It,s just the beginning
El Acta de Vivancos
La UDA no llegó a la máxima categoría gracias al último gol del Alcorcón en el descuento, sino por la acumulación de los méritos y deméritos almacenados desde la jornada 1 a la 42
Turki está cubriendo etapas y como dice su lema, es solo el principio
En primer lugar, me gustaría opinar sobre algo muy comentado en redes y a pie de calle en torno al ascenso del Almería. Y es que la UDA no llegó a la máxima categoría gracias al último gol del Alcorcón en el descuento, sino por la acumulación de los méritos y deméritos almacenados desde la jornada 1 a la 42. La competición se decide a través de una liga regular, donde el algodón no engaña. No existe otra competición en el mundo más justa que la referida liga regular.
Dicho esto, vayamos con otra controversia, la del Alcorcón de Fran Fernández y su papel decisivo a la hora de influir en la carrera final por el ascenso. Está bien que ahora haya quedado Fran Fernández como un señor del deporte y un profesional, pero hay algo que un servidor no puede obviar desde un punto de vista sereno y objetivo. Visualicé los últimos dos partidos del Alcorcón, frente a la UDA y al Eibar, y en ambos el conjunto de Fran Fernández buscó la victoria, como en otros choques siendo ya equipo descendido, si bien hubo algunos matices que no se deberían pasar por alto. Nadie me puede negar que ante la UDA el Alcorcón no solo metió una marcha más, sino que se valió de otros medios para enfatizar si cabe aún más su afán por conseguir la licita victoria. Detalles como pérdidas de tiempo, simulaciones de agresiones, anhelo exacerbado por competir o celebraciones fuera de tono, no acontecieron en otros choques como en el de la última jornada ante el Eibar. Intención de vencer sí, pero de un forma usual sin tener que dejarse la vida como sí se hizo en Almería, máxime siendo ya un equipo descendido. Esos matices deberían ser importantes a la hora de enjuiciar la labor en esos partidos decisivos del cuerpo técnico del Alcorcón, encabezado por Fran Fernández y secundado por el también almeriense Héctor Berenguel, actor presumiblemente clave en toda esta historia que, por fortuna, acabó con final feliz. Cumplieron con su labor como profesionales, siempre en busca de más triunfos que atenuaran la pérdida de la categoría, pero esos matices que un servidor observó no pueden ni deben ser obviados, desde un punto de vista ecuánime.
Vayamos con la resaca del ascenso y la celebración. La presencia de Turki en Leganés, el masivo desplazamiento de aficionados y la manera de certificar el pase a la máxima categoría, le otorgó a esa última oportunidad de ascender de forma directa unos tintes de tragicomedia que difícilmente podremos olvidar. Final feliz y campeones de Segunda División por méritos propios, emulando a la extinta Agrupación Deportiva. De hecho la copa de campeones, que ya estará en las vitrinas del Power Horse Stadium, fue entregada en Madrid por el propio presidente de la Federación de Fútbol a dirigentes de la UDA en torno al mediodía del pasado lunes. Por lo tanto, se hacía harto complicado poder organizar actos institucionales y paseos en bus descapotable por las calles de Almería ese mismo lunes, así como la celebración final en el estadio. Conmemoración, por cierto, que ya el martes estuvo llena de color y de calor por parte de la renovada y creciente afición rojiblanca, fuera y dentro del Power Horse Stadium.
El juego de luces y en general toda la parafernalia de dicha celebración, me retrotrajo a los años de plomo del fútbol almeriense, cuando ni por asomo se podía pensar en festejar un acto de tal colorido y calidad en nuestra Almería, ejecutado por el propio club de nuestra tierra. Turki está cubriendo etapas y como dice su lema, it,s just the beginning, es solo el principio. Por mi parte, ya sueño despierto...
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