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Adoratrices, biografía almeriense (II)
Crónicas desde la ciudad
Las Adoratrices del Santísimo Sacramento y de la Caridad han superado el siglo de estancia en nuestra ciudad. Bajo el obispado de vicente Casanova Marzo, su antigüedad se remonta a marzo de 1910
UNA tibia mañana de diciembre de 1909 dos monjas se apearon del tren-correo de Madrid, trasladándose discretamente a la dirección del Servicio Doméstico en la calle Infantas/Campomanes. Venían a instancia del obispo Vicente Casanova Marzol tras la petición formulada por Josefa Jáuregui y Soledad Porset, damas del Patronato para la Represión de la Trata de Blanca. Es el primer dato sobre la Congregación de Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad que obra en los anales de dicha comunidad en Almería. Sin embargo, determinadas fechas y situaciones difieren de nuestras anotaciones archivísticas. Veámoslo, pero antes cabe relacionar a sus homónimas cuando las dos mujeres descendieron en la flamante estación de ferrocarril:
COMUNIDADES RELIGIOSAS
-Orden de la Purísima Concepción (Las Puras), fundada en 1515 por Teresa Enríquez "La loca del Sacramento", viuda de Gutierre de Cárdenas, primer alcaide de la alcazaba-fortaleza y determinante en la toma de la ciudad con los reyes Fernando e Isabel. Es por tanto la decana capitalina
-Las Claras (1756). En el Real Monasterio de la Encarnación, Orden de Santa Clara, erigido por dote de la influyente familia Briceño al cesar el apellido familiar por falta de descendientes directos
-Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl llegaron en 1845 a ocuparse del Hospital Provincial (antiguo de Santa María Magdalena) y, sucesivamente, del Hospicio, Tienda Asilo y Manicomio. Edificaron el colegio infantil El Milagro sobre el solar del que fue Café cantante "Casino Almeriense" en la plaza de Santo Domingo
-Siervas de María, establecidas en la cabecera de la Rambla, junto a la ermita de Ntra. Sra. de Belén y primitivo cementerio de la capital. En 1876 el obispo José Mª Orberá Carrión las dotó de convento, asilo y escuela de chicas bajo la advocación de San Blas, patrón del garrotillo y males de garganta
-Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados se desplazaron de la mano de este prelado (1878), instalándose en unas casillas de la antigua Cta. de Níjar hasta que el arquitecto Enrique López Rull proyectó el convento en el que ejercieron su labor asistencial durante más de un siglo. Ahora tienen su Residencia de Mayores en la carretera del Mamí (La Cañada).
-Compañía de María. También traídas (1885) por el citado Orberá para la educación de niñas pobres en la populosa barriada del Reducto/plaza Pavía. Sin explicación alguna cambió de idea y las puso al frente del colegio de pago levantado en la céntrica rambla que lleva su nombre. Convento e iglesia es autoría del prestigioso (y desconocido) López Rull, el mismo de Las Adoratrices.
-Las Religiosas de María Inmaculada (Servicio Doméstico) ocuparon al principio el palacio de Francisco Jover (Casa del Gobernador) hoy, agregado al de los vizcondes del Castillo de Almansa, Archivo Histórico
-Damas Catequistas, Instituto creado por Dolores Rodríguez Sopeña, nacida en Vélez Rubio. En 1906 fijaron su residencia en la bajada de la calle Reyes Católicos. Su recoleta capilla de la Sagrada Familia (coloquialmente San Nicolás, hasta que al santo y feligresía lo trasladaron a la catedral), está bellamente decorada -paredes y bóveda- por el pintor almeriense Carlos López Redondo, director entonces de la Escuela de Artes. Hace años fue cedida por el Obispado a la Comunidad Rumana, oficiándose la liturgia por el rito oriental. De López Rull, responsable de la diócesis, son nuevamente los planos
PRIMERAS NOTICIAS
La congregación fundada en 1856 por Madre María Micaela del Stmo. Sacramento -María Micaela Desmaisiéres López del Discatillo en la vida civil- prontamente se expandió por España. Mediado marzo de 1909 arribó a Almería su superiora General, "con el objetivo de fundar un asilo para arrepentidas". Cabe suponer que a imagen de aquel Beaterio granadino donde el dramaturgo Martín Recuerda sitúa a Mariana Pineda, heroína por la libertad, fechas previas a su ejecución. En febrero de 1919 el Registro de asociaciones del Gobierno Civil inscribe la casa-residencia de las religiosas, "que con permiso de la autoridad eclesiástica se establecerá en el antiguo convento de San Antón". La prensa no detalla los nombres del firmante o avalista (tampoco se conserva dicho Registro); prosiguiendo, moralina paternalista e hipócrita incluida: "La misión de esta nueva asociación es en extremo provechosa, toda vez que tiende a amparar y separar de la vida del vicio que arrastran muchas desgraciadas, tal vez porque la falta de educación no les permitiera distinguir lo bueno de lo malo".
El día 18 del mes y año citado llegaron a nuestra ciudad "dos Religiosas Adoratrices que se van a establecer en San Antón", vivienda proporcionada por el farmacéutico Juan Vivas Pérez y antes habitada por Las Claras. La ermita les sirvió a ambas de capilla. Dos días después, al cesar momentáneamente la guerra en Melilla, desmantelan el Hospital de Sangre instalado en el Parque y distribuyen material y camas entre distintos centros instituciones sanitarios y asistenciales, correspondiéndoles seis de ellas a las Adoratrices: "con el fin de dar cobijo y solución a la creciente mendicidad". El 8 de marzo el obispo Vicente Casanova Marzol, su mentor, bendice la casa conventual, ceremonia a la que asisten vecinos y damas de la Junta de Trata de Blancas. Esta es la fecha de antigüedad real de las Adoratrices en la capital. Lo insalubre de aquella hace que en noviembre se trasladen al nº 9 de c/. La Reina. Ya con una comunidad incrementada en hermanas, escolarizarán gratuitamente a niñas de la zona, amén de cumplir su función "reformadora" con reclusas remitidas de la cárcel y Audiencia. Encomiable tarea en la que colaboran su capellán y el jesuita Juan Picazo y para la que cuentan con donativos particulares y una asignación anual en los presupuestos Municipales. La naturaleza de su función suscitó, en momentos, graves conflictos de convivencia.
De aquí marcharon a la calle Pedro Jover, una espaciosa casa alquilada a la Vda. de Dº Ricardo Burgos, cercana al cuartel de La Misericordia, y donde el taller de bordado, al que dedicaremos atención aparte, se encontraba a pleno rendimiento. Al taller-escuela giraron visita los obispos de Barcelona y Barbastro (Emilio Jiménez Pérez, natural de Somontín) y el Nuncio, monseñor Ragonessi, invitados a la Jura de Bandera del Regimiento Córdoba y a la consagración del prelado del Almanzora. La prensa se hizo eco periódicamente de cuantos actos participaron: funciones litúrgicas, procesiones, onomásticas de la Fundadora, primeras comuniones, etc. Su integración en la sociedad local, especialmente en los sucesivos barrios empadronados, resultó fluida; favorecidas por la labor educativa y asistencial. De su academia de confección y bordado surgieron solventes profesionales que o bien se independizaron o siguieron colaborando en el obrador de las monjas que en agosto de 1918 solicitaron al Ayuntamiento la línea para edificar en la finca adquirida en el paraje del Quemadero.
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