CRÓNICAS DESDE LA CIUDAD

Corpus Christi (III)

  • En la segunda mitad del s.XIX fue habitual cubrir con lienzos de lona las calles (estación o carrera oficial) que recorría la procesión del Corpus. Siempre a expensas del Ayuntamiento

Parada en la calle Cubo, junto a la plaza Bendicho

Parada en la calle Cubo, junto a la plaza Bendicho / D.A. (Almería)

Concluía la entrega anterior con la atención prestada por el Ayuntamiento al capítulo musical con motivo del Corpus y su Octava. Interés acentuado a partir de 1851, año en el que creó su propia banda, estable y oficial, dirigida por Bartolomé López, antiguo clarinero.

Entre unas cosas y otras, de mañaneros jueves relucientes como el sol, en mayo de 1862 el alcalde, Francisco Jover, remitió al nuncio Apostólico en España, monseñor Brunelli –vía obispo Anacleto Meoro- un memorial denigrante para la dignidad y buen nombre de la ciudad, solicitando que el anual cortejo se pospusiese de la mañana del jueves a la finalización de las horas canónicas de la tarde en la seo catedralicia. Tras las adulaciones de rigor y de recordarle, no sin intención, que se hacía con fondos municipales, augurándole una mayor brillantez, pompa y asistencia de fieles.

El susodicho prelado, en un ejercicio de fino toreo curial, le contestó que nanay, que la fiesta seguiría su curso secular. Es más, ni siquiera transmitió la petición al nuncio. En abril de 1866, con Miguel Fernández Beloy y Andrés Rosales, alcalde y obispo respectivamente, vuelven a la carga con una moción; pero ahora sí va a saberse el porqué auténtico del cambio matutino al vespertino, al margen de la solemnidad, realce y otros calificativos laudatorios: ”Por cuyo medio (cambio de horario) puede este Municipio economizar los crecidos gastos que, para cubrir y entoldar toda la carrera de esta estación, viene soportando por la destrucción de los lienzos destinados al efecto y su reposición periódica; de la que puede dispensarse en las apacibles y cómodas horas de la tarde; que indudablemente ofrecen además mayor concurrencia y brillantez”. Queda aclarada por tanto las reticencias pasadas. Pero tampoco en esta ocasión el pastor diocesano comulgó con tal argumento. Definitivamente tuvieron que esperar a 1887, durante el episcopado de José Mª Orberá.

Octava y custodia

La antigüedad de la Octava –“espacio de ocho días durante los cuales celebra la Iglesia una fiesta solemne, singularmente la del Corpus Christi”- se remonta en la ciudad al obispo franciscano Diego Fernández Villalán y al posterior Diego G. de Villalobos, quien “propone que la Octava del Corpus se celebre con exposición de S.D.M. desde la hora prima hasta después de misa”. Días festivos que culminaban con la procesión claustral o por el centro de La Almedina, donde radicaba el templo mayor (antigua mezquita principal), según el año de que se tratase. Lo que sí fue norma habitual es que más adelante el exterior –fachada norte y plaza de la Catedral- se cubriese con vistosos tejidos; amén de montar el tablado destinado a representaciones teatrales y a conciertos musicales (1870):

Corpus, porcesiones en la catedral Corpus, porcesiones en la catedral

Corpus, porcesiones en la catedral / D.A. (Almería)

Que se hagan los preparativos necesarios por la Comisión de Actividades Religiosas para que de igual manera que se hizo en anteriores ocasiones adorne la Plaza para el alumbrado y colocación de la música, a fin de solemnizar la Octava del Corpus Christi

Amaneció el luminoso jueves, el esperado gran día de la fiesta barroca. Desde la mañana se sucedían las horas litúrgicas en las cuatro parroquias y en la iglesia metropolitana, a la espera de la tarde en que haría su aparición el Santísimo Sacramento en su templete de plata dorada, sobre andas forradas de terciopelo adamascado; precedido del obispo, deán, capitulares y beneficiados. De regreso, y ya entronizado en el altar mayor, el lugar resplandecía de candelas y hachones de cera perfumada. Era el momento de la representación de autos sacramentales (Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón) y otras piezas teatrales. Y de la música: desfilando delante del cortejo chirimías, violines, fagot y clarines e interpretando marchas e himnos sacros. Y partir de los años cincuenta de la centuria decimonónica por la banda del Municipio, recién fundada y dirigida por el antedicho Bartolomé López.

Gastos y decoración

En cuanto a los gastos ocasionados, siempre corrían a expensas del presupuesto municipal. Ello les llevaba a lamentarse en años de vacas flacas (1868):

Teniendo en consideración la escasez de recursos económicos en que actualmente se encuentra la Hacienda Municipal… Acordó que para el Stmo. Corpus solamente se atienda el gasto preciso para entoldar las calles… Viéndose con harto sentimiento en la precisión de no poder adornar la Plaza con las decoraciones costosas de otros años

O por el contrario, en épocas de ubres pletóricas, tras la Restauración borbónica posterior a la 1ª República:

Deseando este Ayuntamiento que la solemne festividad del Stmo. Corpus Christi, que la Santa Iglesia celebra con toda la pompa u magnificencia del culto católico… Acordó que en el corriente año (1875) se adopten las disposiciones convenientes para que se realice con la mayor brillantez y lucimiento en pública demostración de fervoroso celo… A cuyo efecto se autoriza a la comisión respectiva para que proce4da desde luego a restaurar la armadura (tablado y tienda cubierta) con que venía adornándose la Plaza de la Catedral en años anteriores, haciéndose en su decoración las obras necesarias…

Además de luminarias extraordinarias, gallardetes y flores, la decoración se completaba con en grandes paneles o cartelones (carocas a imagen de Granada) adosados a las paredes del templo y palacio episcopal, con poemas místicos y profanos dedicados a la festividad del día. La práctica estaba perfectamente asentada y en ella colaboraban artistas locales del pincel y la pluma; consiguiendo atractivas estampas y versos críticos o de encendido lirismo. Así lo entendió un pleno en junio de 1862:

Sumamente agradecido este Excmo. Ayuntamiento a la solicitud y deferencia con que la Sra. Dña. Rogelia León se ha prestado a corresponder tan dignamente a la invitación que se le hizo para las composiciones poéticas alusivas a la festividad del Stmo. Corpus Christi, que se han expuesto al público en la decoración construida al efecto en la plaza de la Catedral, cuyo mérito se complace en reconocer con la más sincera satisfacción.

Acordó que se signifique oficialmente la gratitud y complacencia por el esmero, propiedad y precisión con la que ha sabido interpretar sus deseos… dando inequívoca prueba de su fecunda imaginación

Plata de ley

Expolios, donaciones, robos y pérdidas mermaron el ya de por sí disminuido patrimonio de plata labrada por los más afamados artistas del gremio. Entre las alhajas sobresalientes cabe destacar el templete para la custodia adquirido por el cabildo catedralicio (sesión 11 de junio de 1885; siendo obispo José Mª Orberá) al taller de Francisco Isaura, de Barcelona: una joya en bronce dorado de dos metros de altura, adornado de cuatro candelabros de estilo gótico. Se conserva asimismo el ostensorio del siglo XVIII, del platero cordobés Antonio de Santa Cruz (referenciado por Mª del Rosario Torres y Mª del Mar Nicolás). La custodia actual pienso que es la encargada (1964) por el prelado Alfonso Ródenas al orfebre madrileño José Puigdoller.

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