La tribuna

La sanidad andaluza se desangra

La sanidad andaluza se desangra

Caminaba yo este verano por los pasillos de Torrecárdenas, llenos de dolor. Enfermos en sillas de ruedas caminando por pasillos luminosos. Al caminar leía carteles que te indicaban consultas de Oncología, Traumatología, médicos con estetoscopios, enfermeras de bata pulcrísima y familiares en un silencio brutal mientras en quirófanos y consultas esperaban sentencia. Mientras, en la calle, los centros de salud estaban saturados por la mañana. En lugar de reforzar los servicios públicos para cubrir el cierre vespertino y la presión turística, el gobierno de la Junta optó por una estrategia contradictoria: prepararse para un macrocontrato de casi 550 millones de euros que externalizaría las intervenciones sanitarias a 38 empresas privadas a partir de septiembre. La cronología de los hechos demuestra que se priorizó la vía de la externalización antes que la solución estructural de la plantilla.

La Privatización Disfrazada de Solución. Andalucía arrastra un déficit significativo de especialistas y necesita 18.000 profesionales más para alcanzar la media estatal (El País, 14.10.2025). La insatisfacción es un termómetro innegable: la puntuación de los andaluces a su sistema es la más baja de España, con un 5,7 sobre 10, mientras que la cifra de quienes recurrieron a la sanidad privada subió al 30,9% en 2024. Estos datos no son solo estadísticas; son un voto de desconfianza.

Mientras el presidente negaba la privatización en sede parlamentaria, los diarios revelaban la firma en 2021 de un contrato de 5,4 millones de euros para derivar mamografías a la sanidad privada por “falta de medios propios”. Una contradicción flagrante que se consolidó con el macrocontrato de 533 millones de euros a 38 empresas para externalizar servicios esenciales como Atención Primaria, Radioterapia y Salud Mental. Esta estrategia no solo es costosa, sino que socava la columna vertebral del Sistema Sanitario Público de Andalucía (SSPA), demostrando que la sanidad privada está creciendo a costa de desmantelar este modelo que fue pionero en 1998. La erosión es estructural y premeditada.

Escándalos, Desplome y Fuga de Talento. La sanidad se le resiste a Moreno Bonilla. La satisfacción de los andaluces se desplomó (Público, 13.03.2025) y la crisis estructural se refleja en cuatro consejeros de salud dimitidos en seis años y en las imputaciones a ex altos cargos del SAS por posibles delitos de malversación y prevaricación. El Defensor del Pueblo Andaluz recogió 1.039 quejas en 2024, un récord de frustración ciudadana. Esta inestabilidad en la cúpula directiva se traslada directamente al servicio.

El escándalo del cribado de cáncer de mama fue calificado por FACUA como “el mayor escándalo de la sanidad pública andaluza en toda la democracia”, un hecho inadmisible que evidencia el colapso de la planificación. La escasez de especialistas no es casualidad, sino una pésima gestión agravada por la insuficiente remuneración. Un facultativo del SAS (rango entre 43.750 €/año y 55.000 €/año) gana significativamente menos que en comunidades cercanas como Murcia (promedio de 79.000 €/año). La Junta no solo no es competitiva, sino que expulsa a su propio talento, incapaz de retener a los 1.284 médicos residentes que se forman cada año en la comunidad.

Veto Político a la Oxigenación Financiera. El Gobierno andaluz intenta eximir responsabilidades al atribuir el problema al Gobierno central, pero rechaza una solución económica viable: la condonación de los 18.791 millones de euros de deuda pública que tiene con el Estado.

Aceptar esta quita liberaría 144 millones de euros anuales en intereses. Este ahorro, que podría financiar la contratación de unos 1.400 nuevos médicos especialistas al año, es vetado por Moreno Bonilla. Él justifica su negativa como una “operación política para salvar a Sánchez”, anteponiendo la confrontación política al beneficio económico directo para el SSPA. La responsabilidad de la planificación y la gestión del personal recae íntegramente en la Junta, y rechazar esta oportunidad de alivio financiero es un error que se paga con vidas y con el deterioro del servicio público.

Cuando llego a la habitación de mi amigo vi la cara de su mujer, que era el reflejo de la cara de mi amigo. Nunca podré volver a mirar a nadie de la misma manera. Nunca estudiaré con más profundidad una mirada que las miradas de su mujer dirigía hacia la cama de su marido, mi amigo. Y pensé en mi suerte, quién sabe después, y la mala suerte de mi amigo que otros no tienen nunca. Fuera, en la calle, al salir del hospital caía del cielo un calor de muerte.

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