La tele más real: la de los 9 minutos del discurso de Felipe VI
Carnaval (VIII) Batiburrillo final
Crónicas desde la ciudad
El tratamiento dado por la prensa al Carnaval almeriense hasta su prohibición por el régimen franquista distó mucho, a peor, del concedido a los ciclos litúrgicos religiosos, caso, por ejemplo, de Semana Santa
DESDE el mismo momento en que todo se reglamenta, hasta la diversión, siguiendo criterios políticos o concejiles, atendiendo a ideas de "orden social", "buen gusto", etc., el Carnaval no puede ser nada más que una mezquina diversión de casino pretencioso, refrendaba Julio Caro Baroja, el más riguroso conocedor del fenómeno carnavalesco en España. Con su permiso, a lo de "casino pretencioso" le añadiría pueblerino y domesticado (subvencionado) precisamente por Instituciones que deberían estar en el punto de mira de sus críticas. Esto vale para el de mi ciudad.
CALLE VERSUS SALONES
El tratamiento dado por la prensa al Carnaval almeriense hasta su prohibición por el régimen franquista distó mucho, a peor, del concedido a los ciclos litúrgicos religiosos, caso, por ejemplo, de Semana Santa. En el fondo, en la forma y paginación. Y no sólo los diarios católicos, que sería lógico, sino los autodenominados liberales, con la decana Crónica Meridional a la cabeza. Solapados en una hipócrita doble moral. Al cajista no se le caían de sus galeradas de plomo adjetivos como mamarrachos, desharrapados o borrachos cuando era protagonizado en las calles por grupos o máscaras particulares. Y de refinadas y cultas las exhibidas en los excluyentes bailes de sociedad o por las estudiantinas musicales en boga:
Mañana aparecerán las máscaras estropajosas, que solo sirven para recoger con sus harapos lodo callejero y lucir borracheras. Aparecerán también las comparsas y murgas dando el "sablazo" a quienes les parece y publicando cuplés indecorosos, impropios de ser oídos por el elemento joven. Respecto a la prohibición de entonar canciones obscenas, no hay que esperar mucho de la cultura del vecindario. Ese vecindario que en pandillas ridículas recorren errantes con estrépito de pitos de caña la población, llevan un repertorio de destempladas canciones con las llamadas de ingeniosas picardías, que bien se guardan de vociferar bajo los balcones del Gobierno civil.
No tanta libertad, que ya es demasiado. Lo único vistoso fue la Estudiantina almeriense, por su excelente conjunto.
Sensu contrario:
Satisfacción acentuada en cuantos han asistido a los agradables bailes de sociedad, aunque muy especialmente a los bien organizados del Círculo Mercantil, lugar en donde las personas de edad han disfrutado recordando tiempos pasados de felicidad que hoy en ellos han renacido al contemplar a su prole, ya algo crecida, satisfecha e inquieta, danzando al acorde de un moderno tango o de un castizo schotis (…) En la noche del domingo y lunes se organizaron los bailes del Casino y Círculo, los cuales se pueden conceptuar como un verdadero acontecimiento artístico.
Al compás de guitarras, bandurrias y acordeón, a los citados se sumaron: Sociedad del Tiro Nacional, Club Deportivo Lecrín, Asociación de Cultura Musical, Club Taurino, Asociación de Empleados Mercantiles, Sociedad la Ideal y La Peña, etc.
CALABOZO
Hubo excesos no deseados, claro que sí. El pasarse de copas es lo que tiene. Y para ello nada mejor que la multa gubernativa o en su defecto, por impago, quince días en la trena. Caso de las murgas, al completo de sus integrantes, Los parias del pueblo y Los castigadores marinos. O dormir una noche la mona en el calabozo Municipal, mano de santo, oiga. Junto a Marisa Andrés, directora del Archivo Histórico, nos sorprendió que en el legajo del antiguo Gobierno Civil que se expone este mes en el palacio de los vizcondes de Almansa (libretos y solicitudes de participación) no se incluyera ninguna de las sanciones dictadas. Pero haberlas, háylas. Al quite de la laguna documental estuvo la prensa y su impagable sección de Sucesos. Valga aleatoriamente un puñado de ellas:
- En una redada la policía se hizo cargo de los siguientes maleantes, payos: El niño de la Casera, El Garbancero (con más temporadas en la cárcel que El Lute en sus buenos tiempos), El Marco, El Baulero y El hijo de la Cateta.
- Por escandalizar en el Paseo, la Guardia de Seguridad prendió al calé José Amador, mientras que El Pescao pudo darse el piro; a otros dos mendas le ocuparon armas blancas en el cacheo. El Ahorcao y Rafael González, tras llegar a las manos, acabaron en la Casa de Socorro (Rafael, ole, era manco).
- A los betuneros Moya y El Mudo los trincaron por blasfemar, vaya por dios, en una casa non sancta. El Mudo no escarmentaba: el anís ingerido un martes de Carnestolendas hizo que, dando traspiés por Puerta de Purchena, le atropellara un automóvil: con la cara echa un cristo fue atendido por el practicante de guardia en el Hospital. Al Pajero chico y a Concepción Alonso le cayeron 75 pesetas de multa por promover escándalos y faltar a la moral.
- Encontrándose el cochero Antonio Martínez en la calle Antonio Vico, a la espera de un cliente, "llegaron Miguel García (a) Miguelillo, el cocinero y el conserje del teatro Apolo, los cuales se llevaron el vehículo, con el que estuvieron recorriendo las calles a vertiginosa velocidad hasta las seis de la mañana".
- Más carreras de coches de caballos, a tumba abierta. Esta en el Parque Alfonso XIII a cargo de los hermanos Enrique y José Pérez y las mujeres de "vida alegre" Francisca García, María y Juana Mateos; con el elenco artístico arrojando confetis y cascarones de huevo y arrollando todo lo que encontraban a su paso.
- Por último una curiosidad macabra, fruto asimismo de una alta tasa alcoholémica: (marzo, 1934) "La Policía detuvo a Antonio Escoz Amate por haber sido sorprendido en el Cementerio cuando substraía de un nicho una imagen y otros objetos". ¡Hay que joderse con el tío de las castañuelas!
No es de extrañar que la Iglesia, tan escandalizada como pendiente de las faltas ajenas, organizara trisagios de desagravio en templo y centros educativos católicos (febrero, 1893):
Escuelas Dominicales.- Siguiendo su laudable costumbre, las alumnas de las Escuelas de esta ciudad pasarán los tres días de Carnaval provechosamente, asistiendo a las clases el domingo, a la Comunión general por la mañana y a la función religiosa por la tarde; el lunes y martes, de campo con sus instructoras. De esta manera se les aparta de todo peligro en estos días de diversión pagana.
DESPEDIDA Y CIERRE
Hace un par de años me pidieron un libro sobre el Carnaval capitalino. Rechacé la propuesta no porque el tema careciese de interés -la bibliografía es prácticamente nula-, sino por falta de tiempo y porque ya está bien de trabajar gratis, por amor al arte. Si como es obligado yo pago sus servicios al fontanero y paso la tarjeta por la caja de Mercadona, igual de justo es que quienes escribimos por encargo o damos una conferencia cobremos por ello ¿o no? No obstante, y mientras editan la prometida historia, con los reportajes en Diario de Almería que hoy concluyen, ocho, creo haber colaborado lealmente con el Carnaval de mi tierra. Ofreciendo lo pacientemente investigado y a falta solamente del apartado musical, concursos y carrouseles. ¡Algo hay que reservar para el próximo año! Salud y suerte.
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