La esquina
José Aguilar
Se odian hasta con Venezuela
Cada día que pasa se van dando nuevos pasos para recuperar la normalidad que nos arrebató la COVID-19 allá por marzo de 2020. Detalles, algunos sin demasiada importancia, pero que nos hacen albergar esperanzas de que esta pandemia vaya llegando a su final. Eso, o que ya nos hemos adaptado a vivir así. Y quien dice adaptado, dice cansado.
Detalles como que empiece a haber público en los estadios de fútbol (el sábado habrá 1.500 personas en las gradas del Estadio de los Juegos Mediterráneos), o que en Vera se vaya a celebrar también este fin de semana el primer desfile de Moros y Cristianos, aunque sea en una plaza de toros y con un estricto protocolo de seguridad.
Hay síntomas de que esto va llegando al final, como que se abra el debate sobre el uso de la mascarilla en lugares al aire libre, que las discotecas puedan reabrir (aunque en eso aquí ya vamos adelantados) o incluso que una familia pueda reunirse para comer juntos. Eso sí, nos adaptamos, pero seguimos precavidos. Esto, por desgracia, no ha terminado aún.
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