Una respuesta

13 de marzo 2025 - 03:06

Lo cantaba Víctor Manuel en aquel festival celebrado en las Canarias: “¿Por quién lucho yo? si en mi corta vida no existe el rencor…”. La canción se llamaba El cobarde y era un fuerte alegato contra la guerra. A despecho de la reacción del Capitán General que prohibió que le dieran premio alguno, la canción tuvo eco. Eran tiempos en los que había una fuerte reacción contra el servicio militar obligatorio y se multiplicaban los objetores. Una reacción a la pregunta retórica ¿y para qué sirve la mili? La respuesta que se ofrecía en alguna ocasión era que “por si acaso había guerra y había que defender a España”. Pero ¿quién pensaba en una guerra en aquellos entonces? Había una cierta convicción de que esa actividad bélica era algo totalmente ajeno. Y en cualquier caso, no se quería guerra alguna. Quizá se debió a que Aznar supo captar ese espíritu, pero el hecho es que decretó el final de la mili obligatoria. Si preguntamos estos días sobre las guerras ¿alguien podrá responder que quiere una guerra? No he hecho una encuesta muy grande, pero no he encontrado a nadie. Los individuos no queremos guerra alguna. Sin embargo nos encontramos envueltos en una especie de ambiente prebélico y por todas partes resuena la necesidad de que hay que armarse: hay que gastar dinero, mucho dinero, cientos de miles de millones de euros para poner al día nuestros arsenales. Y al menos en el discurso de casi todos los líderes políticos se da por supuesto que hay que gastar dinero en armamento. Pero viene el problema: ¿Y quién paga? ¿Cómo habrá que elaborar unos presupuestos en los que se incrementa el gasto militar? ¿Qué partidas se verán dañadas? ¿Será a costa de las políticas sociales? ¿O tal vez hay que subir los impuestos? Son preguntas que se repiten. Aún no han empezado a responderlas. Sin embargo, no he oído todavía otra pregunta clave: ¿A quién hay que pagarle? ¿Quiénes serán los que se embolsen ese dinero? ¿Dónde están esas industrias armamentísticas que proporcionarán las armas a cambio del dinero? Al parecer, ellos serán los principales beneficiados tanto si hay guerra como si no, porque, por si acaso, hay que llenar los arsenales. Entonces, si nadie quiere la guerra, si a nivel individual queremos resolver los problemas por otros caminos, ¿qué intereses han sido capaces de generar ese ambiente bélico que estamos viviendo? Si seguimos el destino del dinero encontraremos alguna respuesta.

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