Listín Médico (VII) Aben Ibn Játima (VII)

Epidemia. La Peste negra galopó con su reguero de muerte por Europa. De 1348 a febrero de 1349 se adueñó, con gran cosecha de víctimas, de los arrabales capitalinos más míseros

Listín Médico (VII) Aben Ibn Játima (VII)
Antonio Sevillano

13 de diciembre 2014 - 01:00

SIENDO consecuente con la cronología, al comienzo de la serie "Listín de Médicos" -o al retomarla la semana pasada con las figuras de los Dres. Rafael Aráez y Elena Gómez Spencer- tendría que haberla encabezado sin duda con Abu Ibn Játima, versión reducida del nombre completo: Abu Yafar Ahmad b. Muhammad Alí b. Játima al-Ansäri. Para los interesados en temas históricos locales, el hispanomusulmán almeriense figura referenciado en los dos diccionarios biográficos más consultados: "Almería hombre a hombre", de Tapia Garrido, y el Enciclopédico del IEA, coordinado por Julián Pablo Díaz y en el que colaboramos un centenar de autores. A título personal también lo incluí en "Diario del Milenio", monográfico que con motivo de la onomástica de la Taifa iniciada por Jayrán publicó Diario de Almería y al que, agotado aquel en papel, pueden ahora acceder desde la portada de su edición digital.

Poeta e historiador, la fama literaria de tan señero personaje se extendió por el al-Andalus medieval pareja a sus conocimientos filosóficos y de Medicina. Vivió en el siglo XIV y su nombre merecería figurar en el frontispicio poético de la milenaria al-Mariyya, de cuya memoria prácticamente ha desaparecido. No existe certeza en las fechas que se barajan, pero debió nacer con la centuria y fallecer sexagenario. Destacó en distintas ramas del saber (gramática, geografía, retórica, teología) y no tuvo ambiciones políticas territoriales ni aspiró al poder local. Su generosidad con la gente del pueblo le llevó a organizar reuniones y tertulias (maylis y madrasas) impartiendo enseñanzas que ampliaban su nivel educativo y cultural.

Ibn Játima cosechó las máximas muestras de respeto de sus contemporáneos del reino nazarita. Su fiel amigo granadino Ibn al-Jatib, prestigioso polígrafo y visir de Muhammad V, manifestaba en sus escritos la admiración que despertaba nuestro paisano en el palacio cortesano alhambreño, y no debía exagerar:

Es de Almería, lleva por kunya (estirpe) Abú Ya`far y es conocido por Ibn Játima. Es un sabio al que todos piden consejo; conocedor de todas las cosas del saber, polifacético en su ciencia, de inteligencia aguda, justo en sus opiniones y penetrante en sus juicios, Frecuenta las reuniones de los intelectuales y se distingue por su buena escritura, su buen carácter y su facilidad para improvisar versos. Es la belleza de las bellezas de al-Andalus. Escribió en prosa y verso y escogió el más alto grado en la vida religiosa, dirigiéndose al camino del bien. Fue kätib (secretario o escribiente) distinguido, formalizaba contratos y fue muqri´ (lector del Corán) de la mezquita mayor de Almería.

TRATADO DE LA PESTE

La muerte negra invadió el viejo continente como si de una maldición bíblica se tratara. No existen cifras concretas, pero la población descendió de manera alarmante víctima de la peste bubónica (bubones o inflamación dolorosa y hemorrágica de glándulas linfáticas). En cualquier caso, se calcula que en Europa acabó con la vida de entre 25 y 30 millones de personas, mientras que en España la demografía se desplomó de seis a dos y medio. El séptimo sello, película de Ingmar Bergman; las pinturas de Brueghel el Viejo y El Bosco o el libro de relatos amoroso-galantes El Decamerón, se inspiran en la terrible plaga infecciosa. El bacilo yersinia pestis provenía de Mongolia, siendo ratas y pulgas las propagadoras. En Alemania -junto a Francia, Inglaterra e Italia sufrió con mayor dureza el contagio- se acusó a la comunidad judía de haber envenado el agua, lo que obligó al papa Clemente VI a intervenir para evitar un masivo linchamiento semita.

De su presencia en España y métodos para mitigar la virulencia, Ibn Játima publicó Consecución de la finalidad en el análisis de la epidémica enfermedad, es decir: Descripción de la peste y medios para evitarla en lo sucesivo. El agente patógeno "entró" por Barcelona, Mallorca y otros puertos levantinos, transportado por navíos genoveses. En Almería alcanzó su máximo desarrollo de junio de 1348 a febrero de 1349, teniendo su incidencia más devastadora en los barrios pobres y deprimidos, donde a la precaria higiene y alimentación deficitaria se sumaba la compraventa e intercambio de ropa y enseres domésticos ya utilizados por los epidemiados. Entre otras diez razones, Játima subrayaba la topografía costera y "los vientos del sur que soplan libremente".

SUMARIO

El manuscrito consta de siete capítulos. Se conservan dos copias: en la Biblioteca Real del monasterio de El Escorial y en la Nacional de Berlín:

Del verdadero carácter de la peste que apareció en Almería el año 1348

De la explicación de su naturaleza según la ciencia médica

De las causas generales y particulares que la determinan

De la opinión del autor acerca del influjo ejercido por la vecindad o proximidad de los vecinos en el contagio

De los medios preservativos

De la explicación del pensamiento del Profeta acerca de la peste

Del examen de dos cuestiones jurídico-religiosas acerca de la interpretación de dos textos: uno del Corán y otro de la tradición.

Considera Játima que el contagio se produce a través de "organismos minúsculos que pasan de un cuerpo a otro" (no cita ratas ni pulgas) y tiene en cuenta las anteriores enseñanzas médicas de Avicena y Maimónides, recomendando la ingesta de plantas medicinales y la socorrida práctica de sangrías (después de darle a beber al enfermo una pócima de vinagre mezclada con jarabe de rosas): Se da salida a la sangre en el sitio (punción) donde el paciente sienta más agudo el dolor. Aconsejaba igualmente medidas de tipo sicológico y moral: Es conveniente crear un clima de alegría, serenidad, recreo, esperanza… Buscar sociedad amable y agradable, leer libros entretenidos de Historia… No hablar mal de terceras personas. Evitar el ánimo triste, las excitaciones, la ira, la cólera… El miedo, el espanto… ¡Y esperar a que Alá fuese Misericordioso!, añadimos nosotros.

ANTOLOGÍA POÉTICA

De su obra escrita -parte de ella desaparecida o fuera de España- destaca, además del comentado tratado sobre la Peste, Dïwän, poemario místico y retórico, experimental y alegórico, en cinco apartados fechados en 1337-38: panegíricos y alabanzas, poesía amorosa, agudezas y donaires, recomendaciones y máximas y moaxajas. Cuenta Soledad Gibert -traductora del manuscrito original en lengua magrebí conservado en la Biblioteca Real de El Escorial- que estas últimas son las de mayor calidad poética y cercanas a lo popular. Moaxajas y jarchas (versos rematando cada estrofa) que por métrica y ritmo (cadencia andaluza) se encuentra en la raíz de la música andalusí y por tanto en el origen de ciertos melismas flamencos. A su muerte sobre 1365, Abu Ibn Játima, el dilecto amigo de otro singular sabio almeriense, Abú Barakat al-Balafiquí, fue enterrado junto a su hermano menor en la rawda familiar (cementerio-jardín privado) en el arrabal de al-Hawd, que hoy ocupa el barrio Pescadería-La Chanca.

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