Patrimonio

Teresa, la misteriosa mezquita de Turre que no miraba hacia La Meca

Iglesia-mezquita de Teresa, en la sierra de Turre. Iglesia-mezquita de Teresa, en la sierra de Turre.

Iglesia-mezquita de Teresa, en la sierra de Turre. / V. Visiedo P.

En un recóndito valle donde confluyen dos ramblas de la escarpada Sierra Cabrera (Turre), lleva más de medio milenio viendo pasar el tiempo una construcción de piedra que llama la atención por su majestuosidad y singularidad. La iglesia-mezquita del lugar de Teresa resiste al envite de los siglos, aislada del mundanal ruido y guardando para sí aún muchos misterios.

Hace apenas tres años, el ingeniero de Edificación Francisco Bernardo Pérez López quedó enamorado del lugar. “No lo había visitado nunca, pero me llamó poderosamente la atención desde que estuve la primera vez”, explica. Por eso comenzó a investigar este edificio tan poco conocido para escudriñar sus secretos y tras meses de trabajo y visitas casi diarias ha plasmado sus conclusiones en el libro “La iglesia-mezquita del lugar de Teresa: orientación y simbolismo”.

Lo que se sabe de esta iglesia no es mucho. Se conoce que se construyó en los primeros años del siglo XVI (1505 según el historiador Juan Grima) con el dinero del testamento que dejó Isabel la Católica para la construcción de templos en el Reino de Granada, y que sus muros están levantados sobre los restos de una mezquita anterior. ¿Pero existía alguna construcción incluso más antigua?

Francisco Bernardo Pérez es un gran aficionado a la astronomía y la arqueología, y especialmente del estudio de las condiciones espaciales y orientativas del patrimonio arqueológico. O dicho con otras palabras, ha estudiado mucho sobre las conexiones existentes en el pasado entre las construcciones y los astros y los fenómenos celestes. Por eso, desde que estuvo en la mezquita-iglesia de Teresa percibió que la disposición de la misma podría no ser caprichosa o aleatoria. Sus muros más largos están perfectamente orientados en el eje oeste-este, y el supuesto muro de la quibla (en cuya dirección rezan los musulmanes) mira hacia el sur. ¿Por qué no estaba orientado hacia La Meca?

El templo está en un valle entre las ramblas del Colorado y Las Chozas. El templo está en un valle entre las ramblas del Colorado y Las Chozas.

El templo está en un valle entre las ramblas del Colorado y Las Chozas. / V. Visiedo P.

Según Pérez López no es tan raro encontrar mezquitas andalusíes que no miran a La Meca, aunque sí que son una minoría. De hecho, gran parte de los templos musulmanes de la zona (sobre los que ahora hay edificadas iglesias) tienen orientación sudeste. Pero no la de Teresa. El templo ubicado en Sierra Cabrera está construido, como se ha dicho anteriormente, con precisión quirúrgica, con sus muros principales en el eje oeste-este. Curiosamente así es como se construían los templos clásicos (griegos y romanos) y también los cristianos desde el Concilio de Nicea (año 325 d.C.). ¿No estaría entonces la mezquita construida sobre los cimientos de algún templo anterior, de origen hispanorromano? Es una teoría, pero no existen indicios.

Para sustentar este posible origen romano, Francisco Bernardo Pérez ha indagado sobre el nombre del lugar de Teresa. “La etimología es incierta, aunque sabemos que ya en época musulmana esta población se llamaba Tiriesa, y según los expertos arabistas no tiene un origen árabe”, explica el autor de la investigación. Por lo tanto, debía llamarse así anteriormente a la llegada de los musulmanes, ya sea de origen griego-romano o paleocristiano. Una opción es que viniera de Sancta Tarasia (Santa Teresa) y habría perdido el Santa en época musulmana. De hecho, hay otros ejemplos de este tipo en la provincia de Almería: Macael (de San Miguel), y Ohanes (de San Ioahnes o Juan), por citar dos casos que el autor menciona en su libro.

Pero regresemos a la peculiar orientación de la mezquita-iglesia de Teresa. Cabe explicar que los muros que se conservan y se pueden ver actualmente en un estado relativamente bueno (teniendo en cuenta que el monumento carece de cualquier protección), no son los de la mezquita, sino de la posterior iglesia construida en el mismo lugar. Y si bien los dos laterales están perfectamente alineados con el eje oeste-este, la fachada y la parte posterior no son perfectamente perpendiculares, como sería de esperar, sino que tienen un descuadre de 2,25º.

Pero eso no es todo. La fachada principal esconde otro “defecto” constructivo. La puerta no está en el centro, sino que su eje está desplazado 12 centímetros hacia el muro sur. ¿Un error de cálculo o algo intencional? Según Pérez López podría tratarse de una modificación cristiana sobre el diseño original para diferenciar su nuevo templo del anterior musulmán. ¿Pero por qué? La respuesta puede estar relacionada con el Domingo de Resurrección...

Francisco Bernardo Pérez López, autor del estudio sobre Teresa. Francisco Bernardo Pérez López, autor del estudio sobre Teresa.

Francisco Bernardo Pérez López, autor del estudio sobre Teresa. / V. Visiedo P.

Un descubrimiento fascinante con el sol de protagonista

Francisco Bernardo Pérez ha visto muchos amaneceres desde las ruinas de la vieja iglesia de Teresa. A primera hora, el sol se cuela por su puerta, orientada al este, e ilumina el muro frontal donde en su día debió estar el altar. Pero esto también es poco habitual, pues si bien en la tradición clásica sí que la puerta se situaba en la fachada este, tras el mencionado Concilio de Nicea (325 d.C) se estableció que la entrada a los templos debía hacerse por el oeste, donde se pone el sol, para ir avanzando hacia la luz, donde estaría el altar (la vida y la purificación del espíritu).

Pero, como se ha dicho antes, la puerta no está en el centro de una fachada que, además, está levemente girada con respecto a los muros laterales. En cuanto a la puerta, Pérez López cree que se hizo así para que el eje central de la misma coincida exactamente con el vértice de la “V” que dibujan las montañas a lo lejos, frente a la misma. ¿Pero qué tiene de especial ese vértice, más allá de el sentido simbólico que se le quiera buscar a la letra “V” de Victoria (Vincis), Vida (Vita), Virgen (Virgin) o Verdad (Veritas)?

Precisamente ese fue el hallazgo más fascinante de sus meses de investigación en el antiguo templo turrero. Tras consultar diversos estudios confirmó que las antiguas comunidades cristianas orientaban sus iglesias hacia la salida del sol en días señalados (podía ser el del santo patrón, el del equinoccio de primavera o el de la fecha de Pascua del año de construcción del templo). Y se preguntó si los constructores de la iglesia de Teresa habrían girado la fachada para hacerla perpendicular a la salida del sol el día del equinoccio eclesiástico (es decir, el evento solar marcado por la Iglesia como inicio de la primavera y que sirve para determinar en qué día cae el Domingo de Resurrección).

El equinoccio eclesiástico quedó fijado en el 21 de marzo en el siglo IV d.C y en el siglo XVI ese día no se correspondía con el equinoccio de primavera astronómico, sino diez días después por un retraso con el año astronómico del calendario juliano aún vigente entonces. Echando cálculos, y teniendo en cuenta el actual calendario gregoriano (entró en vigor en 1582, es decir, décadas después de la construcción de la iglesia de Teresa), el equinoccio eclesiástico a principios del siglo XVI se correspondería con el 31 de marzo actual.

Así pues, el 31 de marzo de 2022 Francisco Bernardo Pérez puso el despertador bien temprano. Cogió la mochila, la cámara de fotos y se subió en el coche en dirección a Sierra Cabrera. Llegó a la iglesia de Teresa y, en la oscuridad, se situó dentro del templo, mirando hacia el centro de la puerta y al horizonte, donde las montañas forman una “V”. A las 8:20 horas vio cómo ese preciso día, y solo ese día concreto, el sol salía justo por el vértice de la “V” y de forma totalmente perpendicular al eje de la puerta de la iglesia. ¡El templo era una especie de reloj solar!

Amanecer del 31 de marzo, equinoccio eclesiástico, desde la iglesia de Teresa. Amanecer del 31 de marzo, equinoccio eclesiástico, desde la iglesia de Teresa.

Amanecer del 31 de marzo, equinoccio eclesiástico, desde la iglesia de Teresa. / Francisco B. Pérez

Según teoriza Francisco Pérez, la orientación precisa de la fachada y la puerta servirían para que los vecinos (gente analfabeta en su mayor parte) supieran cuándo era la fecha de la Pascua de Resurrección, que se debía celebrar el primer domingo posterior a la primera luna llena después del equinoccio eclesiástico. Para ellos sería sencillo observar la salida del sol desde la puerta del templo y comprobar cuándo aparecía justo por el vértice de la “V” que dibujan las montañas para calcular así las fechas de la Semana Santa. Por lo tanto, la interacción entre el sol y el templo tenía, a la vez, una finalidad pedagógica y otra simbólica.

En definitiva, la mezquita-iglesia de Teresa es una construcción fascinante que hoy en día sigue escondiendo muchos secretos. Algunos de ellos quizás hayan sido desvelados por la investigación de Francisco Bernardo Pérez, cuyos resultados se explican de forma muy detallada en el libro “La iglesia-mezquita del lugar de Teresa: orientación y simbología”, editado por Librería Nobel y cuya segunda edición acaba de ser impresa. El próximo 6 de junio hará una presentación del libro en Cine Regio de Vera (20:30 horas) hablando además sobre “La orientación de templos en el Levante almeriense del siglo XVI”. Será, sin duda, un buen momento para hacerse con una obra imprescindible para los amantes de la arqueología y la historia de la provincia de Almería.

Escritos recientes sobre los muros de la iglesia de Teresa. Escritos recientes sobre los muros de la iglesia de Teresa.

Escritos recientes sobre los muros de la iglesia de Teresa. / V. Visiedo P.

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