Domingo de Ramos... y lágrimas: "Lo sentimos de corazón"

Las previsiones apuntaban a que podía caer agua y así ha sido. Tras permitir la salida de la estación de penitencia matutina de la Borriquita, con cielo encapotado, el agua comenzó a caer a la hora de comer y las hermandades de este vespertirno Domingo de Ramos comenzaron a temerse lo peor. Hubo retraso de salidas hasta las 17:00 para Estrella y a las 17:15 para Los Ángeles, que posteriormente se han retrasado media hora más, mientras que la Santa Cena, que salía a las 19:00, se mostró favorable también a modificar sus previsiones iniciales.

Eran muchos los fieles y devotos que estaban esperando en las puertas de ambas iglesias parroquiales, paraguas en mano, esperando las noticias, pero poco a poco fueron dispersándose viendo cómo las nubes no se iban, sino que cada vez caía agua con más insistencia. Dentro de los templos, caras de desolación y muchas lágrimas. Nazarenos, costaleros, mantillas... Las decisiones de las juntas de gobierno se acercaban y todo hacía presagiar que iban a ser negativas, al quedarse sin margen horario y observar que el tiempo no cambiaba.

La Estrella fue la primera en anunciar la desdicha. Con el corazón rasgado por el dolor, el teniente de hermano mayor, Rubén Ibán Verdegay, dirigió estas palabras a los presentes: "Hemos decidido no realizar la estación de penitencia. Esperemos que aceptéis esta decisión, espero que la comprendáis porque es por el bien de nuestros titulares. Ojalá nos veamos aquí los mismos o más el año que viene. Lo hemos intentado pero ha sido imposible”, decía con lágrimas en los ojos.

Una vez que se dio la triste noticia de que no se iba a realizar la estación de penitencia de este Domingo de Ramos, la Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de las Penas y María Santísima de la Estrella abrió las puertas del patio de San Isidro Labrador para que los fieles que esperaban pudieran entrar a rezar a los titulares. Un bonito detalle que acerca al Señor y la Señora de Regiones a la ciudadanía almeriense, siempre fiel a ambos.

Distintas fueron las noticias en Los Ángeles, que anunció a las 18:30 que sí que iba a realizar estación de penitencia, eso sí, con celeridad para tratar de cumplir el recorrido y los horarios. La felicidad fue grande en el templo del barrio y en sus alrededores, cuya decisión fue recibida con aplausos y vítores, mientras se formaban las primeras hileras de nazarenos. La suave brisa que empezaba a soplar había alejado las nuebes y acercado el optimismo.

A las 18:45 se abrieron las puertas del templo de Los Ángeles, con muchos paraguas todavía abiertos porque caían tímidas lluvias. Pero lo peor parecía ya haber pasado. La decisión de salir era firma y la hermandad desafió al tiempo para que Almería tuviera a María Santísima de los Ángeles en sus calles. Poco a poco, los vecinos se fueron acercando. Querían estar con su Señor y con su Señora, que habían llorado también viendo las lágrimas de sus fieles.

La Santa Cena, por su parte, había decidido retrasar su salida procesional a las 19:30, que posteriormente prolongaría a las 20:00 ya que la inestabilidad seguía predominando. A esas horas se abrieron las puertas del templo ante una calle Ricardos totalmente abarrotada. Las nubes ya se habían disipado completamente, no quedaba resquicio de ellas en el cielo. A los acordes de la Marcha Real, el misterio de Jesús y los Doce Apóstoles en la Última Cena fueron ganando la calle.

Minutos después, con emoción, con rabia, con amor por María Santísima de la Fe y la Caridad, el palio iba a hacer lo propio. La banda de música entonaba las primeras marchas. El cielo de Almería, ya con los colores propios de las ocho de la tarde, naranjas a más no poder, limpios por las lágrimas derramadas previamente por los ángeles celestiales, brilló su mejor atardecer a la Virgen de la hermandad. La Santa Cena, que siempre cierra el paso por Carrera Oficial el Domingo de Ramos, en esta ocasión fue la primera de la tarde.