El Almería tropieza de nuevo con sus debilidades defensivas

Vuelta a las andadas. Joan Francesc Ferrer Sicilia 'Rubi', desde el inicio de esta temporada, insistió en que hay que olvidarse de lo ocurrido el pasado curso. Un discurso que ha mantenido por activa o por pasiva, aunque lo que sigue ocurriendo sobre el terreno de juego es un fiel reflejo de un equipo con diferentes piezas, pero con los mismos problemas. La radiografía tras el encuentro contra la Real Sociedad B sigue dejando un diagnóstico preocupante: la solvencia ofensiva contrarresta con la fragilidad defensiva.

“El mayor gasto de horas que hemos dedicado en los entrenamientos ha sido en el apartado defensivo. Y, sobre todo, en el bloque para que los once trabajen en la presión, cerrando espacios, basculando, poniéndose a la distancia correcta con el balón… Es decir, yo creo que vamos a ver un equipo rocoso, que a lo mejor habrá días que ganará por un gol, pero que también va a estar siempre dentro de los partidos. Eso es lo que estamos buscando. En el apartado ofensivo nosotros somos un equipo con mucha libertad, pero sin balón esperamos tener unos números buenos”, aseguró el técnico de Vilassar de Mar antes del inicio de la competición liguera.

Unas palabras que no acaban de convertirse en hechos. Paradójicamente, Marcos Luna fue el mejor activo ofensivo del equipo durante el primer tercio del encuentro y terminó siendo el protagonista de la acción del penalti sobre Mariezkurrena. Una muestra de que, más allá de los nuevos refuerzos, la solidez defensiva sigue siendo un debe para este equipo. Asimismo, el segundo gol vino tras otro centro lateral, al igual que cuatro de los otros cinco tantos que ha encajado el conjunto rojiblanco en este arranque.

Cuestión de eficacia

“Es verdad que somos un equipo que intenta proponer, pero también hay que considerar, a mi modo de ver, que una media de tres o cuatro ocasiones de gol que te haga el rival es totalmente normal. Es decir, reducir de tres o cuatro ocasiones de gol a cero o una es casi imposible, porque los rivales también tienen buenos jugadores. Entonces, es verdad que tenemos que intentar mejorar en esa faceta, pero me voy con la sensación de que el Sanse ha jugado un gran partido, pero ha tenido tres ocasiones. La efectividad también manda, aunque lo que más me molesta es que esas ocasiones las provoques con facilidad”, comentó el entrenador tras el partido.

Quizás lo más preocupante es que, sin recibir demasiado peligro, el equipo suma dos goles encajados por partido, los peores guarismos de las últimas dos décadas en las tres primeras jornadas. En el lado positivo, el cuadro almeriense ha reaccionado en las cuatro ocasiones en las que se ha visto por debajo en el marcador. Una virtud que, curiosamente, también era una de las señas de identidad del plantel de la pasada campaña.