El Nobel de Economía y el chiste de Jesucristo y los españoles

El canadiense David Card ganó el Premio Nobel de Economía de 2021, junto a sus colegas Joshua Angrist y Guido Imbens. Su análisis del mercado laboral y sus estudios sobre cuestiones fundamentales para la sociedad "han servido para mejorar sustancialmente nuestra capacidad para responder preguntas causales clave, lo que ha sido de gran beneficio para la sociedad", apuntaron desde el Comité de Ciencias Económicas.

Card analizó el impacto de los aumentos del salario mínimo en el empleo en el estado de Nueva Jersey, en Estados Unidos y sus hallazgos llevaron a los investigadores a revisar su opinión de que tales aumentos siempre deberían conducir a caídas en el empleo.

Pero parece que también es un gran conocedor del mercado laboral español. Al menos es lo que se deduce tras su intervención en la edición especial de Hora 25 desde la WORKinLan Summit de Bilbao, donde fue entrevistado por Aimar Bretos.

Allí, tras charlar sobre el SMI y el mantra de la destrucción de empleo, la evolución la tecnología y la posibilidad de que terminen sustituyendo a las personas en el trabajo, los problemas para acceder al mercado laboral de las personas de mayor edad o la jornada laboral de cuatro días, entre otros temas, el economista canadiense dejó una anécdota para el recuerdo.

¿Por qué Jesucristo era español?

Porque se recuerdan pocos cómicos o humoristas canadienses, incluso a alguno como Jim Carrey pocos lo asocian como compatriota de Card, pero el Premio Nobel de Economía dejó su tarjeta de presentación con este chiste.

Este es el Nobel de Economía y el chiste de Jesucristo y los españoles. "Cómo se sabe a ciencia cierta que Jesucristo era español? Porque tenía 33 años, no tenía trabajo y vivía con su madre", expulso ante un auditorio del que arrancó bastantes carcajadas (aunque el tema no sea como para tomárselo a broma).

Para añadir más énfasis a su percepción sobre la sociedad española, Card recalcó que en España, esa madre, además, pensaba que ese ser de 33 años, sin trabajo y que aún vivía con ella en casa, "era un Dios".