La gracia de la Macarena
La Cofradía de la plaza de toros volvió a pasar por segundo año consecutivo por la plaza de la Catedral
La cruz de guía de la cofradía de la Macarena salió puntualmente a la hora prevista bajo el tímido sol de una tarde con aires taurinos, de ternos burdeos y verdes con galas para la ocasión.
Es una de las estampas más clásicas del Lunes Santo almeriense, pues la Hermandad del popular barrio de la plaza de Toros se adueña cada año de una Almería expectante que sabe agradecer el buen discurrir de su cortejo y las numerosas exuberancias de sus cuadrillas de costaleros. La Banda de Cornetas y Tambores Santa Cruz acompañó el impresionante misterio del Señor de la Sentencia que con difíciles maniobras, debido a las grandes dimensiones del paso, consiguió salvar la estrechez de la calle de Nuestra Señora de las Mercedes comenzando así su soberbio caminar por las distintas calles.
Cabe destacar la majestuosa belleza del grupo escultórico que forma el misterio de la Sentencia, en el que se puede apreciar la imagen de Cristo maniatado y despreciado ante el pueblo junto a Barrabás; un senedrita judío en actitud de leer el decreto de muerte en presencia de dos soldados romanos; Poncio Pilato lavándose las manos en un aguamní que sostiene un esclavo etíope , junto con un centurión, otro esclavo con una toalla y Claudia Prócula en actitud implorante. Este año la cofradía ha adquirido dos figuras de los personajes de la mitología romana: Rómulo y Remo.
María Santísima de la Esperanza Macarena, obra realizada por el escultor sevillano Antonio Joaquín Dubé de Luque en el año 1990, salía desde el interior de la Iglesia de San Idelfonso, aclamada por los aplausos de las cientos de personas que se daban cita en las calles cercanas al templo para ser los primeros en saludar a la Reina del Lunes Santo.
El momento más emotivo se produjo en la plaza de San Sebastián, cuando el paso de palio con la Virgen Macarena, realizado en Orfebrería Manuel de los Ríos entre los años 1991 y 1997, encaró la puerta principal del templo para encontrarse con la imagen del santísimo Cristo del Amor que procesionará en la tarde del Martes Santo. Las hermandades del Carmen de las Huertas y del Amor, con sede canónica en la parroquia de San Sebastián, realizaron una cariñosa ofrenda floral a los titulares de la Macarena.
Por segundo año consecutivo, el cortejo procesional avanzó por la estrecha calle de Las Tiendas para llegar hasta la plaza de la Catedral bajando la calle Cervantes.
El diestro Pepín Jimenez acompañóa María Santísima de la Esperanza Macarena que lucía un bonito alfiler de oro regalado por la hermandad eucarística de la Santa Cena. La Virgen procesionó primorosamente vestida por el vestidor granadino Álvaro Abril.
Al paso de la cofradía por la calle de Las Cruces se repitieron, como ya es tradicional, numerosas muestras de fervor popular, sobretodo hacia la imagen de la Virgen, que acompañada con sones de alegres marchas procesionales interpretadas por la banda de música de Torredonjimeno (Jaén), fue recibiendo la oración y la plegaria exaltada de la enorme aglomeración de gente que se dio cita ante el paso de Nuestra Señora.
El bello rostro de la Esperanza Macarena, réplica de la imagen que se venera en la capital sevillana, paseó un año más las calles de la ciudad iluminada por ciento doce candelabros que a duras penas se mantuvieron encendidas debido a la brisa que sopló durante toda la tarde- noche. El ensorno floral de la Señora estaba formado con bellos claveles blancos.
Sobre la media noche la cofradía de la Macarena, que culminaba la celebración de su veinticinco aniversario fundacional, volvió a su templo tras dar un año más una gran lección de estética piadosa, mostrando los esquemas de un sentimiento pasional que recrea la espiritualidad de todo el barrio de la Plaza de toros y que en la noche del Martes Santo volverá a vibrar con el vía crucis penitencial de la hermandad del Santo Cristo del Perdón.
Las sagradas imágenes de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y María santísima de la Esperanza Macarena descansan ya en la iglesia parroquial de San Idelfonso, lugar donde recibirán culto y veneración hasta el próximo Lunes Santo, cuando vuelvan a pasear las bulliciosas calles de la ciudad para acoger el calor de todos los almerienses
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