Cementerio Civil. Profanaciones (I)

Triunvirato. Junto a Nicolás Salmerón y José Litrán, José Jesús García conforma el trío más significado del republicanismo almeriense. Su tumba la profanaron en la cruel posguerra

Cementerio Civil. Profanaciones (I)
Antonio Sevillano

15 de noviembre 2014 - 01:00

NAVIDAD llegará con sus villancicos, turrones, belenes o papá noeles, pero todavía estamos en tiempo y hora del mes de los Difuntos. Por eso, tras adentrarnos en los orígenes del Cementerio Inglés, se impone parejo tratamiento sobre el que fuera enterramiento Civil, hoy integrado en el conjunto cinerario de San José. A la generalidad de los jóvenes tales temas les son indiferentes y los asimilan al pleistoceno, salvo que se trate de la estética "gótica" o de costumbres anglosajonas importadas, caso de la Noche de Hallowen, cada año más afianzada y promocionada desde la administración municipal. Pero, pese al clímax nostálgico y lúgubre que nos inspire, forma parte de la más ancestral cultura almeriense

El primer apunte truculento ("que sobrecoge o asusta por su morbosidad, exagerada crueldad o dramatismo") está implícito en los casos del médico José Litrán y de Olallo Morales y la negativa del obispo Santos Zárate Martínez en darles sepultura (no sin antes proferir comentarios en las antípodas del cristianismo), abusando de la posición de fuerza del poder eclesiástico en el ámbito civil. Ruindad continuada, como ayer glosaba, con la profanación del austero monumento del primero de ellos, perpetrada en "suelo extranjero". Tapia Garrido, tan poco sospechoso de veleidades izquierdistas, no pudo por menos que, a su manera, censurarlo ("Almería piedra a piedra", tomo Iº, pág. 198): "No creo que los rojos causaran desperfectos durante su dominio en el cementerio católico. Los fanáticos de la posguerra sí los causaron en el cementerio civil (le faltó añadir "y británico"). Hicieron desaparecer la lápida con pomposo epitafio laico de la tumba de José Jesús García; decapitaron el busto de José Litrán y rompieron la lápida. La inscripción recuerda que nació en el 1845. Se distinguió como médico en la atención a los enfermos en la epidemia del cólera de 1885". Lo que no refleja el sacerdote-historiador es la condición masónica de Litrán, razón por la que lo excluyó, junto al afamado arquitecto Trinidad Cuartara Cassinello, de su biográfico "Almería hombre a hombre". Solo el azar evitó que la furia iconoclasta fascista atentara contra el vecino mausoleo -sobrio y sin ornamentos- de su correligionario, catedrático de Instituto y discípulo de Salmerón, Manuel Pérez García (Almería, 1867-1927), concejal, fundador del diario El Popular y líder de Unión Republicana.

ESPACIO NEUTRO

Ningún artículo de la Ordenanza Municipal de 1864 diferencia entre credos de los fallecidos, pero se tenía por axioma que tanto el antiguo de Belén como el de San José estaban destinados a fieles católicos. El ¿baldón? de los ateos llevaba aparejada su exclusión del "camposanto". Sin embargo, no todos los miembros de logias masónicas corrieron idéntica suerte ya que cabía la posibilidad de acuerdo (económico o de otra índole) con la curia o el párroco de turno. No fue este el caso de la suicida Rosalía Heribarry. Por suerte, un farsante y pánfilo "nicolasito" local no ha incluido a última hora entre sus patrañas más recientes el drama sufrido por la joven.

Tuvo que destaparse el "escándalo Litrán" para que el Ayuntamiento, ante la reticencia eclesiástica, atendiese las reiteradas requisitorias del Gobierno sobre dotar a la ciudad de un cementerio independiente del católico. Finalmente se desbloquea en la sesión del 11 de marzo de 1889:

Que debiendo procederse a la construcción de un Cementerio Civil en esta localidad y no existiendo partida en el presupuesto… se consigne al presupuesto adicional de cantidad bastante para llevar a efecto tan útil obra

Se cifra en diez mil pesetas el monto total del recinto civil o "neutro" y comienza la ardua negociación de la comisión de Ornato, Sanidad y Beneficencia con Juan de Oña, propietario del solar en el Marchal de Iniesta y anterior alcalde; quien a su vez lo había adquirido a Isabel Quesada. Al realizarse la medición no llegan a un entendimiento y tiene que ser el propio gobernador Civil, impaciente, quien dictamine el deslinde entre el terreno público (municipal) y el privado. En noviembre de este año se aprueba definitivamente el presupuesto, proyecto y planos del arquitecto Trinidad Cuartara, dando comienzo las obras. En enero de 1891 se adjudica al constructor Manuel Torres el acondicionamiento del camino entre ambos recintos mortuorios. Al igual que en el católico, se sepulta en tierra hasta que queda pequeño frente a las necesidades crecientes y se obligan a alzar series de nichos adosados. Hasta la conclusión del periodo 1936/39 se ocupó todo el perímetro con fallecidos laicos: ateos, aconfesionales y otros con el marchamo de "Judicial" (epígrafe en el que se incluyen suicidas, asesinados o ahogados).

En este recorrido inquietante y obligado quedaría por inventariar el 5º y último tercio, el más lúgubre y desolado; el que de niños conocíamos por el de los "ahorcados". Una apartada, mínima y casi desconocida parcela al norte, antes cubierta de maleza (hoy mejor atendida) en la que se alinean alrededor de ochenta lápidas en tierra con uno o varios cadáveres. Me contaban (y perdonen la crudeza del detalle) que a este reservorio destinaban los restos de forensías, amputaciones, fetos… ¡Ufff…!

PEPE JESÚS

Recto el carácter, franca la alegría,

fértil ingenio, mente soñadora,

en la hora alegre y en la triste hora,

altivo y desdeñoso, se reía

José Jesús García Gómez (1865-1916), abogado, concejal en dos ocasiones (desde 1909), diputado a Cortes (1905-1907), líder republicano (amigo personal de D. Nicolás Salmerón), autor de las novelas Tomás Iº, Quitolis, Broza y La Aparcera, fundador de numerosas cabeceras periodísticas en las que firmó como Rigoletto y Perico el de los Palotes (seudónimo asimismo utilizado por Carmen de Burgos "Colombine"), supuso el antecedente provincial a las célebres "greguerías" de Ramón Gómez de la Serna. A su sentida muerte, el Ayuntamiento acordó, dada la precariedad económica en que quedaban, conceder una pensión a la viuda del respetado Pepe Jesús (Ángeles Belner, hermana de su primera mujer), como familiarmente era conocido, becar a uno de sus hijos (dejó cinco), emplazar un busto en el Parque, rotular a su nombre una calle (la de Murcia) y conceder a perpetuidad la fosa del cementerio civil en el que lo enterraron en una lluviosa mañana de marzo de 1916, envuelto en la bandera de Almería y "bajo la sombra de un árbol amigo". También aquí la ira fascista se cebó en su sepulcro destrozando la lápida y arrancando las letras doradas que donó el congresista y arquitecto Gabriel Pradal. Ante la indiferencia general, incluidos los que profesan su pensamiento ideológico, unos burdos brochazos sobre el mármol blanco del suelo señalan hoy el lugar. ¿De una puñetera vez, se restaurará la dignidad perdida y honrará como merece la inmensa figura de José Jesús García? El señor alcalde y el concejal Carlos Sánchez tienen la palabra.

Ilustraciones:

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Antonio Sevillano

Diario de Almería, sábado 15 de agosto 2014

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