La Mancha que vio Cervantes (23)
Molinos de viento. Probablemente tendrían cierta repercusión desde el siglo XV y acaso resurgieron con motivo de las sequías del siglo XVI, en cuya segunda mitad se intensifica su expansión
El Pedernoso
15 de diciembre de 1575
Relaciones Topográficas de los pueblos de España de Felipe II (Archivo/Biblioteca del Real Monasterio de El Escorial)
ESTA villa está en el Marquesado de Villena, que ordinariamente se llama Mancha… Media legua de esta villa, hacia la parte donde se pone el sol, hay una vega de tierra salobre donde hay juncares y albardinales, en la cual nacen unas fuentes salobres, y de ellas se funda y hace un arroyo que corre agua en invierno, el cual se llama el Arroyo de la Presa y es de poca agua, porque de verano no corre… De tiempo de invierno hacen sus moliendas en ciertos molinos, de poca calidad, que hay en este arroyo dicho de la Presa, y en otros molinos de viento que dicen.
Y, en tiempo de verano, van de esta villa a hacer las moliendas a el río de Júcar, que es nueve leguas de esta villa, porque en el dicho arroyo de la Presa hay seis casas de molinos, que tiene cada uno una rueda que muele de invierno, son de particulares vecinos de esta villa.
Probablemente los molinos de viento tendrían cierta repercusión desde el siglo XV y acaso resurgieron con motivo de las sequías del siglo XVI, en cuya segunda mitad se intensifica su expansión, aunque estuvieron mucho menos extendidos que los de agua.
Al respecto son significativos los dos casos siguientes: el 1 de abril de 1579 Belmonte, en respuesta a la pregunta 21 de las Relaciones Topográficas de Felipe II, dice que la villa "tiene muchos molinos de viento, con que se suple la falta de los de agua", y Tarazona de la Mancha el 25 de diciembre de 1575, al cumplimentar las preguntas 20 y 21 de las Relaciones Topográficas de Felipe II, dice que "el río Júcar pasa dos leguas de esta villa… esta villa no tiene molinos ningunos, y que las moliendas todas están a la parte de dicho río y se pasan por barcas y vados, y se pasan a mucho peligro y trabajo", a pesar de esta situación tan penosa Tarazona de la Mancha no tiene molinos de viento.
Si bien, en las Relaciones Topográficas de Felipe II no se hace alusión a molinos de viento, resulta evidente que después de 1576 muchos pueblos manchegos, como La Mota del Cuervo, El Toboso, etc., los vieron alzarse, igualmente es cierto que numerosas localidades los poseyeron durante los siglos XVII y XVIII, en los cuales continuó la expansión, y no los tenían antes.
El 12 de diciembre de 1752 Campo de Criptana, en respuesta a la pregunta 17 de las Generales del Catastro de Ensenada, dice contar con 34 molinos harineros de viento "andantes", y uno de agua "que solamente podrá moler de invierno, en años copiosos de lluvias, el cual al presente no está corriente".
La Mota del Cuervo el 27 de mayo de 1752 responde, a la pregunta 17 de las Generales del Catastro de Ensenada, que existen 15 molinos harineros de viento localizados en la "Loma y Ribera de la villa":
Molino de viento propiedad de don Francisco Belmonte, "por tener mejores casas que vayan a moler, le consideran de utilidad anual cuarenta y cinco fanegas de trigo. Bajada la tercera parte de éste, y los demás mo1inos, que es uso y costumbre darles a los molineros por su trabajo en esta villa, 1e quedan líquidas y para dicho don Francisco treinta fanegas de trigo, que valen al precio dado quinientos y cuarenta reales vellón".
Molino de viento de Juan Alcolao, vecino de Madrid, arrendado en 400 reales.
Molino de viento propiedad de don Esteban Castaño, "del hábito de San Juan", arrendado en 396 reales.
Molino de viento del "convento de religiosos calzados de la Santísima Trinidad de la villa de Santa María del Campo, está arrendado en trescientos diez y seis reales vellón".
De los restantes 11 molinos de viento dos están arrendados en 540 reales cada uno, otro en 480, dos en 396, tres en 360, dos en 324, y uno arrendado en 288 reales.
El Toboso
18 de noviembre de 1752
Respuestas Generales del Catastro de Ensenada, pregunta 17
Hay en el término diez molinos harineros de viento corrientes, que pertenecen:
Uno, en la Ribera Camino del Quintanar, al licenciado don Juan Antonio Sánchez Márquez, presbítero, abogado de los Reales Consejos, cura propio de la villa.
Otro siguiente, en la misma Ribera, a don Andrés Martínez Izquierdo tres cuartas partes, y la restante a Diego Morales Sacristán.
Otro siguiente, en la misma Ribera, a Pedro Panduro Aguilera, tres cuartas partes y las restantes a José Arévalo.
Otro siguiente en la dicha Ribera a Diego Bargas tres cuartas partes, y la restante a Benito García Espejo.
Otro siguiente, en dicha Ribera, a don Diego Arias tres cuartas partes y la restante a Lucas Carriazo.
Otro, en la misma Ribera, al licenciado don Diego Nicolás de Morales, abogado de los Reales Consejos, tres cuartas partes, y la restante a Antonio Morales Sacristán.
Otro, en la misma Ribera, por mitad a Diego Morales Sacristán y fray Sebastián de Morales, religioso trinitario calzado, conventual en su convento de Madrid.
Otro siguiente, en la misma Ribera, a Gabriel Collado.
Otro, en la Ribera Camino del Campo, a don Pedro Ortiz tres cuartas partes, y la restante a Damián Roardo.
Otro, en la Ribera Camino de La Mota, por mitad a don Miguel y doña María Chacón.
Que siendo todos de una muela, iguales en la distancia, inmediata a la población, pasando a regular el producto de cada uno, es para el dueño y por año, treinta fanegas de trigo.
En el siglo XVII, pero especialmente en el XVIII y buena parte del XIX, los molinos de viento manchegos, aparte de una presencia más cualitativa que cuantitativa en el territorio albaceteño, tienen como marco más característico de su distribución determinados espacios de las actuales provincias de Ciudad Real (José de Hosta, Crónica de la Provincia de Ciudad Real, en Crónica General de España, o sea Historia ilustrada y descriptiva de sus provincias, sus poblaciones más importantes y posesiones de Ultramar, dirigida por Cayetano Rosell, Madrid, l865), afirma: "lo que sobre todo abunda de un modo sorprendente son los molinos de viento, pues casi no hay un cerro o una pequeña eminencia en donde no se presenten aquellas formidables aspas, que el héroe manchego tomó por gigantes", Toledo sureste, sobre todo desde el siglo XVIII, alcanzando en el XIX su mayor apogeo y Cuenca especialmente en el territorio que formaba, a mediados del siglo XIX, el partido judicial de Belmonte.
El Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus Posesiones de Ultramar de Pascual Madoz, 16 tomos, Madrid, l845-l850, pone de manifiesto que, a mediados del siglo XIX, la distribución de los molinos de viento manchegos, exceptuando algunas localidades donde se encuentran de modo más esporádico, configura un territorio formado por los partidos judiciales de Quintanar de la Orden (Toledo) 36 molinos, de ellos 9 corresponden a El Toboso; Belmonte (Cuenca) 36 molinos de viento, de éstos en Mota del Cuervo se encontraban l8, en El Pedernoso 3, y en Villaescusa de Haro l; Alcázar de San Juan (Ciudad Real) 45 molinos de viento, pasarían de este número pues Madoz no reseña los del municipio que da nombre al partido judicial, Puerto Lápice tenía 5, destacaba Campo de Criptana con 27.
No hay comentarios