El que no avisa, es traidor
UD Almería | El acta de Vivancos
En una acción a la que no se le conoce precedente alguno, se le obliga al abonado a asistir al estadio o a dejar su abono a otra persona en caso de no acudir si no quiere que el próximo montante por abono le suba de precio
El Almería continúa reforzando su zaga con Chirino

En mi última acta ya advertí de lo que podía llegar con la campaña de abonos del Almería, basándome en las declaraciones del CEO de la UDA, Mohamed El Assy, a este Diario. La libertad de acción al adquirir el abono se iba a ver coartada, ya fuera por obligación o por voluntad propia. Y así fue, una vez presentada y detallada dicha campaña de abonos. En una acción a la que no se le conoce precedente alguno, se le obliga al abonado a asistir al estadio o a dejar su abono a otra persona en caso de no acudir (los abonados especiales tendrán muchas más dificultades), si no quiere que el próximo montante por abono le suba de precio.
Y eso que cada aficionado ya contribuye con todo el sacrificio del mundo, al contado y por adelantado, con el club de sus amores. Esta nueva medida es un ataque frontal a la libertad individual de un derecho pagado y adquirido, en consonancia quizá con la época que nos está tocando vivir en todos los sentidos. Si a todo lo expuesto se le suma la dificultad de quien le pueda sobrevenir un problema médico, la imposibilidad del horario laboral o la lejanía del domicilio permanente, convertimos una ilusión en una pesadilla. Y no ya por la penalización económica, de la que no se sale ni de rico ni de pobre, sino por el feo gesto al aficionado fiel en un contexto de no poder o de simplemente no apetecerle acudir a un estadio de fútbol.
La controversia generada de los asientos libres tiene solución y es más vieja que la Alcazaba de Almería, ya que grandes clubes apostaron hace años por un remedio muy conocido. Sin ir más lejos, la primera jornada de la temporada que comienza en poco más de un mes la disputará la UDA en lunes. Ya tendremos la primera dificultad añadida con esta norma de penalización inhumana e injusta que ha impuesto la UDA. Pero si sólo fuera una medida avisada con la debida antelación de una temporada por delante, tendría un mínimo pase (para mí ni eso).

Cometiéndose la mayor de las injusticias
Sin embargo la sorpresa vino al comprobar que la referida medida se iba a adoptar con efectos retroactivos, o sea, cometiéndose la mayor de las injusticias y algo casi inaplicable si ese efecto retroactivo se fija en sentido negativo en vez de positivo, que es tal y como suele establecerse. En mi caso particular, después de estar abonado a la UDA desde su fundación, se me castiga con 40 euros por no acudir a unos siete u ocho encuentros, incluyendo ese amistoso de pretemporada en el que el club anunció la presencia de Cristiano Ronaldo con su equipo sobre el terreno de juego, no en la grada.
Numerosos fueron los aficionados que, al saberlo, decidieron no acudir en aplicación de su libertad de acción, pero a la postre ese choque ha contado como un partido más para aplicar esa infame norma con efectos retroactivos. Lo de ese encuentro amistoso es sólo una anécdota más, pero si grave ha sido la entrada en acción de la penalización por ausencias voluntarias o involuntarias, bastante peor es haberlo hecho sin previo aviso contando los partidos de la pasada campaña. Por eso, según reza el dicho, el que avisa no es traidor, pero quien no lo hizo como en este caso, lo es.
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