Sector agroganadero de Córdoba: excelencia contrastada

Es incuestionable el peso que la agricultura, la ganadería y la industria agroalimentaria tienen en la provincia de Córdoba como sectores productivos generadores de empleo estable, de riqueza y de desarrollo económico en muchos de nuestros municipios. Hablamos, por tanto, de un sector primario que sigue siendo vital para la permanencia de nuestros vecinos y vecinas en sus municipios y que resulta clave para esa fijación de la población joven y para evitar la emigración a otros territorios.

Hablar de nuestro sector agroganadero es hacerlo de productos de excelencia contrastada, productos amparados por el sello de calidad que otorga su pertenencia a una Denominación de Origen Protegida. Así ocurre con los aceites que se obtienen de nuestra extensa superficie dedicada al olivar, un cultivo al que se dedica cada día un mayor número de hectáreas. De allí nacen nuestros galardonados aceites, muchos de ellos englobados en alguna de nuestras cuatro denominaciones de origen de este producto. También cuentan con ese sello que da una DOP los vinos y vinagres de Montilla-Moriles y los ibéricos de la comarca de Los Pedroches; todos ellos son productos agroalimentarios que cuentan con este marchamo que contribuye a su comercialización, su distribución y su promoción nacional e internacional. Pero el campo cordobés es mucho más...

Sus paisajes, en los que se entremezclan la dehesa, la campiña, el valle o la sierra, son el escenario perfecto para el cultivo de los cereales, para los productos hortícolas (con los cítricos y el ajo a la cabeza), para la almendra y para la miel. También merece atención la producción de licores y anisados, el vacuno de leche, el garbanzo lechoso, el membrillo y un largo etcétera. El campo cordobés no ha permanecido inalterable en el tiempo, sino que ha ido protagonizando una paulatina adaptación a los cambios en la Política Agraria Común (PAC) y a la disponibilidad de recursos hídricos, uno de los principales retos que afrontan la agricultura y la ganadería cordobesas.

Entre los obstáculos que debemos solventar, tanto las administraciones como el sector agroganadero, está la emergencia climática, con una escasez de agua que en la provincia de Córdoba es altamente preocupante y con un problema fundamental sobre la mesa, cómo aunar esfuerzos entre todas las administraciones para conseguir, por un lado, el uso más racional posible de los recursos hídricos con los que contamos, y, por otro, que esté garantizada la superveniencia de nuestras industrias agroalimentarias, de nuestras explotaciones agrícolas y ganaderas, que son fuente de empleo y economía para todo el territorio, especialmente en zonas más afectadas por la despoblación como el norte de nuestra provincia.

En el uso eficiente de los recursos hídricos está el único camino viable; para alcanzarlo, en la Diputación de Córdoba contamos con una herramienta fundamental, la Empresa Provincial de Aguas de Córdoba (Emproacsa), cuyo trabajo se basa en un modelo de gestión sostenible y en la puesta en marcha de infraestructuras hidráulicas acordes a las necesidades del territorio. Además, este compromiso medioambiental es compartido con el resto de administraciones, con las que vamos a trabajar unidas en la búsqueda de soluciones a los problemas que nos plantea el escenario actual de sequía. Somos conscientes de que nuestras empresas agroalimentarias necesitan del agua para poder seguir funcionando y de que de ellas depende el sustento de muchos municipios.

Contamos con una materia prima que es única, con un modelo productivo basado en la calidad, la tecnología y el respeto al medio, con profesionales que han sabido actualizarse y lanzarse a la digitalización, con generaciones nuevas que han aprendido de la tradición pero se han sumergido también en la vanguardia; por todo ello, desde la Diputación de Córdoba, y de la mano del sector agrícola y ganadero, vamos a trabajar en la promoción de un nuevo modelo de desarrollo rural que se base en el uso racional y sostenible de los recursos, pero sin comprometer las posibilidades de crecimiento y expansión del mismo. Un modelo basado, sobre todo, en la excelente calidad de los productos que nacen de nuestra tierra, una tierra única que fue cuna de grandes civilizaciones y que ha sabido ir extrayendo de cada comarca lo mejor que el entorno le podía ofrecer.