La sencilla contrariedad de un récord

Preguntarse si el pájaro de caza más rápido de Europa es el chorlito dorado o el urogallo no parece una cuestión relevante, pero es que no todos los asuntos que interesen han de serlo, ya que desahogos necesitan el pensamiento y las disquisiciones, las más de las veces sobre materias significativas. Un ejecutivo de la empresa cervecera Guinness preguntó a sus acompañantes sobre esas cualidades de los dos pájaros en una cacería y cayó en la cuenta del interés popular que podía tener el conocimiento de cuestiones más o menos parecidas. De resultas, se publicó, con una primera edición en 1955, el Libro Guinness de los récords, que es, además, uno de los libros con derechos de reproducción más vendidos de todos los tiempos. De acuerdo con la pajarera duda que llevó al libro susodicho, en este se registran récords cuya entidad no deriva de su importancia, sino del atractivo o de la curiosidad. La mejor mancha de chocolate del mundo, que se anuncia en la servilleta, no habrá pasado las pruebas de control y veracidad correspondientes a la certificación del récord, pero no hace falta tal acreditación para que llame la atención y reclame interés. Siquiera sea, que tal es el propósito, para tomarse una taza de chocolate y no dar importancia, o solo la justa y relativa, a man-charse al hacerlo, pues hasta las más sencillas contrariedades pueden destacarse