También esto tiene su fin

Yo pensé que no hallara consonante”, decía Lope de Vega en el primer verso del segundo cuarteto de su famoso soneto. Temor parecido albergaba yo cuando, hace más de doce años, me comprometí con Antonio Lao, director del periódico, a publicar un artículo semanal los jueves. ¿De dónde iba a sacar yo tantos temas para cumplir mi compromiso? A lo mejor podría llenar mi espacio cuatro o cinco semanas y luego, se acabó. Pero, algo similar a lo que pasaba a Lope, “burla burlando” conseguía escribir mis 2400 caracteres semanales y llegar puntual a mi cita. Todas las semanas sin faltar. Y así, en un cálculo aproximado, he publicado más de seiscientos artículos. Ha sido algo más que una magnífica aventura.

De esta experiencia tengo que resaltar dos cosas. Por una parte, el respeto absoluto a todos y cada uno de mis escritos. Era el compromiso que, supongo que como con todos, asumía el director y así lo ha cumplido a rajatabla: ni una coma se ha visto alterada. Gracias. Por otra parte, también me ha alegrado haber colaborado con un periódico inequívocamente plural en el que han cabido muchas opiniones diferentes, también contrapuestas. Un precioso panorama que reproduce el variado sentir de los españoles.

En mis artículos he procurado reflejar mis opiniones. El título de mi columna “Pues yo lo veo así”, quiere decir que escribo como veo las cosas. Y si, como decía mi optómetra, tengo en mis ojos casi todos los defectos posibles, no puedo pretender que mi visión haya sido la correcta. Habrá estado trufada de impresiones subjetivas y de componentes ideológicas. En todo caso, quiero decir que he procurado ser sincero sin sucumbir a intereses personales. Espero no haber ofendido a nadie. Y si alguien se ha sentido ofendido, digo que ha sido sin intención y le pido perdón sinceramente. Y me produciría una gran satisfacción si, vaya usted a saber, he podido ser de utilidad a alguien ayudándole a clarificar algunas de sus ideas. Y no quiero dejar pasar, desde un punto de vista egoísta, que el esfuerzo que representaba escribir dando la cara al público me ha ayudado a clarificarme y en ocasiones a modificar mi posición. También me sería muy agradable si he colaborado a elevar el nivel del periódico.

Y a lo que vamos: como decía la canción de los Módulos, “Todo tiene su fin”. Y el fin ha llegado a estas colaboraciones regulares. Gracias a los lectores. Y gracias al periódico por permitirme haber sido un colaborador. Gracias.