Otoño y maíz: es tiempo de desgranijo en Adra

Poniente

La localidad ha recuperado la tradición que durante décadas ha marcado la vida social de los abderitanos y abderitanas

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Los más pequeños viven la jornada con curiosidad y entusiasmo.
Los más pequeños viven la jornada con curiosidad y entusiasmo. / D.A.

Con los últimos coletazos del verano llega la época de la cosecha en los campos de maíz, un cultivo clave en la forma de vida de los vecinos y vecinas de la localidad de Adra que durante décadas se han reunido por estas fechas para llevar a cabo el 'desgranijo', técnica por la que se extrae manualmente el grano utilizable y que se empleaba tanto para consumo humano como para la subsistencia del ganado. Hoy en día el desgranijo no tiene tanto una función práctica como cultural, puesto que la población ya no depende del cultivo propio para sobrevivir y cada vez hay menos personas dedicadas a la crianza de animales.

El momento del desgranijo es, no obstante, un importante adhesivo social en Adra, que recuperó la tradición después de que la pandemia obligara a su interrupción tras 27 años de continua actividad. Fue la Hermandad de San Marcos la encargada de revivir el desgranijo y cada año desde entonces convoca a aberitanos y abderitanas alrededor de estas fechas para mantenerlo vivo. Cientos de familias acudirán durante la tarde de este sábado 4 de octubre a la Plaza San Marcos y volverán a arrodillarse en sl suelo rodeados de canastas llenas de maíz, provistas por la hermandad, para proceder a la laboriosa tarea de extraer los granos para su posterior molienda.

Pese a que Adra continúa siendo una región de gran valor agrícola, prima ahora el cultivo de invernadero y el maíz no se planta como se hacía antaño, como parte de una rotación de cultivos práctica y necesaria para el consumo local y el comercio, no obstante, para mantener con vida el arte del desgranijo, varios agricultores dedican voluntariamente una parcela para el cultivo del cereal que permita su cosecha y utilización en el desgranijo del año siguiente.

Los más pequeños serán nuevamente los protagonistas de la jornada, pues absorbiendo el trabajo realizado por sus familiares serán los encargados de seguir manteniendo viva una tradición que conecta a los habitantes de este rincón del Poniente almeriense con sus orígenes. La jornada de arduo trabajo manual se verá amenizada por cánticos populares y no faltará una barra con bebida, tapas y, por supuesto, palomitas de maíz, que conviertan la jornada en un momento de convivencia y distención entre quienes comparten raíces comunes.

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