La UE se abre a permitir los motores de combustión más allá de 2035
El Comisario de Transportes de la Unión Europea abre la puerta a nuevas tecnologías con combustibles limpios, mientras Alemania presiona por mantener motores eficientes. El dossier con el paquete automovilístico podría retrasarse hasta enero de 2026
El PP propone un Plan Renove con descuentos directos en las compras
La Unión Europea está considerando seriamente un cambio de rumbo en su política sobre los motores de combustión después de 2035, según declaraciones recientes del Comisario de Transportes, Apostolos Tzitzikostas. En una entrevista concedida al periódico alemán Handelsblatt, el comisario ha manifestado que Europa está "abierta a todas las tecnologías" y que la Comisión integrará "todos los avances tecnológicos" en la nueva normativa que se está preparando. Esta postura podría representar un giro significativo respecto a los planes anteriores de prohibir totalmente los vehículos con motor de combustión a partir de 2035.
Las declaraciones de Tzitzikostas llegan en un momento crucial para la industria automovilística europea, que ha estado presionando para suavizar la estricta transición hacia vehículos eléctricos inicialmente planteada. El contexto político alemán juega un papel determinante en este debate, ya que recientemente la coalición gobernante CDU/CSU-SPD ha alcanzado una posición conjunta sobre este asunto. El canciller Friedrich Merz (CDU) remitió hace pocos días una carta a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, instándola a considerar no solo los vehículos eléctricos sino también los híbridos enchufables, los vehículos con extensor de autonomía y los motores de combustión "altamente eficientes" en la revisión de los límites de emisiones para después de 2035.
Sin embargo, existe una importante matización en las palabras del comisionado griego que podría condicionar todo el planteamiento: la UE evaluará específicamente "el papel de los combustibles de emisiones cero y bajas emisiones, incluidos los biocombustibles avanzados". Varios funcionarios de la Comisión confirmaron al medio alemán que "se permitirían los motores de combustión tradicionales, siempre que se alimenten exclusivamente con biocombustibles o e-combustibles". Esta condición representa un obstáculo significativo para la propuesta alemana, ya que Merz no hizo referencia alguna a combustibles sintéticos o biológicos en su intervención pública.
El combustible como factor decisivo
La clave del debate no está solo en permitir o no nuevos motores de combustión después de 2035, sino en qué combustibles podrán utilizarse. La postura de la Comisión Europea parece clara: aunque se autorice la homologación de nuevos motores de combustión, estos deberán estar diseñados para funcionar exclusivamente con combustibles limpios. Esta restricción plantea serias dudas sobre la viabilidad práctica de la propuesta, ya que la disponibilidad y asequibilidad de biocombustibles o e-fuels a gran escala para 2035 sigue siendo una incógnita.
El planteamiento de la UE mantendría intactos los objetivos climáticos gracias al uso de combustibles limpios, pero podría frustrar el objetivo de Merz de impulsar la industria automovilística europea. La razón es simple: si se invierten grandes cantidades de dinero en desarrollar motores de combustión avanzados, pero luego los consumidores no los adquieren debido al limitado acceso a combustibles limpios o a costes de funcionamiento prohibitivos, el esfuerzo habrá sido en vano. Este escenario plantea un dilema para los fabricantes, que deberán evaluar cuidadosamente si invertir en esta tecnología tiene sentido económico a largo plazo.
Retraso del "paquete automovilístico" europeo
El comisario Tzitzikostas también ha confirmado que el nuevo dossier del "paquete automovilístico" de la UE, inicialmente previsto para presentarse el 10 de diciembre de 2025, podría retrasarse "unas semanas". Aunque la Comisión está trabajando "muy duro" para ultimarlo antes de fin de año, es posible que no esté listo hasta principios de enero de 2026, según indicó el comisario. Este retraso se justifica por la complejidad y trascendencia del paquete, que según Tzitzikostas es "decisivo para la industria europea, los ciudadanos y nuestra competitividad".
El esperado dossier del "Paquete Automóvil" no solo incluirá nuevas normativas sobre los objetivos de CO₂, sino también "nuevos incentivos para los vehículos eléctricos en las flotas de las empresas". Aunque los detalles específicos de estos incentivos aún no han sido revelados, desde hace tiempo se debate la posibilidad de establecer una cuota del 100% para vehículos eléctricos en flotas empresariales a partir de 2030. Esta medida limitaría el uso de motores de combustión "altamente eficientes" e híbridos exclusivamente a particulares, lo que ha generado una fuerte oposición por parte del sector del alquiler de vehículos.
El contexto de la transición energética en Europa
La discusión sobre el futuro de los motores de combustión se enmarca en un contexto más amplio de transición energética en Europa. Desde la adopción del Pacto Verde Europeo, la UE ha establecido ambiciosos objetivos de reducción de emisiones, con el compromiso de alcanzar la neutralidad climática para 2050. El sector del transporte, que representa aproximadamente una cuarta parte de las emisiones totales de gases de efecto invernadero en la UE, juega un papel fundamental en esta estrategia.
La posible flexibilización de los objetivos para 2035 refleja una tensión creciente entre las ambiciones climáticas y las realidades económicas e industriales. Por un lado, la UE mantiene su compromiso con la descarbonización del transporte, pero por otro reconoce la necesidad de proteger la competitividad de la industria automovilística europea, que emplea directa e indirectamente a millones de personas en todo el continente y se enfrenta a una creciente competencia de China y Estados Unidos.
Los fabricantes europeos han invertido miles de millones de euros en el desarrollo de vehículos eléctricos, pero también han expresado preocupación por la viabilidad de una transición demasiado rápida o radical. La posibilidad de mantener los motores de combustión más allá de 2035, aunque sea con combustibles limpios, podría proporcionar un camino intermedio que permita avanzar hacia los objetivos climáticos sin comprometer la viabilidad económica del sector.
¿Qué son los e-combustibles y biocombustibles avanzados?
Los e-combustibles (también conocidos como combustibles sintéticos) son producidos mediante la combinación de hidrógeno verde (obtenido por electrólisis del agua usando energía renovable) con CO₂ capturado de la atmósfera o de procesos industriales. El resultado es un combustible líquido que puede utilizarse en motores de combustión convencionales sin modificaciones significativas, pero con una huella de carbono neutral, ya que el CO₂ liberado durante la combustión es el mismo que se capturó previamente para su producción.
Por su parte, los biocombustibles avanzados se elaboran a partir de materias primas no alimentarias, como residuos agrícolas, forestales o urbanos, algas o cultivos no destinados a la alimentación. A diferencia de los biocombustibles de primera generación, que competían con la producción de alimentos, estos biocombustibles avanzados ofrecen una alternativa más sostenible y con menor impacto en el uso del suelo y la seguridad alimentaria.
Ambas tecnologías presentan ventajas significativas en términos de reducción de emisiones, pero también enfrentan desafíos importantes en cuanto a escala de producción, eficiencia energética y costes. En la actualidad, tanto los e-combustibles como los biocombustibles avanzados son considerablemente más caros que los combustibles fósiles convencionales, lo que plantea dudas sobre su viabilidad comercial a gran escala sin un fuerte apoyo regulatorio o incentivos económicos.
¿Cómo afectará a los consumidores?
Para los consumidores europeos, el posible cambio de rumbo en la política de la UE sobre motores de combustión genera tanto oportunidades como incertidumbres. Por un lado, la disponibilidad de diferentes tecnologías podría ofrecer más opciones a la hora de elegir un vehículo, adaptándose mejor a las diversas necesidades y circunstancias de los conductores. Por otro lado, la condicionalidad del uso de combustibles limpios plantea interrogantes sobre el coste real de mantenimiento de estos vehículos.
Si los e-combustibles y biocombustibles avanzados siguen siendo significativamente más caros que los combustibles convencionales, los consumidores podrían enfrentarse a un dilema: pagar menos por la adquisición de un vehículo con motor de combustión "altamente eficiente", pero asumir costes de operación potencialmente más elevados; o invertir más inicialmente en un vehículo eléctrico, con la expectativa de menores costes de funcionamiento a largo plazo.
La resolución final de este debate, que se conocerá con la presentación del "paquete automovilístico" a finales de 2025 o principios de 2026, marcará el rumbo de la movilidad europea para las próximas décadas y tendrá un impacto significativo tanto en la industria como en los hábitos de consumo de los ciudadanos europeos.
También te puede interesar