Adra vertebra su futuro con la vista puesta al mar a través de su puerto

Un siglo es un periodo de tiempo lo suficientemente extenso como para hacer balance de la evolución de un municipio, un colectivo o una infraestructura. El puerto de Adra, es un claro ejemplo de ello. Así lo demuestra el periodista y responsable de comunicación de ADIF en Andalucía y Extremadura, Antonio López Romero, en su libro El puerto de Adra 1911-2011. Un volumen que repasa la historia de esta infraestructura a lo largo de cien años desde el primitivo proyecto con una inversión de cuatro millones de las antiguas pesetas hasta la finalización de las obras de la Junta de Andalucía, por un importe superior a los 11 millones de euros, que han terminado perfilando su particular fisionomía.

"Ha sido interesante descubrir y relatar cómo este pequeño puerto ha ido evolucionando y creciendo a través de todos los tipos de gobiernos desde una dictadura a la democracia pasando por el republicanismo", afirma López Romero, oriundo de Adra y buen conocedor de su tierra.

Este libro, que ya forma parte de la historia viva de Adra, fue presentado en la mañana de ayer en el Museo de la localidad de manos del propio autor junto a la delegada Territorial de Fomento, Vivienda, Comercio y Turismo en Almería, Encarnación Caparrós, el alcalde, Enrique Hernando, y el director gerente de la Agencia Pública de Puertos de Andalucía, Miguel Ángel Paneque.

Caparrós y López han destacado la "gran potencialidad" actual del puerto de Adra para la creación de empleo y la generación de actividad económica, puesto que buena parte de las infraestructuras construidas recientemente por la Consejería -entre el periodo 2005 a 2011- se encuentran aún pendientes de ser aprovechadas plenamente por la iniciativa privada, tanto en el campo de la pesca como de la náutica de recreo, el ocio, el turismo o la industria auxiliar. La delegada de Fomento y Vivienda ha considerado que este libro puede servir de "acicate" para ese impulso económico y será útil además para la integración del puerto con la ciudad, a través del conocimiento y la divulgación histórica.

En este sentido, López Romero cree que uno de los grandes retos de Adra es vertebrar su desarrollo económico a través del puerto apostando por los emprendedores "al igual que hicieron otros muchos hace un siglo apostando por una infraestructura que sirvió de canalizador para el metal y la uva de la Alpujarra durante décadas".

El libro, que consta de 401 páginas, se divide en tres principales apartados al que se suman un capítulo de orígenes y antecedentes históricos que avalan la importancia de la costa abderitana a través de los siglos. Además y al objeto de reflejar los diferentes acontecimientos históricos que influyeron en el proceso de construcción del puerto, se incluyen las biografías de los principales personajes que participaron como empresarios, políticos, ingenieros y periodistas en la evolución de las infraestructuras.

Los tres bloques del texto analizan el proceso constructivo de las infraestructuras portuarias en tres etapas distintas, coincidentes con cambios sociales y políticos. El primer bloque arranca de los años anteriores a 1911, de tramitación parlamentaria del proyecto, pasando por el inicio de las obras en 1911 hasta la finalización del proyecto básico coincidiendo con el final de la Guerra Civil.

El segundo comprende desde 1939 a 1983, abarcando todo el Franquismo y la Transición democrática, periodo en el que concluyen las principales infraestructuras. El tercero comprende desde 1984 a la actualidad, con la inclusión del puerto de Adra en el sistema portuario andaluz, época en la que se registran las mayores inversiones de toda su historia.

De manera complementaria la obra en papel tiene su versión digitalizada por medio de un CD que reproduce el libro e incluye además una colección de mapas históricos y planos de más de un centenar de proyectos constructivos, recortes de prensa de los principales acontecimientos históricos y estadísticas pesqueras, como principal fuente de ingresos del puerto.