El colegio Ángel de Haro de Vera cambia los partes y expulsiones por el diálogo y la magia
Educación
Con el proyecto de mediación “La magia de convivir” han logrado reducir casi un 80% las conductas contrarias y graves en solo cuatro años
Desde hace cuatro años el CEIP Ángel de Haro de Vera decidió cambiar su forma de actuar ante los conflictos diarios del centro: alumnos que interrumpen las clases, peleas en el patio, insultos entre compañeros… Los problemas típicos de cualquier colegio. Implantaron el proyecto de mediación “La magia de convivir” en el que el diálogo, las segundas oportunidades y un toque de magia han sustituido a los partes y expulsiones.
Se trata de un proyecto que apuesta por una gestión pacífica de los conflictos desde un enfoque restaurador y reparador que potencia los valores, la empatía y la educación intercultural, dando al alumnado una segunda oportunidad, así como herramientas y habilidades de comunicación para gestionar el conflicto a través del diálogo. “Las mejoras han sido notorias”, reconoce Juan Francisco Soler, director del colegio.
El colegio Ángel de Haro es un claro ejemplo de multiculturalidad. Tiene más de 20 nacionalidades diferentes, entre las que predomina el alumnado de origen magrebí y latinoamericano (el 41% de los estudiantes son extranjeros) y con un peso importante de la etnia gitana dentro del alumnado nacional (son el 61% de los españoles).
En el curso 2016/2017 el número de conductas contrarias y graves se habían duplicado, pasando de las 59 del curso anterior hasta las 114. Sin embargo, a partir del curso 2017/2018, con el nuevo modelo de mediación, se produce un descenso considerable, pasando a solo 27 conductas negativas en el último curso 2020/2021), es decir, casi un 80% menos.
“Está claro que ponerle un parte a un alumno o expulsarlo normalmente no soluciona los problemas, por eso con este nuevo modelo es el propio alumnado el que resuelve los conflictos”, explica Manuel González Fuentes, coordinador de “La magia de convivir”. “Comenzamos con el proyecto por la motivación de ver que el parlamento funcionaba muy bien y poco a poco se ha ido adaptando a las necesidades del centro”, cuenta Javier Martínez Tébar, jefe de estudios del colegio veratense.
Un parlamento, círculos de diálogo y patrullas de la paz
De forma progresiva han ido incorporando actuaciones que han tenido gran calado como la Patrulla de la Paz, el Equipo de Mediación y el Parlamento de la Paz.
La primera herramienta que pusieron en marcha fue el Parlamento de la Paz. Cuando hay algún conflicto con un alumno, el tutor lo comunica y se celebra una reunión en la que el estudiante está presente junto a su profesor, un grupo de alumnos formados como mediadores y a veces otros observadores. “No es un juicio, sino una herramienta de ayuda. Se crea un clima de diálogo”, explica Manuel González. El parlamento tiene una estructura fija. Primero se presentan las normas; después el profesor explica el conflicto que se ha producido; a continuación, el alumno da su versión; luego se clarifica lo sucedido, utilizando la empatía para ponerse en lugar del otro; y finalmente se alcanza el acuerdo en el que profesor, alumno y mediadores proponen tres retos que debe cumplir en el siguiente mes, por ejemplo, pedir permiso para levantarse de la mesa en clase. Todo el proceso queda redactado en un acta que firman todas las partes.
“Los retos siempre son positivos y motivadores, no castigos. Hacemos un seguimiento para ver si se han cumplido y si es así, el alumno recibe un refuerzo positivo, por ejemplo, elegir el juego del mes en Educación Física”, cuenta el coordinador del proyecto.
Conocer mejor al alumnado reduce el absentismo
El proyecto de “La magia de convivir” se apoyada en los postulados de Howard Gardner sobre inteligencias múltiples. “Se emprende un viaje para potenciar en el alumnado cada una de ellas desde el entendimiento de que existen múltiples formas de ser inteligente y ninguna es mejor que otra”. Así, cuando realizan los test de inteligencias pueden detectar las habilidades de cada alumno. “Muchas veces son niños que se aburren o son absentistas. Si uno tiene inteligencia naturalista lo llevamos al huerto escolar; o una niña que nunca venía a clase y se le daba bien bailar porque tenía inteligencia corporal cinestésica, la pusimos como responsable de las coreografías en los recreos”, explica Manuel González. Así reducen el absentismo haciendo que los alumnos se sientan “responsables, útiles y valorados”.
Los mediadores son alumnos formados específicamente para ello. “Se llevan esa formación en la mochila”, explica González. Se seleccionan mediante test de inteligencias múltiples y por recomendación de los maestros y de los propios compañeros de clase. “Esto sirve para empoderar al alumnado, que se sienten inteligentes e implicados”, destacan.
En todo el proceso se usa la magia como elemento motivador, enseñándoles trucos y premiándoles con cursillos.
Por otro lado están los Círculos de Diálogo, que se celebran todas las semanas con los cursos de 4º, 5º y 6º de primaria, aunque no haya ningún conflicto. El objetivo es promover la paz. Todos los alumnos hablan y sirve para cohesionar la clase, construyendo relaciones y mejorando la convivencia. Utilizan juegos para trabajar habilidades de comunicación o para celebrar fechas concretas, como el Día de la Mujer. “A veces estos círculos de diálogo sirven para detectar conflictos sin pretenderlo”, cuenta Luisa Álvarez, otra de las responsables del proyecto.
Otra de las herramientas que utilizan para mejorar la convivencia son las Patrullas de la Paz. Son grupos de alumnos, que van cambiando cada semana, que recorren el patio durante el recreo registrando los conflictos que encuentran. Después los maestros responsables del proyecto analizan esas anotaciones para detectar si hay algunos comportamientos que se deban corregir mediante los círculos de diálogo.
Pero una de las funciones más importantes de las patrullas de la paz es dar acogida al nuevo alumnado, habitualmente extranjero, que llega al centro. “Durante los primeros quince días los acompañan, le presentan a compañeros y a los maestros, le enseñan el centro. Hacen que se integren más rápidamente”.
Por último está la mediación en línea, a través de la app B-resol. Pueden alertar de forma anónima (la víctima o un observador) de situaciones problemáticas de manera inmediata, segura y desde cualquier lugar y momento.
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