'La Merendica' vive su 135ª 'primera comunión' con más de un millar de personas

El Parque de Montagón acogió ayer esta tradicional fiesta popular, que congregó a miles de vecinos y visitantes de todas las partes de la provincia

La tuna puso la música a una jornada que se alargó hasta casi la noche

Más de un millar personas se reunieron para disfrutar en un día en el que el tiempo acompañó a la celebración. / Fotos: Txabi Ferrero
F. Maturana

13 de mayo 2018 - 02:40

Más de un millar de personas, entre abulenses y el resto de visitantes desde diferentes puntos de la provincia, se dieron cita en Abla para disfrutar de una de sus tradiciones más arraigadas dentro de este municipio enclavado en la comarca del Río Nacimiento: la denominada 'La Merendica'. Se trata de una fiesta de carácter comunitario que se celebra con motivo de la Primera Comunión que realizaban los niños del pueblo. Hoy día se mantiene más viva que nunca y la de ayer fue su edición número 135.

En la jornada de ayer fueron un total de cinco comuniones de manera simultánea, cada una de ellas con más de un centenar de personas, sin contar todos los que vinieron por su cuenta a disfrutar de la misma, cuantos se dieron cita en el Parque Municipal de Montagón, también nombrado como Parque de la Merendica, para celebrar esta tradición de tanta solera y en la que los más pequeños son los verdaderos protagonistas, esos que con su ilusión mantienen viva una cita que está marcada en rojo dentro del calendario almeriense.

Si La Merendica tuviese que definirse con un adjetivo, sería con el de generoso, porque como siempre destaca alcalde de Abla, Antonio Manuel Ortiz Oliva, ya que todo el que viene a divertirse se siente como en casa. Y, además, nadie pasa hambre. El parque mostraba ayer una estampa, como siempre, para el recuerdo. Multitud de mesas repletas de familias donde la diversión y la ilusión de los más pequeños era el denominador común. Empresas de catering llevaban sus grandes paellas, otros, las llevaban desde casa. Y eso sí, las habas, los huevos fritos y, sobre todo, el jamón (no había mesa que no contara con su pata) conformaban un menú degustación al que nadie puede resistirse.

Regalos para los niños que celebraban su comunión, especialmente grandes bodegones de chucherías que a ellos siempre les encanta, adornaban esta jornada de convivencia tan especial. Además, tampoco faltó la música, ya que un grupo de tunos hizo las delicias de los comensales, mesa a mesa, amenizando un que se mantuvo muy vivo hasta que se fueron los últimos rayos de luz.

Esta fiesta ya atesora una dilatada experiencia. Todo empezó allá por 1883, cuando el campanero y preparador de los niños de Abla, Pedro González Herrerías (1853-1916), con motivo de festejar la Primera Comunión llevó a los niños el domingo de Pentecostés a merendar al campo, amenizando la tarde con su guitarrilla. La merienda consistía en una onza de chocolate, una rosquilla de pan blanco, una gaseosa de bola y un huevo cocido. De ahí que popularmente se le conozca como Merendica o Fiesta del huevo. Y así, de esta forma, se sigue celebrando casi un siglo y medio. Sin duda, una fiesta gastronómica, de la amistad, del buen ambiente en la que el huevo cocido y el jamón nunca faltan. Y no olvidarse del buen vino de la tierra, los dulces y el café.

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