¿Cómo convertir paneles solares en invernaderos? Un emprendedor almeriense patenta este método
Un agricultor idea un sistema para que los invernaderos del futuro sean de cristal reciclado, lo que favorecía la sostenibilidad y reduciría costes
Nacen los invernaderos agrivoltaicos en Almería: producen comida y energía solar al mismo tiempo
Entre las muchas y arduas tareas que tiene la agricultura, una es cambiar el plástico del invernadero. Los distintos fenómenos meteorológicos, con sol y viento como principales y lluvia por desgracia en menor medida [por desgracia, por la poca que cae], provocan que las lonas de plástico que forman la estructura [y la esencia] del invernadero, se rompan con el paso de las campañas. Así, cada dos o tres años el agricultor tiene que afrontar el gasto que supone este cambio y su transporte hasta un punto de reciclaje, puesto que por suerte cada vez es menos habitual ver las ramblas usadas como vertederos.
No es mucho el tiempo que Daniel Jesús Ramos Bal lleva al frente de la finca familiar, concretamente un año, tiempo más que suficiente para darse cuenta de que la economía circular puede convertirse en una gran aliada a la hora de emprender la reforma que necesita su invernadero, puesto que es de los clásicos, de los más antiguos de una zona tomatera por antonomasia como es La Cañada. ¿Cómo afrontar la construcción de un nuevo invernadero, tratando de reducir costes, además de favoreciendo la sostenibilidad ambiental? Bingo, a todo buen emprendedor se le enciende la bombilla en la mente en el momento justo. Por si no tenía bastante con la agricultura y con el inglés [es examinador de Cambridge], Dani se embarcó también en el proyecto Biogreenvision.
“Pedí presupuesto a una empresa de Valencia para hacer un invernadero de cristal, pero me pedían casi un millón de euros para mi finca, que son unos 5.000 metros. Vi que era algo inviable y me eché para atrás, me resigné a tener que seguir cambiando el plástico año tras año”, cuenta Dani al que leyendo una información en Diario de Almería, le cambió el chip: “Leí que en 2027 habrá unas 22.000 toneladas de paneles solares que pasen su vida util de 20 años y que, por tanto, dejen de funcionar. Pensé entonces que si iban a pasar a reciclaje, sería una buena opción reutilizar el vidrio de los paneles solares” como materia prima para lo que el almeriense considera como “el invernadero del futuro”.
Con la idea pergeñada en su cabeza, Dani contactó con distintas compañías y encontró una recicladora en Valencia que sacaba el vidrio totalmente limpio. “Son perfectos para un invernadero, son traslúdicos, tienen un tamaño ideal de aproximadamente dos metros por uno, son templados y muy duros para soportar granizo o fuerzas de tracción”, explica ilusionado. El primer paso está dado, ahora toca ir dando pasos más cortos, pero seguros.
A partir del año que viene, cuando empiece a llenarse el cementerio de placas solares, Dani podrá disponer de suficiente material para realizar una primera maqueta, que permita ver físicamente cómo sería el invernadero, además de examinar su funcionalidad. “Estoy buscando empresas que tengan experiencias en la construcción de invernaderos de cristal porque ellos ya conocen la mecánica y saben las diferencias con el montaje de un invernadero tradicional”.
Filólogo, agricultor y examinador de Cambridge
Dani lleva en la sangre el saber desempeñarse en el agro, principalmente por sangre paterna, y la devoción por el inglés, por genes maternos. Antonio Ramos e Iwonna Bal, sus padres, tenían la Academia de Inglés ‘Oxford Indálica’, que ahora llevan Dani y su mujer María del Mar. De la misma manera, hace un año se hizo cargo de finca de tomates que está sabiendo llevar con tesón. Y por si el día tuviera pocas horas, el almeriense es también examinador para Cambridge.
Un invernadero que no sólo tiene carácter sostenible, sino que puede ser un adelanto interesante en la lucha contra las plagas. “Al ser cristal, entra mucha más luz y es prácticamente hermético, lo que permitirá erradicar algunas plagas y usar, así, menos fitosanitarios”, asegura convencido de que apostar por Biogreenvision es una buena oportunidad para el campo almeriense.
Busca inversores
Mientras las matas de su finca empiezan a crecer y en breve tendrá que entutorar las primeras, Dani habla con vecinos y amigos mostrándoles su proyecto. “Tenemos ya la patente, ahora estoy buscando inversores, socios para sacar adelante el proyecto [director@biogreenvision.com; +34 620380169]. A finales de octubre tengo una reunión con la Junta para exponerles la idea. Creo que en Europa va a ser muy bien visto”, se muestra optimista el almeriense, al que ambición no le falta: “¡Quién sabe si el mar de plástico que es hoy Almería no pasa a ser un mar de cristal, sería una revolución!”.
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