Arribas anduvo perdido en Anduva
UD ALMERÍA | Contracrónica
El experimento de Rubi de ubicarlo en la media como interior con Puigmal por delante de Lopy no lució
El Almería garantizará el play-off si gana al Tenerife o replica el resultado del Granada en Santander
Sergio Arribas anduvo perdido en Anduva. El juego de palabras viene al pelo para describir el partido del futbolista madrileño. Todo vino condicionado por la decisión de Rubi de incrustarlo en el centro del campo como interior, por delante de Dion Lopy y casi a la par que Arnau Puigmal, cumpliendo a priori la labor habitual de Gonzalo Melero, pero con mayor sacrificio defensivo si cabe dadas las circunstancias del partido y que el Almería buscó desde el principio retener con todos sus esfuerzos el empate que le permitía llegar a la última jornada dependiendo de sí mismo.
Sorprendió de salida el inesperado reajuste táctico del 'arquitecto de Vilassar', que a buen seguro también dejó perplejo a su homólogo en el banquillo 'jabato', Alessio Lisci, por no haberlo ejecutado con anterioridad en toda la temporada. Muchos se han preguntado por la razón de dicho movimiento, quizá motivado porque Gonzalo Melero acabó tocado físicamente el duelo previo ante el Racing de Santander, al punto de que no llegó a jugar en Miranda de Ebro. No deja de ser rara la apuesta teniendo en cuenta que en el banquillo había especialistas en la posición como Lucas Robertone (perfil más llegador) o en su defecto Gui Guedes o Selvi Clua (rol más defensivo).
La elección de Arribas trastocó muchos mecanismos interiorizados ya por el equipo y lo cierto es que, más allá del atrevimiento y de lograr la meta de sumar el punto, gracias en buena medida a la inspirada tarde de Fernando bajo palos y al frontón que esta vez fueron ambos centrales (Chumi y Édgar despejaron todos los balones aéreos que el Mirandés bombardeó al área rojiblanca), no funcionó. Arribas fue lo más parecido a un pulpo en un garaje en la línea medular, si bien en la segunda parte Rubi, testarudo como pocos, lo mantuvo sobre el césped pero intercambiando su posición con la de Puigmal.
En el aspecto positivo lo cierto es que tanto Arribas como Puigmal ayudaron a cerrarle al rival los pasillos interiores, forzándolo a buscar el juego por bandas con mayor asiduidad, pero como contrapartida el equipo estuvo menos alegre de lo habitual en la faceta ofensiva, donde tanto Luis Suárez como Leo Baptistao (el brasileño también muy sacrificado en tareas defensivas) tuvieron que hacer la guerra por su cuenta para generarse alguna ocasión de gol. Estuvieron muy desasistidos por el resto del grupo durante todo el encuentro, centrados todos en el objetivo común de achicar espacios, logrando finalmente dejar la portería a cero por décima vez en lo que va de curso.
Gustase más o menos y sea más o menos criticado, lo cierto es que el movimiento con Arribas (probablemente difícil que se vea repetido) acabó bien y Rubi puede alegar que lo importante es que ante el Tenerife el equipo podrá depender de sí mismo para acceder a la promoción de ascenso, la meta secundaria de la temporada tras haber dejado escapar la vía directa en esa mala racha de ocho jornadas sin ganar entre mediados de enero y principios de marzo. Pero en adelante, Arribas cuanto más cerca del área rival, mejor.
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