Libertad Quijotesca
Irene Gálvez
La estela de Horemheb
Mi feria muere antes de empezar, justo cuando se inaugura veo como todo desaparece. El resto de mi feria es virtual, periódicos con páginas y páginas de fotos de personas en las que nunca estoy yo. Es más, la foto que inaugura esté artículo tampoco existe, es sólo una sombra del pasado como la estrella que vemos e identificamos y que realmente ya no existe. Cuando he querido pertenecer a una asociación, a un grupo, a algo con más personas e intereses comunes, es decir, ser al fin gregario, formar parte de una tribu con planteamientos comunes, surgen sucesos en los que veo la parte que resquebraja todo lo idílico que reina hasta ese momento. Un pequeño mundo que es totalmente cierto e inquebrantable.
La construcción de un conjunto de consignas y normas en las que estás del todo o no estás para nada. En mi forma de vivir la feria, feria que todo el mundo debe amar y elogiar para no ser excomulgado de la comuna, veo todo a través de redes sociales. Este año por lo menos no he coincidido con interrupciones de la vida que ya mañana transcurrirá normal. Ya he terminado y no sé que es lo que realmente ha pasado. He visto fotos de representaciones folclóricas y trajes. Folclórico, como muchos adjetivos antes o a priori sin ningún carácter peyorativo, ya es peyorativo, negativo. Folclórico es lo contrario de profundo o auténtico.
Las representaciones lastradas por los parabienes administrativos abren la brecha entre dos Almerías. Siempre tiene que haber dos bandos, siempre enfrentados mentalmente, en todo lo almeriense y por extensión, en todo lo español. No se puede entender la no adhesión a alguno.
Entonces eres el esquirol de las causas, la persona de la que desconfiar, ya que nunca se adhiere claramente a nada, con todo el potencial para servir de instrumento fiel a la causa, el no significado, el no captable, el que va por su propia vía, la vía esa que nadie sabe a donde va, con su propio vagón autopropulsado, que nunca quiere ir por la vía principal, el mainstream.
Eso era el mainstream, la vía donde se engancha cada vagón al último y todos van al mismo sitio o te enganchas a la vía a o a la b, o no te enganchas a nada, eres un neutro inservible, hundido en tus descensos a las profundidades desconocidas. De qué vas a ir vestido tú en la feria. No he escuchado ya los estruendos sólo he visto fotogramas cortados y que nunca han sido pegados. Vino, la vi y se fue.
También te puede interesar
Lo último
Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (2): mercado de trabajo
El parqué
Retroceso del Íbex
Pues yo lo veo así
Esteban Requena Manzano
Fuera los insultos
Editorial
El progreso y el chantaje