¿Dónde está Lucía?: volverán a buscar a la anciana desaparecida en Turre hace nueve años
La mujer, con alzheimer, tenía 78 años cuando se perdió su rastro muy cerca de su vivienda en Royo Morera, una cortijada de la sierra de Turre
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Han pasado más de 3.000 días desde que se perdió el rastro de Lucía García a escasos metros de su casa en la cortijada de Royo Morera, en plena Sierra Cabrera de Turre. El 22 de octubre de 2016 la anciana de 78 años, que padecía alzheimer, salió de su casa para visitar a su hermana, a unos 200 metros, y jamás regresó. Ahora, más de nueve años después, la asociación Guardias Civiles Solidarios está organizando una nueva búsqueda para hallar sus restos.
José Cabrera, el presidente de la asociación, mantiene la esperanza de encontrar a Lucía, a pesar de que ya hayan pasado tantos años desde su desaparición. "A veces puedes pasar por delante de un cadáver y que no te des ni cuenta. Hay que buscar un trozo de ropa, un hueso, una joya…", explica. Su teoría es que el cuerpo debe estar cerca de la vivienda, aunque no descarta que debido al alzheimer intentase llegar a algún sitio relacionado con algún recuerdo de su infancia o juventud. "Según las estadísticas, más del 90% de los desaparecidos aparecen cerca de donde se les vio por última vez", dice. "Lucía pudo tener un accidente en alguna zona cercana a la casa o también puede que intentase llegar a donde tenían unos terrenos, es complicado saber qué pasó", admite.
Por eso, el plan es rastrear en profundidad cada centímetro de terreno del Royo Morera, en las inmediaciones de la casa de Lucía, por tierra y aire. "Vamos a sectorizar todo y haremos un levantamiento fotométrico de la zona por medio de drones", explica Cabrera. Para ello contarán con la colaboración de grupos de montañeros y personas que sepan moverse bien por la montaña, ya que la zona es muy escarpada y llena de matorrales.
Aún no hay fecha para esta búsqueda, pero la intención es que sea en los primeros meses del año 2026, una vez que hayan obtenido las diligencias policiales de la búsqueda que se hizo en 2016 para analizarla y saber cómo y dónde se buscó. A partir de ahí diseñarán el dispositivo de búsqueda, posiblemente con un centenar de personas, drones, perros y quieren contar también con la ayuda de la Federación Andaluza de Detección Deportiva, es decir, con detectores de metales. Instalarán el punto de control en Royo Morera y buscarán durante todo un fin de semana.
Los metales, precisamente, podrían ser una de las claves para localizar los restos de Lucía. "Sabemos que llevaba joyas cuando desapareció, así que los detectores podrían ser de gran ayuda", explica el presidente de los Guardias Civiles Solidarios. Sin embargo, la Junta de Andalucía prohíbe el uso de estos aparatos, por lo que tendrán que solicitar un permiso especial. "Espero que nos hagan caso y lo autoricen", afirma Cabrera.
Ya buscaron a Lucía en los pozos y minas
La Asociación de Guardias Civiles Solidarios ya realizó una búsqueda de Lucía García en noviembre de 2020. En esa ocasión se centraron en revisar minas verticales y pozos de la zona. Durante cuatro días revisaron sin descanso, con cámaras, cada hueco donde pudiera haber caído la anciana. Incluso a más de 110 metros de profundidad. En una mina vertical localizaron restos óseos, pero un posterior análisis realizado por forenses y antropólogos concluyeron que eran de un perro.
"Entonces no buscamos en la zona próxima a la vivienda porque nos dijeron que se había batido muy bien. Es una zona llena de arbustos y pudo haber caído en cualquier lado. Esta vez nos centraremos en ese terreno", dice José Cabrera.
Los años trascurridos, el terreno y los jabalís, problemas añadidos para encontrar a Lucía
La búsqueda de Lucía García plantea muchos problemas. No solo porque ya han pasado nueve años desde su desaparición, sino también por otros factores. Por ejemplo, la dificultad del terreno. Es una zona muy amplia, en mitad de la sierra, con barrancos, pozos, muchos matorrales... "Quien venga a buscar tiene que andar por encima de los arbustos", explican.
Por otro lado, en esa zona abundan los jabalís, unos animales que son especialmente voraces. "Los jabalís son muy carnívoros, pero la ropa y objetos metálicos pueden seguir ahí, así como los huesos más grandes", asegura el organizador de la búsqueda. Para José Cabrera no hay excusas a la hora de intentar poner fin al sufrimiento de la familia de Lucía: "Los ríos, jabalís y el mar son muy resolutivos para que muchas veces las autoridades decidan no buscar", asegura.
La asociación de Guardias Civiles Solidarios tiene mucha experiencia en este tipo de búsquedas y algunas con enorme éxito. El año pasado, por ejemplo, lograron resolver la desaparición de un hombre en El Campello (Alicante) cuyo rastro se perdió cuatro años antes. "El cuerpo estaba a 120 metros de donde había aparecido la moto. La familia pensaba que había sido secuestrado", cuenta Cabrera.
Esto ratifica su teoría de que "muchas veces las búsquedas dejan mucho que desear y son más un desfile de medios y de gente que otra cosa". Por eso no pierden la esperanza de que esta vez puedan localizar los restos de Lucía y cerrar al fin, más de nueve años después, un capítulo muy doloroso para la familia.
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