El Acta de Vivancos

Cómo jugar en esta categoría

  • El conjunto de Rubi defiende como un bloque, con los diez jugadores separados por unos metros

Pausa de hidratación ante el Málaga

Pausa de hidratación ante el Málaga / Javier Alonso

Durante la pasada campaña se alababa el juego de la UDA, su profundidad de banquillo y su versatilidad a la hora de encarar los diferentes partidos según qué rival. Todo eso quedaba muy bien, sobre todo cuando el técnico adversario te ponía por las nubes. Muy bonito, sí, pero cuando se le brindaba una alfombra roja al contrario para que se acercara a las inmediaciones del área rojiblanca y, a la postre, se le concedían múltiples ocasiones de gol, los parabienes de los rivales solo servían para dar moral a la espera de la siguiente jornada.

Todo esto ha cambiado, la UDA ya no juega tan bonito ni dispone de una profundidad de banquillo temible. El conjunto que ha diseñado Rubi desde el primer día de la pretemporada defiende como un bloque, con los diez jugadores separados por unos metros. De hecho, durante gran parte del choque se vio cómo entre la línea defensiva y el propio Sadiq no había más de 30 metros. A eso se le llama defender en bloque, lo cual conlleva cierto riesgo si el contrario es habilidoso, pero también hace que los rivales dispongan de menos espacio para desarrollar su juego. De ahí, la cantidad de veces que los diferentes adversarios han errado al intentar sacar el balón desde atrás. Ese trabajo, ese esquema, ese sacrificio, suple con creces las exhibiciones que antaño se intentaban regalar al aficionado local y que tanto elogiaban los rivales y la prensa en general.

En esta nueva temporada la disciplina y la contundencia van de la mano de la calidad, pues disponer de Sadiq en punta, de un prometedor Ramazani o de un implicado Lazo, quizá ni lo puedan decir algunos equipos de Primera. La categoría de plata es así, practicidad y rigor son sinónimos de éxito, junto a esas gotas de calidad que ponen la guinda. Si además, para los momentos más complicados de un encuentro, debido a una expulsión o a un despiste, se cuenta como último valladar con un guardameta como Fernando, se puede dar la cara pese a disputar medio partido con uno menos.

Pero no todo fue positivo, si no nos estaríamos engañando a nosotros mismos. Hay aspectos a mejorar, para no desviarse de la senda elegida, como que De la Hoz sea quien mueva al equipo en vez de ser el coche escoba del centro del campo, ya que el medio cántabro se ha mostrado como un jugador cada vez más habituado a desenvolverse no solo como pivote defensivo, sino como un central más que solvente. Por otra parte, el trabajo de Sadiq es encomiable, pero si fuera más resolutivo en sus decisiones y no se enrocara a sí mismo, algunos contragolpes acabarían en sentencia para el rival. La esperanza vino de la mano de Pozo, qué gran jugador se vislumbra para competir en Segunda.

En resumidas cuentas, el Cádiz, el Mallorca, etcétera, aplicaron la fórmula más práctica de juego expuesta durante gran parte de esta misiva para triunfar en una categoría tan complicada como esta Segunda División (que se lo pregunten al Valladolid). Ahora toca seguir remando en la misma dirección con las nuevas incorporaciones...

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