Cafeterías y bares, pintados con la misma brocha
Sillas y mesas serían del mismo material · Los hosteleros piden una reunión a urbanismo para llegar a un acuerdo
Una medida un tanto "insulsa" que acabará convirtiendo la ciudad en algo más "aburrida" de lo que ya pueda ser. Este es el razonamiento al que llegan la mayoría de ciudadanos cuando conoce el contenido de la nueva ordenanza sobre la ocupación de la vía pública por sillas y veladores.
Las terrazas de los bares de la capital están copadas de colores y vistosidad, pero la paleta cromática se va a perder dando paso a una sola capa monotonal.
Sillas, sombrillas y toldos, de aprobarse la ordenanza, se tornaran azules, marrones o beige según en donde se ubique el comercio. Algunos empresarios bromean preguntándose si los camareros también serán iguales.
Como vivimos en un Estado de derecho, plural y democrático, las opiniones de la población ya se han hecho notar, habiendo entre sus razonamientos, de todo como en botica.
Muchos piensan que esta iniciativa lo único que puede perjudicar es a la ciudad, trasformándola en lugar aburrido, sin gracia y sosa para pasear, además de dañar seriamente a los establecimientos, ya que la disposición de mobiliario y los carteles pigmentados, son una manera de llamar la atención del público. Y si todos los negocios se visten con el mismo traje, puede que llegue a desencantar a la clientela.
Otros, sin embargo, son mucho más pragmáticos y opinan que es necesaria una regulación para todos aquellos establecimientos que puedan cometer irregularidades. Unas medidas que puedan arreglar toda la anarquía que supone la invasión de suelo, subsuelo y cielo descontrolada, pero sin poner en riesgo la vistosidad y colorido de sus puertas y fachadas, principal arma para atraer a los clientes
Para los hosteleros, este proyecto beneficia a los que están situados en un buen sitio. De hecho, una de las peticiones de esta nueva ordenación de la vía pública delimita cuáles son las zonas donde podrá montarse las terrazas, siendo la zona del casco-histórico y paseo marítimo, quedando relegados en un plano un poco perjudicial los negocios no situados en estas zonas.
El sector añade que "antes de promulgarla" habría que preguntarse, si el cambio afectaría a todos por igual", ya que un establecimiento pequeño no puede realizar un gasto como el de uno grande.
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