El momento de apretar el acelerador
UD ALMERÍA | EL ACTA DE VIVANCOS
Tras otra victoria y el conjunto en racha, a un paso de entrar en ascenso directo o de asaltar la primera plaza, se corre de nuevo el peligro de confiarse en exceso
El Almería, un equipo condenado al gol
A falta de poder auparse la UDA al liderato al término de la segunda mitad a disputar en Ceuta este próximo miércoles, la euforia podría ser el mayor enemigo a combatir por los de Rubi. Existen precedentes muy cercanos acaecidos en los albores del presente año, al comienzo de la segunda vuelta de la pasada campaña. Tras la contundente victoria en Córdoba por 0-3, la UDA, con su técnico a la cabeza, entró en un espiral de confianza y utopía a partes iguales que le llevó a dilapidar toda la ventaja acumulada, teniendo que acelerar al final a expensas de que nada fallara, y lo hizo con la obligada ausencia de Suárez.
Fue como cuando queremos aprobar un examen estudiando los dos últimos días. En esta ocasión, tras otra victoria por 0-3 como la de Córdoba del pasado curso y el conjunto en racha, a un paso de entrar en ascenso directo o de asaltar la primera plaza, se corre de nuevo el peligro de confiarse en exceso y de pensar que este equipo siempre va a contar con acciones individuales de auténtico mérito. Porque el tanto de Embarba en Leganés y la parada al inicio de la segunda mitad de Andrés Fernández definen todo un encuentro, pero no son hechos que ocurran en cada partido.
Bueno, rectifico, lo de Embarba casi que sí, aunque mejor sería que pisáramos tierra firme. Ahora es cuando más precaución hay que tener, cuando más hay que apretar los dientes, cuando más intensos se debe de ser, y todo ello al amparo de la confianza que otorgan los goles y las victorias. Y para el mercado de invierno es cuando más hay que pensar en reforzar el equipo. Que toda esta confianza y euforia no tape ciertas grietas que se observan, pese a que son numerosas las virtudes que han llevado a este equipo a alcanzar a los rivales que hace un par de meses se distanciaban en bastantes puntos.
El primero que parece que ha aprendido la lección de la pasada campaña ha sido Rubi. En Leganés, el técnico rojiblanco intentó cubrirse las espaldas con la puesta en escena de tres centrales. En principio no fue mala la idea, pero en esta ocasión la línea que salió perdiendo fue la del centro del campo, tan decisiva para este Almería por su potencial. Se venció con autoridad, pero es cierto que el rival llegó con demasiada facilidad a las inmediaciones de las tres torres defensivas de la UDA sin oposición de la medular.
Una victoria en Ceuta, sinónimo de liderato
También en el aspecto del control del juego la parcela central estuvo ausente en Butarque, convirtiendo al final el partido en una lotería de ida y vuelta en espera de que la mayor calidad ofensiva de la UDA hiciera el resto. Esto no quiere decir que no se mereciera el Almería la victoria, pero ahora que hay tiempo de rectificar habría que analizar el porqué lejos del UD Almería Stadium se baja de más con respecto al rendimiento en casa.
Durante la primera mitad en Ceuta también se pudo observar la misma carencia, en espera de que todas esas deficiencias se puedan subsanar para que esta UDA, que tan buen potencial atesora en el centro del campo, pueda comandar con más autoridad los choques con el inestimable apoyo de acciones como la de Baptistao en el tercer tanto en Butarque o con la mayor seguridad que aporta la zaga con respecto a años anteriores. Un empate en Ceuta colocaría a la UDA en ascenso directo. Una victoria, al frente de todo un liderato en solitario.
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