El Almería toca fondo en Éibar y agrava sus crisis

UD ALMERÍA | LA CONTRACRÓNICA

Ocho jornadas sin ganar, un equipo sin reacción y un brazalete en el suelo que simboliza la crisis rojiblanca

La obligación no es debilidad

Édgar ordena a los suyos para salir de la zona defensiva.
Édgar ordena a los suyos para salir de la zona defensiva. / UDA
Aarón Martínez

08 de marzo 2025 - 18:40

Con el pitido final, algo se desvaneció entre los aficionados rojiblancos. La UD Almería volvió a tocar fondo por segunda vez esta temporada. Una fragilidad que recordó a las peores actuaciones de un año en el que las inercias están siendo una constante en el lado unionista. Las negativas arrastraron al equipo a los puestos de descenso y, tras ocho jornadas seguidas sin ganar, ahora lo alejan del objetivo del ascenso. En el mejor momento del curso, las catorce semanas sin caer derrotado posibilitaron que los de Rubi se colocasen primeros para cerrar el 2024.

De aquella llama viva y esperanzadora solo quedan las cenizas. La UDA logró el punto de inflexión tan esperado para marcar un antes y después en la temporada. A lo largo de los últimos meses, se habían completado partidos con problemas en el aspecto defensivo, duelos en los que el gol era una quimera, encuentros sin tanto dominio de balón o momentos en los que la transición era el mejor recurso. En Ipurúa se consiguió que nada funcionase y, lo más preocupante, con una muestra de conformismo y normalización de la derrota mucho antes de que el colegiado decretase el cierre de la contienda.

Luis Suárez trata de zafarse de un rival en el duelo ante los armeros.
Luis Suárez trata de zafarse de un rival en el duelo ante los armeros. / D.A.

Esa indolencia propia de la plantilla del curso pasado que, a fin de cuentas, sigue siendo prácticamente la misma que la actual, se puede personificar en la mayoría de los protagonistas que participaron en el duelo ante el Eibar. El día que cumplió 100 encuentros con la casaca rojiblanca, Álex Centelles posibilitó el primer y único tanto local en otro error en salida de balón.

Los de Beñat San José cargaron con mucha más intensidad el flanco izquierdo de los indálicos, con la presencia permanente de José Corpas y Sergio Cubero. No obstante, quizás el mayor naufragio de la embarcación rojiblanca se produjo en la medular. A pesar de la presencia de tres futbolistas en el centro del campo, la intensidad mostrada por el equipo en la parcela central fue el reflejo de un navío a la deriva.

Melero, Arribas y un brazalete sin dueño

Gonzalo Melero perdió más balones (13) que pases completó (10), al igual que Sergio Arribas (18 pérdidas y 16 pases). Ambos futbolistas perdieron el 70 por ciento de los duelos disputados (3 de 10 ganados) y el técnico de Vilassar de Mar tuvo que sustituir a los dos incluso antes de lo que suele acostumbrar a la parroquia almeriensista.

Más allá del aspecto estadístico, hay imágenes que definen temporadas. Cuando Leo Baptistao pasó a ser el capitán del Almería, en una jugada en campo propio se le cayó el brazalete y nadie lo recogió. Las cámaras de televisión, inevitablemente, enfocaron la cinta en el suelo, sin nadie que se acercase a recoger un emblema cargado de simbología que vuelve a poner encima de la mesa tantas cosas en tan pocos segundos.

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