Gui Guedes, insustituible para conservar

UD ALMERÍA | EL ACTA DE VIVANCOS

Este Almería, tan compacto y tan poderoso en ataque, no debería jugar a la ruleta rusa en una categoría en la que hay que amarrar con más seguridad lo que se ha conseguido con talento

Un Almería desatado que no se conforma

El mediocentro portugués, uno de los grandes activos en la medular unionista.
El mediocentro portugués, uno de los grandes activos en la medular unionista. / Javier Alonso
Ramón Gómez-Vivancos García

12 de octubre 2025 - 21:44

Nadie puede negar la virtud de este Almería, que la está logrando con el paso de las jornadas. Hablamos de que los rojiblancos están diseñando un bloque cada vez más compacto, que en ciertos aspectos comienza a jugar de memoria. Y todo eso, con la dificultad de la ausencia de Luis Javier Suárez, tan dependiente para su equipo durante la pasada campaña. Lo que parecía casi imposible, olvidar a un jugador de Champions, se ha conseguido gracias a la movilidad de los extremos y de Arribas, que están posibilitando que el delantero centro, en este caso Baptistao, no esté sufriendo tanto al no tener la responsabilidad de llevar todo el peso del ataque.

En esa tesitura se está defendiendo a las mil maravillas la UDA, incluso con la inestimable ayuda de dos centrales que casi nunca yerran y que suelen estar bien posicionados cuando ataca el rival. Para este choque en casa ante el Zaragoza, Rubi volvió a su idea de contar con numerosos atacantes, no en vano se trataba de disputar un encuentro más importante del que se podría creer, pese a que todavía se está en los albores de la temporada. La victoria daría la posibilidad, como a la postre fue, de colocarse en los puestos nobles de la clasificación tras un inicio dubitativo, desde aquel empate en la jornada inicial ante el Albacete.

Para ese triunfo en casa ante un histórico venido a menos, nadie dudó de que se podía acumular buena parte de la artillería atacante sobre el terreno de juego. Costó, pero en dos zarpazos se abrió la lata. Primero Chirino, en una demostración de fuerza física letal, derribó la muralla. Por cierto, el excastellonense va adquiriendo confianza a la hora de atacar, pero en la retaguardia sigue concediendo terreno al contrario. Se debe aplicar ahí, máxime si su entrenador sigue contando con medio once inicial de perfil tan ofensivo. Su compañero de demarcación, Luna, lo sustituyó a las mil maravillas.

Todo hacía indicar que la ola aparecería en las gradas del UDA Stadium a poco que la ventaja fuera mayor o que el rival bajara los brazos, pero todo se complicó con el paso adelante de un Zaragoza que se dejó su timidez aparcada, sin nada más que perder. El dominio maño pasó a ser total, como previendo lo que iba a acontecer en unos minutos, pero desde el banquillo rojiblanco no se atisbó el peligro y se optó con seguir con cuatro delanteros para frenar la ofensiva final del Zaragoza.

Guedes, siempre en el campo

Cambiar hombre por hombre, Thalys por Baptistao y Lopy por Guedes, no creo que fuera la solución más adecuada para un equipo que pedía a gritos reforzar la medular con un hombre más. Quizá Melamed, que volvió a disputar un encuentro muy errático en ataque, por previsible y fallón, era el indicado para ser sustituido y así dar paso a Lopy, porque el hecho de prescindir de Guedes en esa tesitura fue cuando menos atrevido.

Se pasó mal con el tanto que se veía venir, el de Kodro, hijo del recordado Meho Kodro, y se llegó a rectificar más tarde desde el banquillo, pero la dinámica del choque lo llevó a ser un angustioso intercambio de golpes que nunca habría llegado con jugadores como Guedes sobre el terreno de juego, acompañado de Baba y Lopy. Salió cara dicho intercambio de tantos, pero este Almería, tan compacto y tan poderoso en ataque, no debería jugar a la ruleta rusa en una categoría en la que hay que amarrar con más seguridad lo que se ha conseguido con talento.

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