Jesús Cautivo desfila a 'tropel' a hombros de 20 valientes cofrades

El municipio de Fiñana recupera la procesión del Tropel, a través de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Nazareno. Desde hace cuatro años, esta Hermandad saca la imagen de Jesús Cautivo, una talla en la que se representa a Jesús atado a una columna y ataviado con una túnica blanca. La Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Nazareno recupera esta Estación de Penitencia, que llevaba sin realizarse desde antes de la Guerra Civil. Este año, el trono ha sido portado por 20 hombres que han desfilado bajo las órdenes de dos capataces que les ayudan a lo largo del itinerario, que es el de costumbre en las procesiones de este municipio.

La procesión de Jesús Cautivo es conocida en el municipio como la procesión del Tropel, y es así porque los horquilleros llevan la imagen a paso ligero que marcan a través de los sones de la banda de tambores y cornetas.

Según recuerdan los más veteranos, esta procesión se realizaba en la madrugada del Jueves Santo, con la particularidad de que sólo podían asistir hombres, y se caracterizaba por realizarse bajo un absoluto silencio y con grandes tintes de devoción. En la actualidad, Jesús Cautivo sale la noche del Miércoles Santo.

La procesión está teniendo mucha aceptación y desde que se recuperase año tras año se está consolidando entre los vecinos de la localidad y entre las personas que expresamente vienen a presenciarla. En otras palabras, se ha convertido en unos de los actos más seguidos de la Semana Santa fiñanera.

Y es que la Junta de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Nazareno ha tratado desde el 2009, año de su primera salida, hacer del Miércoles Santo un día para visitar este pueblo con la excusa de presenciar esta hermosa procesión, llena de tradición y sentimiento, que ha sido recuperada gracias a la colaboración de personas mayores que han relatado como se realizaba antaño.

El próximo proyecto de la Hermandad es realizar un trono nuevo acorde con la talla, que es joya del Barroco y data del siglo XVII, con postizos en los ojos, pelo, corona de espinas y policromía al estilo de la imagenería andaluza de este periodo, en línea con las más significativas tallas de las ciudades y pueblos de nuestra comunidad.