El Almería cuaja un curso notable que acaba en suspenso

UD ALMERÍA | Contracrónica

Por primera vez en muchas temporadas el campeón de invierno se queda sin ascenso

Poniéndolo todo en una balanza, desde la llegada de la propiedad saudí se han jugado tres play-off a Primera y se logró un ascenso directo

El Almería cae eliminado en Oviedo con las botas puestas (1-1)

La falta de Cazorla que acabó con las esperanzas rojiblancas
La falta de Cazorla que acabó con las esperanzas rojiblancas / UDA

Deportivamente la Unión Deportiva Almería ha cuajado una temporada de notable alto. Hablamos de fútbol, no de despachos. Pero como el desempeño en el campo no ha ido aparejado con cumplir con el objetivo primordial marcado por la entidad de subir a Primera, puede asegurarse que la calificación final, englobando todos los factores, ha sido de suspenso. Partimos de un baremo en el que el ascenso directo a través de las dos primeras plazas equivale a matrícula de honor, haberlo conseguido en la promoción a un sobresaliente, entrar en play-off a notable alto, quedar entre los diez primeros a notable a secas, entre los quince a un simple bien y entre los cuatro últimos, obviamente insuficiente. El suspenso final de la UDA deriva también de no haber logrado ligar el mayor presupuesto de la división de plata con un regreso meteórico a la máxima categoría.

Estas afirmaciones están abiertas a la discrepancia, pero en términos generales hay que poner todo en una balanza y valorar que desde la llegada de la propiedad saudí, primero con Turki Al-Sheikh y ahora con Mohamed Al-Khereiji (quien será presentado oficialmente esta tarde) la entidad ha disputado tres play-off de ascenso a Primera y conseguido un ascenso directo en cuatro temporadas en Segunda, amén de las dos campañas en Primera. Hasta su aterrizaje el club nadaba en la más absoluta indiferencia, coqueteando durante tres años con la pérdida del nivel profesional, salvándose de la quema en la última jornada. El proyecto de Alfonso García estaba agotado y llegó un nuevo impulso en forma de capital extranjero que, con sus virtudes y defectos, mantiene una inversión alta.

Puesto todo en contexto, es obvio que la temporada 2024-2025 será recordada como la que pudo ser y no fue. El club lo apostó todo a la carta de Rubi, repescándolo con un contrato fuerte a nivel económico y largo, por tres temporadas, para que el técnico catalán comandase el regreso a Primera. Solo hubo un refuerzo, la llegada de Nico Melamed, también con una ficha alta, pero como agente libre. Se hizo un esfuerzo colosal por mantener los emolumentos de jugadores a priori diferenciales como Luis Suárez, Dion Lopy, Sergio Arribas o Luis Maximiano. Eso ha causado tensiones en el límite salarial que ahora no habrá más remedio que solventar a través de algunas ventas dolorosas, pero necesarias. Y todo ese esfuerzo ha resultado insuficiente porque Segunda no perdona una mala racha de ocho jornadas sin ganar.

Hacía muchos años que el campeón de invierno se quedaba sin ascenso y la china le ha tocado a la UDA, que parece tener un imán que atrae situaciones adversas. Cuando se alcanzó el parón invernal con esa dinámica de catorce jornadas sin perder toda parecía encauzado, pero tras la derrota en Albacete el equipo entró en barrena y aparecieron los fantasmas del año pasado, con un vestuario repleto de egos de difícil control para el cuerpo técnico. Quizá que el mayor esfuerzo de Rubi y su staff se haya dedicado en exceso a intentar generar un ambiente positivo, quemando energías para otras necesidades más perentorias.

En el mercado invernal la dirección deportiva tuvo en su mano corregir el principal problema de este equipo, la sangría defensiva, provocada particularmente por el agujero en el eje de la zaga. Mohamed El Assy había mostrado una soberbia innecesaria presumiendo de contar con los mejores centrales de la categoría. Era la segunda vez que le ocurría al directivo egipcio un episodio similar, tras haber prometido que no se bajaría a Segunda. Pusieron la diana en el regreso de Rodrigo Ely, que no fructificó, y desde entonces el equipo caminó cojo, desequilibrado, siendo un tanque en ataque y una bicicleta en defensa.

Con todo, el trabajo del cuerpo técnico permitió afinar el balance defensivo y el equipo entró llorando a un play-off en el que los factores externos terminaron por condicionar su suerte. Las convocatorias de Marc Pubill con la selección sub-21 para disputar el Europeo y la inesperada de Luis Suárez con Colombia para dos partidos de clasificación mundialista, en los que únicamente disputó 45 minutos, acabaron con la esperanza rojiblanca, que no obstante tiró de orgullo y se marcó una eliminatoria ante el Real Oviedo que será recordada por sus aficionados como el canto del cisne. En el fútbol de reconocimientos no se vive y a Rubi, que lanzó el dardo a Tebas de que la promoción se había disputado adulterada, ahora le toca tragar veneno y plantear el nuevo proyecto para la 2025-2026 con el renovado brío que Al-Khereiji debe imprimirle a todo el organigrama del club.

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