En el año nacional de Francisco Franco Bahamonde, declarado así por nuestro Gobierno al cumplirse los 50 años de su muerte, todos los objetivos están puestos en el jueves 20 de noviembre, día de su fallecimiento en una cama de un hospital público, no sin antes dejar su testamento político del que destacaría: “… No cejéis en alcanzar la justicia social y la cultura para todos los hombres de España y haced de ello vuestro primordial objetivo. Mantened la unidad de las tierras de España, exaltando la rica multiplicidad de sus regiones como fuente de la fortaleza de la unidad de la patria…”. Con su muerte se cerró un periodo de nuestra historia de 36 años en el que ejerció la jefatura del estado. Cuando han pasado 50 años desde ese 20 de noviembre de 1975, en vez de oscurecer esa fecha y dar brillo a la de dos días después, el 22, nuestro gobierno, muy poco interesado en destacar el papel de la monarquía en la consolidación de nuestro actual estado de derecho, sigue empeñado en imponer el relato de que la democracia la han traído ellos.
El 22 de noviembre el Príncipe don Juan Carlos de Borbón fue proclamado Rey de España por las Cortes con el nombre de “Juan Carlos I de España”. La ceremonia tuvo lugar en el hemiciclo del Palacio de las Cortes, jurando sobre la biblia y pronunciando su primer discurso como Rey en el que expresó su voluntad de ser el Rey de todos los españoles. En un párrafo de su discurso destacó: “La Patria es una empresa colectiva que a todos compete; su fortaleza y grandeza deben apoyarse por ello en la voluntad manifiesta de cuantos la integramos. Pero las naciones más grandes, y prósperas, donde el orden, la libertad y la justicia han resplandecido mejor, son aquellas que más profundamente han sabido respetar su propia historia”. Posteriormente fue exaltado al trono el 27 de noviembre con una ceremonia de unción llamada Misa de Espíritu Santo (el equivalente a una coronación), celebrada en la Iglesia de San Jerónimo el Real de Madrid.
Un Rey que fue coronado con todo el poder del estado en sus manos y que por voluntad propia cedió sus competencias absolutas para traernos una monarquía parlamentaria en la que reina, pero no gobierna. Un Rey que supo afrontar los momentos críticos de su reinado con valentía y sensatez y que contó en todo momento con el apoyo de unas Fuerzas Armadas que asumieron con disciplina y lealtad la profunda transformación que debieron afrontar para adecuarse a su papel en un estado democrático, a pesar de las continuas provocaciones de organizaciones terroristas como ETA, interesadas en que el proyecto democrático no se culminase con éxito, aunque ahora, sus “cachorros políticos” vayan de demócratas.
Unas Fuerzas Armadas que pasaron de una organización territorial a una sistémica, con una mayor capacidad operativa, mejor gestión político-administrativa con la creación de un Ministerio de Defensa que diferencia claramente el mando político del operativo, dejando fuera del mando político a los militares.
Este proceso de transición político fue posible por la voluntad del Rey y de las Fuerzas Armadas, cuyos componentes llevaban desde la firma de los acuerdos con Estados Unidos en 1953 colaborando con los Ejércitos de la OTAN y empapándose del espíritu democrático de estos.
Para cerrar el problema de la sucesión dinástica en la corona a título de Rey, que debería haber recaído en su padre, D. Juan de Borbón, heredero de los derechos dinásticos de Alfonso XIII, el 14 de mayo de 1977 este renunció a sus derechos en su hijo Juan Carlos, reanudándose con ello la dinastía histórica. Con la aprobación en referéndum de la constitución de 1978, quedó configurado el marco del actual estado democrático.
Aun así, lo prioritario para el gobierno de coalición “progresista” es la muerte del Caudillo Franco. Ni una sola referencia a la fecha del 22N del 75, cuando se cumplirán los 50 años del día de la proclamación de Juan Carlos como Rey de España. ¡Qué odio les deben tener aquellos a los que él les trajo la libertad! Y no me vale lo de las acusaciones de defraudador para sumir en el silencio su figura cuando, para colmo, estas acusaciones vienen de los de Filesa, o los del 3% en Cataluña, o los de los ERE en Andalucía, y así un largo etc.
Este año debería haber sido eso, el de los 50 años de la proclamación del Rey de España, pero claro, gobiernan los social-comunistas para los que Franco siempre será un comodín. Por eso... ¡Franco ha muerto (creo)… Viva el rey!
