El presidente del Gobierno, después de dar por concluidas sus vacaciones en la Mareta, fue entrevistado en una televisión pública. El titular en todos los medios de comunicación fue atronador; “ Hay jueces que hacen política” afirmó. Se le olvidó añadir, “hay políticos, algunos de mi partido, que hacen de gánsteres”. Subido de tono con la complacencia y complicidad de la entrevistadora añadió, “hay jueces que no cumplen la Ley”. Se le olvido decir, hay miembros de mi partido y de mi gobierno que se han disfrazado de políticos para delinquir y llenar el bolsillo.
Lo procedente sería cumplir con su obligación ciudadana identificar a esos jueces a quienes no se atrevió a nombrar y llevarlos ante la Justicia, según requiere un Estado de democrático de derecho, para que pudieran responder a esos señalamientos de prevaricación. La técnica de lanzar la piedra y esconder la cabeza sigue siendo herramienta de este espectro demacrado. Jamás se ha conocido algo semejante en una democracia; el presidente del poder ejecutivo acusando al poder judicial, señalando supuestos y gravísimos delitos a miembros de un pilar fundamental del Estado. Habrá que hacer un poco de memoria. La oposición política, PP, ha soportado varios juicios y acusaciones que han llevado a dirigentes e incluso algún ministro de ese partido a la cárcel, No hubo acusaciones sobre prevaricación judicial. Los tribunales cumplieron su labor juzgando y aplicando sentencias según la Ley. El partido del presidente, PSOE, ha conocido similares situaciones cuando se destaparon casos probados de corrupción e igualmente destacados dirigentes socialistas fueron condenados a prisión.
Ni Felipe González, ni Rodriguez Zapatero descalificaron la labor de jueces y fiscales. Pero, es cierto, ninguno de ellos hubo de sonrojarse por supuestos delitos de sus esposas, tampoco de sus hermanos o de los Fiscales Generales nombrados por ellos, honorables juristas; Eligio Hernández o Javier Moscoso por citar algunos. La anomalía democrática como enfermedad crónica del sanchismo dio paso al nombramiento de Fiscal General a quien previamente había sido Ministra de Justicia en el gobierno de Pedro Sánchez.
Aquí se rompió la norma que venía practicándose por sucesivos gobiernos del PSOE y del PP. No se conoce algún caso de repudio como el que suscitó por mérito propio Dolores Delgado cuando fue designada Fiscal General; por su incompatibilidad relativa a la neutralidad, por su escasa significación profesional y su irrelevancia en la carrera fiscal. Y de este huevo surgió el dragón; imagino que sabrán quien es el dragón azul que este otoño habrá de sentarse en el banquillo de los acusados para responder sobre supuesto delito de revelación de secretos y experto en el borrado de pruebas que podrían incriminarle. El CGPJ le había considerado no idóneo para este cargo. El gobierno tiene en su haber dos Fiscales Generales tuneados de políticos .
Pero volvamos al titular inicial;” hay jueces que hacen política”. Sánchez parece reconocer lo que millones españoles ya saben; Cándido Conde Pumpido y su corte gallinácea evidencian síndrome de sumisión y hacen política con mayúscula en jornada completa. Sánchez no ha descubierto nada, desde hace años resulta evidente el sectarismo de este grupo de magistrados del TC que se dedican a hacer política enlodazando la potestad de sus funciones jurisdiccionales. Sentencias dictadas al compás de las necesidades del gobierno para favorecer a los dirigentes del PSOE condenados por los ERES.
Política de la peor ralea que nos recuerda la España caciquil del siglo XIX ha sido poner sello y membrete de legalidad a la Ley de Amnistía, manifiestamente anti-constitucional, que favorece la continuidad de Pedro Sánchez en el poder y deja sin efectos las sentencias del Tribunal Supremo contra los delincuentes que organizaron un golpe de Estado contra la igualdad de los españoles, la soberanía de España y el Estado de Derecho.
El Ministro de Justicia declara “hay una minoría de jueces de hacen mucho daño a la Justicia española”. Tiene razón Félix Bolaños, el magistrado José Ricardo de Prada fue el ponente de la sentencia sobre la supuesta caja B del PP que permitió a Pedro Sánchez argumentar su moción de censura para llegar al poder. El magistrado de Prada sabría porque metió aquella frase inculpatoria de Rajoy ajena al fondo del asunto que se juzgaba, esta fue la llave que le abrió las puertas de la Moncloa a Pedro Sánchez. Esto es hacer política enfundado en una toga.
¿Cómo calificar a los jueces y magistrados que juzgaron y sentenciaron con penas de prisión a Francisco Granados y a Rodrigo Rato, ambos del PP?. Y aquel juez que llevó al banquillo a una Infanta de España y metió en la cárcel al yerno del Rey?. Este juez fue candidato en las listas de Podemos cuando se jubiló. Dos balanzas para medir la neutralidad e independencia judicial; aquellos jueces que imputan a familiares, miembros y socios del PSOE, “hacen mucho daño a la Justicia”.
Otros jueces que han condenado a miembros del PP o de la Casa Real, son unos héroes. El síndrome de la gilipollez se ha extendido peligrosamente.