Letras y coplas a la Virgen del Mar (II)
Alabanza. En el transcurso de los años son numerosos los poetas y músicos -de distinta índole y condición- que han prestado su inspiración artística en honor de la patrona de Almería
EL 8 de abril de 1951, siendo alcalde de la ciudad Emilio Pérez Manzuco y obispo de la diócesis Alfonso Ródenas García, el andén de Costa -lindante al Muelle- amaneció profusamente engalanado por el ayuntamiento como marco de la ceremonia de coronación canónica de la Virgen del Mar. Fue entonces cuando se estrenó el himno-barcarola que para la ocasión compusieron Manuel del Águila Ortega y José Padilla Sánchez. Con el lema "Brisas", la letra presentada muy a última hora se alzó con el 1º premio del concurso convocado al efecto:
Sobre las olas Nuestra Señora va caminando;
sobre las aguas viene la Virgen con su Hijo en brazos…
Nadie justificó la chocante ausencia del celebérrimo compositor, pero Manolo nos lo aclaraba -como si de una peque maldad se tratase- en el artículo que le solicité para unos fascículos en prensa dedicados a la Virgen, con motivo del 500º aniversario de su arribada a la playa de El Alquián: "Las rijosas y dogmáticas autoridades almerienses, aún sabiendo por mí que el Maestro estaba en París, entonces -recordemos- no había enlaces aéreos ni facilidades de comunicación rápida, le avisaron con unas horas de anticipación, porque no querían que "un músico de vodevil estuviera presente en el acto solemne de la Coronación", que presidieron obispos y jerarquías políticas y militares a granel". Músico de vodevil y pecaminosamente amancebado, según los muy cínicos prebostes, con Lidya Ferreira, ajeno al matrimonio católico.
CORONA LÍRICA
La gran mayoría de los temas presentados al certamen (más de ochenta) duermen el sueño de los olvidos absolutos. Otros muchos poemas, de distinta métrica y antigüedad, fueron en cambio reunidos por Florentino Castañeda Muñoz (1905-1995), el poeta laujareño pendiente aún del merecido reconocimiento de sus paisanos. El 18 de septiembre de 1976, festividad de la Virgen de la Salud, patrona de Laujar del Andaráj (finalizado en "j" y no "x", como le gustaba precisar a D. Florentino), Gráficas Valero, en plaza Lugarico (Masnou), y por tanto vecina de los también impresores Úbeda y Bretones establecidos en la de Bendicho, Graficas Valero, digo, terminó de imprimir "Corona Lírica a la Santísima Virgen del Mar, Patrona de Almería. En el 25º aniversario de su Coronación". Su edición corrió a cargo de la Real e Ilustre Hermandad de la Santísima Virgen del Mar almeriense, con portada del añorado indaliano José Mª Molina.
El librito, corto de paginación y largo de contenido, acoge con primor a 37 autores identificados y tres anónimos, quienes firman un total de 50 composiciones. Entre sus nombres más "sonoros" figuran los citados Francisco Villaespesa, del Águila y Castañeda, además de Rafael Alberti, Manuel Benítez Carrasco, Emilio Carrión, Julio Alfredo Egea, Isabel Ferry, Modesto García Contreras, Juan de Mata García Guisado, López Cuadra, Martín del Rey, Isabel Millé Giménez, Monsuárez de Yoss, Justo Mullor, Mª de Gádor Navarro, Antonio Ruíz de Padilla, Manolo Sánchez Miró, Adriano del Valle, Juan Antonio de Benavides y Celia Viñas
POEMARIO
Independiente de su calidad literaria y hagiográfica (común a la mayoría), procedemos a un muestreo de aquellos que hemos creído más asequibles y populares y menos hiperbólicos. El orden es aleatorio, iniciándolo con la referencia literaria más antigua, al margen de unos "Gozos" inéditos. Se trata de la obra teatral en verso "La gran comedia nueva de Nuestra Señora del Mar y conquista de Almería" que, según el erudito Florentino Castro Guisasola, "pertenece a los últimos años del siglo XVII o principios del XVIII". Tres ejemplares se conservan en el Archivo Municipal y de Diputación Provincial, con prólogos del propio Castro Guisasola y Dº Paco Gomis Peinado (este, fotocopia del original depositado en la Biblioteca nacional).
Por deferencia al "padre" de la Corona Lírica, las primeras coplillas, por jotas y fandanguillos alpujarreños, corresponden a su recopilador:
Desde Almería hasta el Ebro
se fue la Virgen del Mar
a enseñarle el fandanguillo
a la Virgen del Pilar.
Y la Virgen del Pilar
desde Aragón otro día
fue a cantarle una "jotica"
a la Virgen de Almería.
¡Las vírgenes de viaje!
-dice San Pedro, extasiado-.
Entre jotas y fandangos
la que en el cielo se ha armado…
Manolo del Águila no se limitó a la salve oficial: asimismo nos dejó musicada una letra harto conocida. Y otras, no tanto:
La Patrona de Almería
no quiso venir en barca
porque como es pequeñica
prefirió concha de nácar.
La Señora y el Niño
van navegando
por un mar de sonrisas
azul y blanco…
Una torre morena,
un viejo guarda,
las piedras de la orilla
y unas retamas
en asombrosa espera
ven su llegada…
Prosigue el gaditano marinero en tierra, Rafael Alberti, ligado a Almería por estrechos lazos familiares:
¡Virgen del Mar, matutina,
faro de los albos puertos,
cristal de roca marina,
dalia de los mares muertos!
Mira al peregrino
que asciende a ti de la mar
sin voz, sin luz, sin polar
sobre un lebrel submarino!
La Virgen del Mar quisiera
que el barco de la alegría
tuviera solo por guía
sin tu lebrel, tu bandera
Julio Alfredo Egea, nuestro laureado poeta velezano (de Chirivel) se suma a la exaltación mariana:
Carmelitana flor de bahía,
y de alta mar y del profundo océano,
sálvanos con azules de alegría.
Pólvora y ola frente al soberano
fleco del manto tuyo, Madre mía,
Capitana del Mar, ¡tended la mano!
La ilerdense de nación y almeriense de adopción, Celia Viñas Olivella, no podía ser ajena, naturalmente, a esta Corona Lírica:
Virgen del Mar, Señora de las Olas,
segadora de espuma y playeríos,
jardinera, morena, que arrebolas
la estremecida flor de los navíos
Pon tu mano salada y marinera,
capitana almirante de mi escuadra,
sobre el viento y la brisa aventurera
Durante la posguerra se reeditaron los decimonónicos Juegos Florales que tanta aceptación gozaban entre la pequeña burguesía provinciana. En 1955, bajo el lema "Marzo", fue premiado un exultante soneto. Antes, en 1949, sería el granadino Manuel Benítez Carrasco quien se alzase con la Flor en liza. En un extenso romance (dividido en VIII actos) narra el viaje por la mar mediterránea de la barquichuela celestial que transportaba a la Virgen. Esta, desoyendo los cantos de sirena que le lanzaban desde puertos ribereños de Italia y Francia y aún de las levantinas Valencia y Murcia, proseguía su rumbo a Andalucía hasta depositarse en Almería, fin de la singladura protegida por ángeles, arcángeles y delfines:
Y saltando de la leve
barca de sus zapatillas,
la Virgen, toda riendo,
desembarcó en Almería.
Almería cerró el Puerto:
¡la Virgen ya no se iría!
Prisionera entre naranjos
quedó la Virgen María.
A su estela marinera se embarcó Emilio Carrión, el poliédrico valenciano-almeriense que le dio nombre a la prestigiosa masa coral actual:
Morenita de yodo y de rocío
cuajadita de estrellas y jazmines
protegida por lindos baldaquines,
desde el trono gobiernas tu navío.
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