EL MOTA ¿criminal o víctima?

EL MOTA ¿criminal o víctima?

08 de agosto 2011 - 01:00

MANUEL Pérez Berenguel, alias "El Mota" como era conocido y temido popularmente en la provincia fue fusilado el 17 de julio de 1945. Su persona y su recuerdo aún pervive para muchas personas de anteriores generaciones como la de un personaje de leyenda.

Se dice que Almería fue la única provincia que tuvo mas "maquis" o "guerrilleros" muertos. Las cifras se han elevado hasta treinta y dos. Sin embargo el numero de "enlaces" detenidos situó a la provincia almeriense junto a Jaén como las únicas de Andalucía en la que ni un solo de estos hombres buscados por la justicia se entregó a la Guardia Civil. Curiosamente entre estos detenidos no había pescadores o marineros, pese a que los dos puntos de embarque y desembarque de estos hombres hacia Orán estaban situados en las inmediaciones de Rambla Morales y en la Punta de los Baños en Guardias Viejas.

El recuerdo de este personaje controvertido surgido de la miseria de la posguerra en la provincia de Almería aún se presta una serie de múltiples contradicciones. Se dice que en la primavera de 1942 se echó al monte, tres años después "El Mota" fue fusilado la tarde del 17 de julio de 1945 en un paredón del cementerio de San José, un día antes de recibir un anunciado indulto y que por razones un tanto extrañas llegó con sospechoso retraso.

Manuel Pérez Berenguel, nació en Benahadux a finales del año 1907. Sus padres fueron Manuel Pérez Mota y María Berenguel Rodríguez. Durante su infancia y adolescencia se dedicó al pastoreo como el resto de la familia y apenas tuvo tiempo de ir a la escuela. Poco mas tarde deja el pastoreo y empieza a trabajar a sueldo. Unos años mas tarde se colocó como minero en una explotación de azufre en el paraje de la Partala de Benahadux donde le pillo la guerra.

Se casó con apenas 22 años a finales de 1929 con María Góngora García. Del matrimonio nacieron sus hijos Manuel y María.

Sin embargo una delación marcó su camino. Fue traicionado por alguien, se habló de un cortijero de la zona de Rioja como autor del chivatazo, que puso a las autoridades sobre la pista para poner fin a sus fechorías.

Sin embargo, antes del final de la vida del Mota, éste acabada la guerra civil, como tantos otros vencidos huyeron a Francia. Durante la contienda fue detenido en Guadalajara y conducido al cuartel de la Remonta de Caballería.

Allí, aseguran algunos que El Mota llegó a obtener la graduación de teniente un hecho un tanto controvertido y de escasa fiabilidad, teniendo en cuenta que estaba recluido y carecía de cualquier tipo de formación militar.

Hombre avispado y con unas ideas muy claras, al poco tiempo empezó a rondarle por la cabeza huir del campo de concentración francés. Un buen día logró escapar y al poco tiempo aparece de nuevo por Benahadux en su casa en Los Castillejos. Su mujer le informa de lo que ocurre en la provincia con inesperadas detenciones, palizas y fusilamientos a todos aquellos declarados de izquierdas como él, único delito para una persona honrada que no era un ladrón y mucho menos un asesino. Las inquinas e intrigas alertan al Mota que al empezar a sentirse acosado por la persecución franquista decide poner tierra por medio.

Primero se fue a la sierra de Enix, se esconde por la zona del Marchal de Antón López y luego se desplazó hasta Rágol donde vivían unos parientes. En Enix trabajó y vivió una larga temporada. Se cuenta que una mujer se enamoró de Manuel, cuyo marido la maltrataba y El Mota ya no se encontraba a gusto allí y decidió irse. Por entonces es cuando ya comienza a extenderse su leyenda de forajido. Pronto se cuenta que en Laujar de Andarax mató a un guardia civil durante un tiroteo. Su vida dio un profundo vuelco. Un vecino de esta localidad, llamado Alfonso fue quien lo denunció por un robo inexistente. La suerte ya estaba echada y El Mota, fuese o no el autor de aquella muerte ya estaba en el punto de mira de la Guardia Civil.

Durante cierto tiempo las batidas de la Guardia Civil por las sierras buscando al Mota se sucedían una tras otra. Las hazañas del Mota se multiplicaban. Algunos se preguntaban como podía estar en tantos sitios a la vez. Cualquier robo, cualquier hecho delictivo tenía como dedo acusador al Mota. Se dice que era un maestro del disfraz para ocultar su verdadera identidad. Se vistió de sacerdote, militar e incluso de empleado de una funeraria. Incluso en una ocasión con varios de sus hombres lograron hacerse pasar por miembros de "la Brigadilla" de la Guardia Civil.

Se produjeron situaciones que eran imposible de comprender so pena que tuviese el don de la ubicuidad. Hubo muchas denuncias falsas o no comprobadas en toda su extensión que fueron alimentado su leyenda.

Lo cogieron finalmente a mediados de enero de 1945 en Rioja en el llamado cortijo de San Miguel casi en el limite con Benahadux. Un cortijero lo delató a la Guardia Civil. En el momento de su detención El Mota dormía placenteramente.

Las autoridades locales escogieron para su fusilamiento, el 17 de Julio para evitar la muerte en una fecha tan señalada como la festividad de la Virgen del Carmen o la conmemoración entonces del Alzamiento.

Ese día, El Mota lo pasó en su celda incomunicado. No gritó, ni acusó a nadie. Tuvo entereza en todo momento y no se revolvió o agredió a los funcionarios cuando lo sacaron de la celda camino de la muerte. Ya en el cementerio, con paso, firme y decidido se dirigió a la tapia que le señalaron sus ejecutores. Eran las siete menos cuarto de la mañana. Murió agujereado a balazos llevándose a la tumba muchos misterios no aclarados de su vida. Como su misma tumba, que nadie sabe donde está.

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