llevándose la palma algunos políticos y algunos comentaristas de nuestro país. Su actitud me recuerda lo que critiqué hace unos once años en un artículo que denominé “A botepronto”, y que resaltaba ese modo inveterado de reaccionar negativamente y de un modo automático ante cualquier cosa que se salga de lo normal sin haber hecho antes siquiera una ligera reflexión sobre el asunto. En aquel caso me refería sobre todo al énfasis con el que muchos estaban certificando la muerte del bipartidismo. Ahora han reaccionado ante dos casos distintos y muy lamentables: el apagón y la sustracción de cables en la red de alta velocidad. ¿Se va la luz en todo el país y parte del extranjero? Reacción inmediata de Tellado antes de las veinticuatro horas: la culpa la tiene el gobierno en general y su presidente, en particular. ¿Roban parte del cobre de la red del AVE? La culpa la tiene el ministro de transportes en particular, y el gobierno y su presidente por añadidura. Hay incluso quien, desde este mismo periódico y sin firma, encuentra la causa de todas nuestras desgracias en el mal fario del presidente. ¿Conclusión? Esto es un caos absoluto. Nada funciona, dicen una y otra vez. Y en vista de la situación y tras esa acusación sin pruebas, y sin más trámite, se piden respuestas inmediatas a cuestiones que tal vez requieran análisis y comprobaciones que necesitan mucho tiempo. ¡Qué falta de racionalidad! está uno tentado a decir. Pero no. Error. Hay racionalidad, mucha racionalidad. Pero no trata de hacer un análisis racional de los hechos. Es una racionalidad que adapta unos medios falsos a unos fines espurios. Todo es un revolcarse en las desdichas para culpar a quien, con razón o sin ella, está en el gobierno. Y recuerda uno aquellas palabras del que luego fue ministro, Montoro, diciendo que había que lastrar la situación, que luego vendrían ellos a arreglar los desaguisados. Y resuena el “váyase, señor González”, reconvertido ahora en “váyase Perro Sánchez”, “váyase señor Puente” acompañado de los descalificativos más gravosos. Y detrás de tales exclamaciones: “todos tranquilos, que vamos nosotros” (aunque, como dijo aquel diputado del PP: “cuerpo a tierra, que vienen los nuestros”).

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