Mientras que muchos pueblos apenas celebran una procesión de palmas, para los huercalenses el Domingo de Ramos es un día grande y cargado de devoción. Por la mañana comienzan con la bendición de palmas y olivos y la procesión de la Borriquita. Y por la tarde llega uno de los momentos más esperados: el recibimiento en la plaza de la Era de la Santísima Virgen del Río Coronada.
A las 18:00 horas el cielo estaba plomizo, pero no llovía. Como es habitual, la cuadrilla de horquilleras de la Virgen del Río salía con ella en andas, partiendo desde la ermita en dirección a la Era. Ese breve recorrido, de unos 500 metros, se hizo sin inconveniente climatológico alguno, con centenares de personas en la calle acompañando a la patrona de Huércal-Overa.
Una vez en la Plaza de la Era, las autoridades religiosas, municipales y los devotos recibían a la Virgen del Río mientas que la banda de música que lleva su nombre hacía sonar el himno nacional. Pero cuando comenzaron a sonar las notas de su himno de la coronación, comenzaron a caer las primeras gotas y, en poco tiempo, el chispeo se convirtió en chaparrón.
Tuvieron que actuar rápido los hermanos del Paso Negro de Huércal-Overa, cubriendo la imagen —que el año que viene cumplirá 50 años— para protegerla de la lluvia. A paso ligero, y ya sobre su trono, la Virgen del Río avanzó hacia la iglesia parroquial seguida por una columna de paraguas bajo los que se refugiaban del agua sus fieles.
Llegando a la iglesia, en la plaza del Cura Valera, ya apenas llovía, como explica Juan Carlos Mena, uno de los hermanos de la Cofradía de Ntra. Sra. de la Soledad y Santo Sepulcro. Así que una vez celebrada la misa en su honor, sobre las nueve de la noche, y ya sin amenaza alguna de lluvia, la Virgen del Río pudo hacer sin problemas el traslado hasta su casa hermandad, donde espera al Viernes Santo, cuando volverá a recorrer las calles de Huércal.
La fe de los huercalenses pudo más que la lluvia. No abandonaron a su patrona, y caminaron junto a ella bajo el agua, como hacen cada año. Y eso que los devotos de la Virgen del Río saben lo que es sufrir la pérdida de una imagen por culpa del agua. Fue en la riada de 1973, cuando la fuerza de este elemento destrozó la ermita y la antigua virgen.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios