CORONAVIRUS ALMERÍA

Pozo de la Higuera: El muro invisible

Pozo de la Higuera: El muro invisible

Pozo de la Higuera: El muro invisible / Javier Alonso (Pulpí)

El 13 de agosto de 1961 Berlín se despertó con un muro con 155 kilómetros de perímetro que dividía en dos la ciudad. A un lado, Berlín Oeste, encuadrado en la República Federal Alemana bajo influencia americana, británica y francesa; al otro, Berlín Este, capital de la República Democrática Alemana y con influencia soviética. El mayor símbolo de la Guerra Fría separó a miles de familias a uno y otro lado del muro hasta su caída en 1989, que supuso la reunificación germana.

En España, nos encontramos a pocas horas de comenzar la Fase 1 de la desescalada, otra especie de Guerra Fría, no entre rusos y americanos, pero sí entre el mundo y un coronavirus que otro día 13, este de marzo y de 2020, todos sabíamos que nos iba a encerrar en casa durante un tiempo, un confinamiento que fue oficial un día después en forma de estado de alarma.

Pozo de la Higuera no es Berlín. No es capital de país ni tiene un muro que divida en dos a la población. Se trata de una sola pedanía en cuyas calles uno pasa de estar en el municipio de Pulpí a estarlo en el de Lorca. De estar en la provincia de Almería a estarlo en la de Murcia. De estar en la Comunidad Autónoma de Andalucía a estar en la Región de Murcia.

La actual situación le da un carácter todavía más especial a este hecho. En España nos encontramos todavía en la Fase 0 de la desescalada. Esto es, los ciudadanos no pueden desplazarse a otro municipio, mucho menos a otra provincia, salvo si es por trabajo. En Pozo de la Higuera, sin salir de la localidad, este cambio se produce en hasta tres niveles.

La posibilidad de moverse a otros municipios entrará en vigor este lunes 11 de mayo, no así moverse a otra provincia, lo que se espera para siguientes fases. En Pozo de la Higuera tampoco estaría permitido, por lo tanto, moverse al otro lado del muro invisible. Incluso si más adelante se diera el caso de que una de las dos provincias, Almería o Murcia, entrara en otra fase de la desescalada y la otra no, tampoco sería posible. Aquí, la nueva realidad es todo un galimatías.

Ese muro invisible que separa los dos municipios, las dos provincias y las dos autonomías, dentro del mismo núcleo de población, se encuentra en la calle de La Plata. En la esquina de la vivienda, de dos plantas, de Ginés, un octogenario que vive con su esposa y que, aunque su casa se encuentra en su mayor parte en suelo lorquino -tan solo la cochera queda en la parte pulpileña-, insiste en que es almeriense y que a él no le han “partido la casa”.

Límite entre Pulpí y Lorca en la carretera general Límite entre Pulpí y Lorca en la carretera general

Límite entre Pulpí y Lorca en la carretera general / Javier Alonso (Pulpí)

Otro muro invisible se encuentra en el cortijo de Pedro. Desde la carretera, por la calle de la vivienda de Ginés en dirección a Águilas, Región de Murcia, un portón en suelo murciano da acceso a casi 5.000 metros cuadrados de propiedad compartida con sus hermanos, ya en suelo almeriense. No fue hasta hace relativamente pronto, tras el fallecimiento de su madre, cuando vieron las lindes del terreno, cuando se percataron de que una parte de su cortijo, en el que cría gallos, gallinas y hasta una oca, se sitúa dentro del término municipal de Lorca. Resumiendo: para entrar en su casa tiene que pisar provincia de Murcia. El tercer muro invisible se encuentra en la propia carretera que une los dos municipios limítrofes.

A la llegada a Pozo de la Higuera nos recibe Agustín. Allí se crió y allí tiene cortijo, familia y amigos. Con él espera Juan Cervantes, que es el alcalde pedáneo, el representante en la localidad del Ayuntamiento de Pulpí que encabeza Juan Pedro García.

Isabel y Josefa, hermanas residentes una en el lado murciano y la otra en el almeriense, en un banco en la parte perteneciente a Lorca Isabel y Josefa, hermanas residentes una en el lado murciano y la otra en el almeriense, en un banco en la parte perteneciente a Lorca

Isabel y Josefa, hermanas residentes una en el lado murciano y la otra en el almeriense, en un banco en la parte perteneciente a Lorca / Javier Alonso (Pulpí)

De los algo más de 23 kilómetros cuadrados de extensión de la pedanía, la mayor parte corresponde a Pulpí, también el mayor número de habitantes. Según los últimos datos del INE, 392 censados en Pulpí por 171 en Lorca. Los dos bares-restaurantes, El Límite y Piñero, se encuentran en el lado almeriense; así como el supermercado, al que, también ahora, acuden tanto los de la parte almeriense como los de la murciana.

El muro es tan invisible que no existe, tampoco en estado de alarma, y tanto unos pisan Pulpí como otros Lorca, también nosotros. El alcalde pedáneo, Juan, nació en un cortijo de la zona murciana, está empadronado en la almeriense pero reside en el primero. Antonia, hermana de Agustín, es almeriense pero reside en la parte de Lorca con Javier, que nos invita a pasar a su casa y a un chato de vino y un plato de jamón que está cortando en ese preciso momento. Le emplazamos a tomarlo antes de irnos y nos acompaña hasta la esquina de la casa de Ginés. Frente a esta, el banco, en suelo pulpileño, que todos conocen como La Moncloa, donde hasta hace pocos años se sentaban los vecinos a arreglar el mundo. Al otro lado de la calle, se sientan en otro poyete Isabel y Josefina. Son hermanas nacidas en Almería que ahora viven en el mismo sitio y a la vez en dos provincias distintas. Antes de todo esto, pasamos por un local en el que Francisco, sobrino de Agustín, vende vino de Jumilla. Él es de la parte de Lorca, pero tiene su local en la de Pulpí. Las basuras, el agua y el alcantarillado se pagan en Almería; el teléfono y la luz, en Murcia; hacerse el DNI, también en Lorca. Un enredo mucho más complejo que el entendimiento de las fases de la desescalada.

Jerónimo, un vecino de Pulpí, acude al local pulpileño en el que Francisco, vecino del lado lorquino, vende vino de Jumilla. Jerónimo, un vecino de Pulpí, acude al local pulpileño en el que Francisco, vecino del lado lorquino, vende vino de Jumilla.

Jerónimo, un vecino de Pulpí, acude al local pulpileño en el que Francisco, vecino del lado lorquino, vende vino de Jumilla. / Javier Alonso (Pulpí)

El movimiento entre las dos zonas de la pedanía es contínuo. Las restricciones no son tales en sus calles y sobre todo durante la Semana Santa sí hubo más controles de tráfico para evitar que los vehículos cruzaran el muro invisible, una presencia que se ha repetido en alguna ocasión más. Incluso a Javier, a quien es habitual verle sobre la bicicleta y rodar un centenar de kilómetros, le ‘invitaron’ a seguir su ruta en bici en dirección hacia Lorca ya que no podía dirigirse hacia Pulpí. Sí, en cambio, podía ir a esta localidad para realizar gestiones en el banco, explica. El propio Juan Cervantes, tuvo que pararse ante la Guardia Civil cuando, uno de los días de lluvia, llevaba un interruptor de la luz para un vecino que se había quedado a oscuras, en un acto de urgencia. Otro vecino que pasaba tuvo que certificar ante los agentes que en realidad se trataba del alcalde pedáneo para que le permitieran continuar.

Las restricciones se han centrado así principalmente en el tráfico entre ambos municipios, dejando vía libre al tránsito a pie de vecinos, sobre todo para acercarse al súper. Los escasos 100 metros que separan a este del muro invisible no son inconveniente; la otra opción para los vecinos de la zona lorquina sería la de, como en el caso de Javier para ir a la farmacia, subir 5 kilómetros hasta Almendricos.

“Aquí prácticamente somos todos familia y todos amigos y convivimos”, comenta Juan Cervantes. Entre uno y otro lado del muro invisible “no hemos encontrado problemas para movernos libremente”, coinciden todos. Eso sí, esta semana han tenido que hacerlo en los horarios marcados por el Gobierno, ya que si bien la población total de Pozo de la Higuera es de 563 habitantes, dentro del margen de los 5.000 con los que se permite la salida a cualquier hora, la referencia que se toma es la del municipio en cuestión, y ahí, tanto Pulpí (10.055) como Lorca (94.404) la superan, el segundo, además, con creces.

Juan Cervantes, alcalde pedáneo, junto a Pedro, Javier y Agustín, en el banco conocido en el pueblo como La Moncloa. Juan Cervantes, alcalde pedáneo, junto a Pedro, Javier y Agustín, en el banco conocido en el pueblo como La Moncloa.

Juan Cervantes, alcalde pedáneo, junto a Pedro, Javier y Agustín, en el banco conocido en el pueblo como La Moncloa. / Javier Alonso (Pulpí)

La mañana va acabando. Juan, alcalde pedáneo de Pulpí, Almería, se tiene que ir a su cortijo, en la zona de Lorca, Murcia. Javier nos recuerda que antes de irnos tenemos que pasar por su casa para tomar un chato de vino y un plato de jamón, cortado con la maestría de los mejores cortadores, y queso. Agustín y Pedro, después de enseñarnos sus gallinas, nos acompañan. Sin salir de Pozo de la Higuera, volvemos a pasar una y otra vez sobre la fina línea que separa Pulpí de Lorca, Almería de Murcia, Andalucía de la Región de Murcia. Volvemos a pasar una y otra vez sobre el muro invisible.

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