Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Durante mi paseo de esta mañana he tenido ocasión de observar y pensar en cuestiones variopintas, entre las que se encontraba este artículo. No terminaba de encontrar cómo unir lo que quería decir y cómo decirlo. Al final he decidido que los clásicos, dado que se han convertido en clásicos, son un valor seguro. Esa es la razón fundamental por la que he tomado a Séneca como apoyo.
La segunda razón, la que me ha dado el enfoque del escrito, la he conseguido gracias a Google que es a quien le pregunto antes de comenzar, que me ha dado una respuesta basada en la IA (Inteligencia Artificial), sin yo pedírselo, y otra basada en la Wikipedia que yo le he pedido. Reconozco que soy un clásico y me gusta más la “Wiki”. Mi concepto de IA es distinto del que tiene mi aparato.
Concretando, que Séneca, el también llamado Séneca el Joven, nació en Córdoba el 4 a.C., fue un filósofo de pensamiento estóico. Su doctrina filosófica estaba basada en controlar lo que perturba nuestra vida, basándonos en la tolerancia, el autocontrol y la sabiduría, aceptando “las cosas como son”, pero trabajando con honradez en cambiarlas a como deberían ser, pero “sin malos modos con nadie”. Nada de ir con cara “de mala follá” por la vida. Nada de faltas de respeto.
En relación con el terreno de la política, en el que estuvo metido de lleno toda su vida, según Gogle, hizo afirmaciones tales como: “La honestidad es un regalo muy caro, no la esperes de gente barata”. Ojo, que no sólo se refería a la política.
Sobre la honestidad en general, dicen que dijo que: “La virtud no se puede ganar a golpe de dinero”. Osea, que la honestidad no se consigue ni por el dinero ni por el cargo que se tenga.
A aquellos que dicen alguna mentirijilla de vez en cuando, les dedicó que: “Ser veraz refleja nuestro respeto hacia los demás y hacia nosotros mismos”
Por último, al margen de nuestro comportamiento, dijo algo que no por sabido es menos interesante recordar habitualmente: “En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De éstos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto”.
¿Coincidimos en que es bueno leer a Séneca aunque sea antiguo?
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